Presentamos una traducción de un artículo de Abdel Bari Atwan, director del diario árabe publicado en Londres Alquds Al-Araby. Nos realiza un análisis de los últimos sucesos acaecidos en Arabia Saudita dentro del contexto de la guerra contra el terrorismo.
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Traducción – Guerras ocultas
Los sucesos de Arabia Saudí: Causas y resultados – por Abdel Bari Atwan
Los sangrientos sucesos acaecidos en la ciudad saudita de Aljobar, base de la industria petrolífera, reafirma que la organización de Alqaeda ha salido cuatro años después de la guerra norteamericana contra el terrorismo, más fuerte y más capacitada para infligir mayores pérdidas materiales, morales y humanas contra EEUU y sus aliados, bien sea dentro del mundo islámico, o fuera de él. Después del éxito de la organización en sacar a las fuerzas norteamericanas de sus bases en Arabia Saudí, ahora camina firme para sacar a todos los ciudadanos extranjeros y golpear las súper e infra-estructuras del régimen, preparando la dinamitación de sus bases políticas y de seguridad.
La llegada de una célula de Alqaeda hasta Aljobar, con el objetivo de atacar a los trabajadores extranjeros de las multinacionales occidentales, pocas semanas después de una operación similar en la ciudad de Yanbo, otra base de las industrias petroquímicas, es una demostración de su capacidad para penetrarse dentro de todas las barreras, atravesando las medidas de seguridad extremas que se vienen tomando, llegando con facilidad a los objetivos que desea. Estos dolorosos golpes que la organización de Alqaeda ocasiona, por su planificación y ejecución, hay que atribuirlos a una de tres causas principales. La primera, es que el cuerpo de seguridad saudita, está totalmente atravesado por Alqaeda. La segunda, que los agentes de seguridad no están convencidos ni deseosos en defender al régimen y morir por él. La tercera, es que estas fuerzas, no están habilitadas para tratar con peligros causados por una organización de carácter ideológico-fundamentalista, con amplia experiencia operativa como Alqaeda. Sin exagerar, el fracaso de las fuerzas de seguridad, más el ejército, en detener a los secuestradores, consiguiendo estos, abandonar la zona a pesar de la vigilancia y el bloqueo extremos, tienen como causa, todos los elementos anteriormente mencionados. Los gobiernos de Arabia Saudí y EEUU han perdido la guerra contra la organización de Alqaeda por distintas razones, resumiendo las causas de esta perdida, por parte saudita, en los siguientes tres razonamientos:
Primero: El fundamentalismo islámico adoptado por la organización de Alqaeda, es el mismo que adoptó el régimen saudita desde hace setenta años, así que la organización se mantuvo fiel a las convicciones del régimen, al mismo tiempo en que el régimen bruscamente, y bajo presiones norteamericanas, las abandonó, contrariándose con su costumbre de tomar precauciones y ser cauteloso, a la hora de cambiar posiciones políticas o pretender reemplazarlas, así que, la organización se encontró en un ambiente afín y en nada desfavorable, dentro del Reino de Arabia Saudí.
Segundo: el régimen saudí, tomó medidas políticas cortas de vista para con la organización de Alqaeda y su líder, participando en su propulsión, hacia la violencia armada, bien sea a través de su fracaso en acoger a los miembros de la organización, una vez finalizada su misión en Afganistán y su retorno a casa, o bien, presionando sobre el gobierno de Sudan, en coordinación con la insistencia del gobierno egipcio, para alejar al Cheij Osama Ben Laden de Jartum, una vez que le fue retirada la nacionalidad saudí, recordando sus orígenes yemenitas. El Cheij Ben Laden, se limitaba a ejercer una labor de carácter reformista y pacífica en el Sudan, conformándose con el envío de comunicados a la prensa. De haberse quedado en Sudan, en lugar de empujarle a Afganistán, no se habría encontrado con el ambiente ideal para el extremismo y su vuelta a la lucha armada.
Tercero: el régimen saudí, al igual que la administración Bush, creen en las soluciones militaristas para enfrentarse a las organizaciones armadas, demostrando estas soluciones, su fracaso en Afganistán y su éxito excepcional en Argelia. Básicamente, Argelia es un país laico, y el islam ideológico y revolucionario, fue una respuesta a la corrupción, sin embargo, en Arabia Saudí, es genuino, representa a la mayoría absoluta de la población y recibía su apoyo del estado saudí desde su establecimiento. El régimen saudí, respondió a todos sus oponentes con violencia, ya sea una oposición armada, como Alqaeda, o las asociaciones de la sociedad civil, que reclamaban los cambios y las reformas pacíficamente, así pues, acabó perdiendo a los dos, encontrándose sin ninguna cobertura real y legitima desde la base social, exceptuando algunos predicadores a sueldo del “Sultán” y plumas de la prensa y la media oficiales. Incluso he oído que algunos de estos periodistas, empiezan a temer por su seguridad y eluden o rechazan calificar con el término de “terroristas”, a los atacantes de Aljobar durante las entrevistas en Aljazeera y Alarabía.
La administración norteamericana, perdió su guerra contra el terrorismo, a pesar de su ampliación y las decenas de millares de dólares que se gastó en ella, porque la vanidad de la fuerza, la cegó, impidiéndola hacer valoraciones realistas, escuchando a algunos expertos árabes y arabistas, que le presentaban los consejos y los estudios que le convenían a su estrategia anti-árabe y anti-islámica, siendo estos estudios, el reflejo de situaciones irreales. Podemos resumir las causas de la pérdida de EEUU de ésta guerra, en los siguientes puntos:
Primero: la ampliación del circulo de la guerra, incluyendo a Irak, dando una imagen de EEUU, como el enemigo cuyo objetivo es humillar a los árabes y a los musulmanes. La guerra contra Afganistán, no consiguió eliminar a Alqaeda y establecer un régimen democrático fuerte y capacitado para imponer la seguridad, más aun, la guerra contra Irak, facilitó el lugar idóneo para Alqaeda en un enfrentamiento real contra los norteamericanos, donde existen unos 150.000 soldados americanos y otros 50.000 soldados de la coalición, lo que representa una substanciosa caza para los miembros de la organización de Alqaeda.
Segundo: la guerra sobre Irak y Afganistán demostró que una súper potencia como EEUU, puede cambiar regimenes a través de la fuerza militar, pero que le es imposible derrotar a grupos y organizaciones extremistas con la misma facilidad, rapidez y con los mismos medios. Cuando una organización como Alqaeda, posee cincuenta sucursales en cincuenta países, no es posible bombardearlas todas con los B-52 o con los misiles intercontinentales.
Tercero: el mundo de hoy, vive la democracia de la tecnología, sobrepasando la hegemonía de los estados y sus fronteras, así pues, al igual que las organizaciones moderadas y humanitarias como Amnistía o Exfam, pudieron beneficiarse de la red de Internet, la organización de Alqaeda la utilizó con éxito, siendo esta, una tecnología muy barata, pudiendo intercambiar informaciones e instrucciones entre las sucursales de alrededor del mundo, en pocos instantes. Así fue como nos enteramos a través de Abdel Aziz Almuqarran (líder de Alqaeda en Arabia Saudí), de los sucesos en Aljobar con su voz e imagen, obligando al gobierno saudí, a rectificar su primer relato de los hechos, sobre el número de muertos o la detención en pocos minutos como se dijo en un principio, de los secuestradores.
Cuarto: la actual administración norteamericana vive en un estado de quiebra en cuanto a las ideas creativas y las visiones claras, trastornándose en Irak, calcificándose en Palestina y contradiciéndose en sus discursos sobre “democracia”, de manera que, acabó siendo aborrecida en todo el mundo islámico. Ya no hablan de las reformas democráticas en Arabia Saudí, después de que el gobierno saudí aceptara la participación activa en la guerra sobre Irak y rebajar los precios del crudo, para incrementar las posibilidades de Bush en ganar las elecciones presidenciales. También redujeron sus presiones sobre el régimen egipcio, al poco de reanudar este, sus contactos con el gobierno de Sharon, y comprometerse a controlar la seguridad en la franja de Gaza. En Irak, después de haber prometido establecer un nuevo gobierno iraquí, sorprendieron a los iraquíes y al mundo entero, al no poder tratar más que con sus agentes en el Consejo de Gobierno Provisional, eligiendo entre ellos al Primer Ministro y al Presidente del Consejo de la Presidencia que será elegido el día de mañana, manteniendo a la mayoría de los ministros actuales.
Resumiendo, podemos afirmar, que la guerra norteamericana contra el terrorismo, es similar a la lucha contra el monstruo mitológico llamado “Hidra”, cada vez que le cortabas una cabeza, le brotaban otras tres. Los estadounidenses mataron a 300 de los miembros de Alqaeda en Tora Bora, pero quedaron sorprendidos al constatar que al poco tiempo, se enrolaron otros miles en las filas de la organización, es más, su líder, su mano derecha y los cerebros principales de la organización, siguen vivos y coleando, y haciendo más planes. Según unos últimos sondeos realizados por los americanos en dos países amigos de Washington, que viven gracias a sus subvenciones, como lo son Jordania y Pakistán, la mayoría absoluta de los habitantes ambos países, prefieren al Cheij Osama Ben Laden que al presidente Bush. Cuando eso ocurre, nos queda nítidamente claro, quien ganó la guerra sobre el terror.
Abdel Bari Atwan es director del diario árabe publicado en Londres Alquds Al-Araby, el artículo fue publicado originariamente el día 1 de Junio de 2004.
Traducido por Jamal Halawa. Olias del Rey. Toledo.
Redactor, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 3 Junio 2004.