Antiguallas – por Emilio Sales Almazán

El capitán Camilo Techera siempre andaba con Dios en la boca, buenos días si Dios quiera, hasta mañana si Dios quiere.
Cuando llegó al cuartel de artillería, descubrió que no había ni un solo soldado que estuviera casado como Dios manda y que vivían todos en pecado, retozando en promiscuidad como las bestias del campo.
Para acabar con aquel escándalo que ofendía al Señor, mandó llamar al sacerdote que oficiaba misa en la ciudad de Trinidad. En un solo día, el cura administró a los soldados de la tropa, cada cual con cada cuala, el santísimo sacramento del matrimonio en nombre del capitán, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Todos los soldados fueron maridos desde aquel domingo.
El lunes, un soldado dijo:
– Esa mujer es mía.
Y clavó un cuchillo en la barriga de un vecino que la estaba mirando.
El martes, otro soldado dijo:
– Para que aprendas.
Y retorció el pescuezo de la mujer que le debía obediencia.
El miércoles…
La Institución conyugal, Eduardo Galeano

Que el Arzobispado de Toledo ha significado ayer, hoy, y esperemos que no mañana, los más rancio y anacrónico de la Iglesia Oficial es sabido. Por esta institución han pasado en los últimos decenios lo más granado del conservadurismo eclesiástico, los arzobispos Isidro Gomá, Enrique Plá y Deniel, el ligerísimo aire fresco de Vicente Enrique y Tarancón, Marcelo González, Francisco Álvarez y el actual Antonio Cañizares.

Solo desde la libertad que permite esta democracia por la que muchos y muchas luchamos y cuyas esencias son la antitesis de los predicados de monseñor Cañizares y Cía., se puede concebir la libertad de expresión que goza, y que defiendo para que este personaje pueda decir y hablar.

Sus manifestaciones, contrarias a muchos preceptos constitucionales son admitidas y jaleadas por los miembros más reaccionarios de esta sociedad de pensamiento plano.
Sus alegatos contra el matrimonio de ciudadanos del mismo sexo son el indicio claro y palpable de cómo se atreve a inmiscuirse en asuntos que les son ajenos. Uno, por que no van a contraer nupcias en sus “chiringuitos”, dos, por ser una cuestión de derechos civiles, tres, porque en cuestiones nupciales son los que menos pueden hablar por la prohibición expresa que tienen de casarse, y por último, por su afán de perpetuar el pecado a todo los que no les cuadre para sus intereses, siendo las cuestiones carnales algo ajeno a su ámbito.
Ni que decir tiene con el asunto del aborto. Su manipulación de la realidad científica y su persecución a las mujeres que libremente disponen de su vida y de su cuerpo. Todo se circunscribe a una cuestión de lucha de clases. Si no de que harían la vista gorda sobre las devotas que accedían al aborto en viajes al extranjero o en clínicas privadas porque se lo pueden costear económicamente. La mujer que decide abortar no lo hace por gusto, la situación que debe afrontar es dramática, y en muchos casos la desinformación y el interés de esa iglesia oficial para que paramos sin descanso es fundamental.

Por otro lado está la cuestión educativa y la enseñanza religiosa en los centros públicos. Las creencias religiosas forman parte del ámbito de lo privado y, por lo tanto, la enseñanza de las religiones deben de quedar al margen de la enseñanza obligatoria y fuera del currículo escolar. La escuela, hoy más que nunca, debe ser un espacio público, donde el adoctrinamiento religioso o ideológico quede fuera de sus puertas.

Por ello, debemos abogar por un modelo de Escuela Laica, que eduque sin dogmas, en valores humanistas y universales, en la pluralidad y en el respeto a los derechos humanos, en la asunción de la diferencia y de la diversidad y en los valores éticos, no sexistas y democráticos. Debe ser una escuela en donde se sientan cómodos, tanto no creyentes, como creyentes de las diversas religiones o creencias. Y esto es lo que monseñor Cañizares y su grupo no quieren. La escuela no debe ser un negocio, y para ellos la enseñanza es una fuente de proselitismo y de ingresos económicos.

Malek Chebel es un especialista en cultura islámica, según hace referencia a la situación actual del islam, argumenta: “El cepo en que se encuentra aprisionada la sociedad árabe, persa o indonesia, no es fácil que se abra porque la corporación de clérigos ha comprendido desde hace mucho tiempo que la elevación del nivel de vida y sobre todo la adquisición de conocimientos racionales –las dos punta de lanza del progreso humano- son dos factores que limitan su influencia”. Quizás la clave está en la ilustración, el conocimiento, la educación en libertad. Las condiciones sociales y los espacios de libertad hacen que los fundamentalismos no afloren. Pero las teorías de ciertas eminencias de la iglesia oficial hacen pensar que no se encuentran a disgusto si la ignorancia y el recorte de libertades se hicieran pasto de la sociedad española.

Emilio Sales Almazán. Talavera.
Colaborador, El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barcelona, 15 Junio 2004.