¡La reforma fiscal, estúpidos! – por Edmundo Fayanás

Las últimas declaraciones realizadas por el vicepresidente económico, Pedro Solbes, donde considera como no prioritaria la reforma fiscal, no sólo me han causado perplejidad y asombro, sino que me escandalizan, porque eso significa dar por buena toda la política fiscal del Partido Popular, que ha sido la plasmación de su doctrina neoliberal.

Desde la Transición, apenas ha habido diferencias importantes en las políticas económicas aplicadas por la UCD, PSOE y PP, donde la progresiva integración europea hace que éstas vengan determinadas por variables externas. Pero dentro de ese estrecho margen, la política económica del PP ha marcado una tendencia neoliberal extrema a través de sus reformas fiscales, que son urgentes corregir.

La política económica nunca es neutral. La política del PP ha sido beneficiosa para aquellos que pertenecen a los estratos sociales altos y medio altos, que son los que tienen un poder mediático muy fuerte. Por ello, estos grupos nos venden que vivimos en materia económica en el mejor de los mundos posibles. El PSOE en la oposición, nunca ha cuestionado esta política del PP. Si vemos el programa electoral socialista nos encontramos con un marasmo de propuestas que muchas veces nos causan sonrojo.

Si el PSOE piensa que puede contentar a los españoles con temas como el regreso de la tropas de Iraq, el aborto, las parejas de hecho, la enseñanza de la religión u otras flores que se le ocurran, se estará equivocando gravemente. Es difícil que asumamos que la política social vaya a mantenerse en parámetros tan alejados de la media europea. Toda convergencia social con Europa necesita cuantiosos recursos financieros. Si quiere tener credibilidad debe hacer una revisión profunda de la situación económica actual y es evidente que debe empezar por la reforma fiscal.

¿Qué es lo que ha hecho la reforma fiscal del Partido Popular?

En los ocho años de su gobierno, el sistema tributario ha acentuado mucho su regresividad, al primar los impuestos indirectos sobre los directos, provocando un sistema fiscal cada vez más injusto e insolidario. Esto es la plasmación de las políticas neoliberales que también vemos en Bush.

Lo sorprendente, es que nos han vendido que en España con el Partido Popular se ha bajado la presión fiscal, cuando no es cierto. Esta era del 32,8 en 1995, pero en el 2002 la presión fiscal había aumentado al 35,6, es decir, ha subido un 2,8. A pesar de esta subida aún estamos a 5,5 puntos por debajo del conjunto de la Unión Europea.

Se han hecho tres reformas fiscales del IRPF en los ocho años. Se han bajado las tablas, mucho por la parte de los ricos y muy poco por la zona de la pobreza. Pero al mismo tiempo, ningún año se ha deflactado de las tarifas el aumento del IPC, con lo que realmente solo ha disminuido los impuestos a las clases altas. La recaudación de impuestos directos se ha reducido del 31,3% del total de todos los impuestos al 30,5%.

Ya se conocen los resultados de la reforma del IRPF de 1999. Veamos, en 1998, el 10% de los mayores contribuyentes disponían del 31,71% de la renta nacional total. Con la reforma, en 1999, el 10% de los mayores contribuyentes dispusieron del 34,76% de la renta total. Es decir, que gracias a la reforma fiscal, los ricos disponen de un 3,5% más de renta, cantidad muy importante en miles de millones de euros, es decir que los ricos son más ricos y pagan menos. ¡Viva la solidaridad!

Por el lado de las rentas bajas, en 1998, el 29,14% de los contribuyentes con menores ingresos obtenían el 10% de la renta nacional total. En 1999, el 10% de la renta nacional es obtenida por el 36,02% de los contribuyentes con menos ingresos. Lo cual significa que el pobre es cada vez más pobre. Esto es lo que para Pedro Solbes no es prioritario.

Si bien ha bajado la importancia de los impuestos directos, han aumentado los indirectos (impuestos sobre gasolinas, alcohol, tabaco, etc.) que son los más injustos, aumentando éstos desde el 32,6% de los impuestos totales al 33,8%. Es decir, pierden papel los impuestos directos y lo ganan los indirectos. Esta es la revolución neoliberal que ha practicado Aznar, Bush y su comparsa, donde se favorece a las clases ricas y se perjudica a las clases pobres, produciéndose una fuerte desvertebración social con un reparto cada vez más injusto de los impuestos.

Uno de los puntos del programa electoral del PP era la supresión del impuesto de sucesiones que la patronal CEOE solicita que se haga. El PSOE no sabe que hacer. El impuesto de sucesiones, no es una medida fiscal más, sino que es una medida que cambia de forma sustancial las reglas del juego por la que nos regimos los sistemas democráticos.

El impuesto de sucesiones es un gravamen directo fundamental, que permite gravar todos los aumentos patrimoniales que se producen. Es un impuesto que contribuye a la redistribución de la riqueza. Está concebido como complementario al IRPF y es de carácter progresivo. Si se moderniza, debe hacerse en el sentido de que las rentas bajas no lo paguen y modernizarse para que los ricos no puedan escaparse de él mediante la ya conocida técnica de la ingienería fiscal que actualmente practican.

Otro aspecto importante de la política fiscal del PP ha sido el abandono de la lucha contra el fraude. Solo hacen fraude las rentas medias y altas y nunca las que dependen de la nómina. En este sentido, son esclarecedoras las denuncias que han presentado numerosos inspectores de Hacienda, en que se ha favorecido a las grandes fortunas y a las rentas más altas. Desde que gobierna el PP no se sabe las cantidades que se obtienen de la lucha contra el fraude.

La gran labor del Partido Popular ha sido beneficiar a las clases pudientes bajando su presión fiscal y mirando hacia otro lado en el fraude.

El PSOE tiene un problema económico grave, por un lado se va a encontrar con una disminución muy importante de fondos europeos, que de 7.200 millones de euros anuales se pasará a la mitad. Tiene que hacer frente a los gastos del tratado de Kyoto, valorados en 5.000 millones de euros anuales. Van a subir los tipos de interés, el nivel de privatizaciones de empresas públicas ya no existen y las que se mantiene presentan agujeros presupuestarios importante (TVE más de 7000 millones, RENFE más de 8000, etc)

Por otro lado, su programa electoral habla de proyectos concretos como el aumento de la inversión en educación, I+D+I a niveles europeos, esto significa unos cuantos millones de euros anuales. Una política social que nos haga converger con Europa, demanda muy sentida por toda la sociedad, con otros cuantos miles de millones de euros. Así es que se encuentran con menores cantidades de recaudación y con unos mayores compromisos de gastos.

¿Este es el dilema del PSOE? ¿Se puede realizar?

Evidentemente sí se puede realizar, pero claro está, cambiando la actual política económica. Son urgentes dos medidas. En primer lugar, volver a la lucha contra el fraude que se calcula que ronda los 9.000 millones de euros anuales, esta medida es de justicia social. La segunda, Sr. Solbes es una reforma fiscal, que por un lado nos acerque a la fiscalidad europea, lo que nos daría margen para realizar esta política diseñada, permitiendo aumentar los ingresos y por el otro lado haciendo una modificación profunda del IRPF con el criterio de justicia partiendo del principio de que pague el que más tenga.

Es en esto donde se está jugando la credibilidad el PSOE. Estaré atento en estos temas económicos, alabaré lo que consideré positivo pero criticaré con acritud cualquier medida que no vaya en el camino de la equidad y de la justicia social.

Edmundo Fayanás Escuer. Pamplona.
Equipo de Redactores, El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barcelona, 14 Mayo 2004.