La usurpación del derecho y la brutalidad del régimen Bushista no reconoce límites geográficos o personales. Desde el inicio de la “Guerra contra el Terrorismo” los Estados Unidos han cometido abusos contra espíritu y cuerpo, contra idioma y derecho, sin pausa y con un cinísmo profundo. Lo ha hecho no sólamente en Afganistán, Irak o Guantánamo, si no que igualmente en contra sus propios ciudadanos.
Si la cuestión es que los Estados Unidos carecieran de una cultura, en fin, lo han logrado. Lo curioso es que Bush lo niega, considerando que esa cultura es su gran acontecimiento. De todos modos, nadie (ni la prensa servil estadounidense, ni mucho menos el mundo árabe) podría creer que los abusos revelados en estos últimos días son las hazañas de unas pocas “manzanas podridas” que no reflejan la buena calidad de la cosecha. ¡Al contrario!. Los abusos que tanto han costernado y disgustado al mundo y a Bush, son el fundamento y constan la esencia vital de la cruzada en contra del terrorismo. ¿Para qué avergonzarse de ello?
En los párrafos que siguen, trazamos en breve el aspecto físico de esta nueva cultura. En otro artículo trazaremos, también en breve, el aspecto intelectual. Se verá no solamente que la brutalidad ha caracterizado de hecho a la “Guerra contra el Terrorismo”, sino incluso que hasta fue cosa planeada conscientemente por la banda neoconservadora que ha secuestrado el gobierno norteamericano actual.
Detenciones arbitrarias sin proceso legal
Seis meses tras el 11-9, el gobierno federal había arrestado aproximadamente a 1.200 personas, deteniéndolas incomunicadas y sin proceso legal. Aproximadamente 750 fueron luego deportadas por violaciones migratorias.
Uno de los pretextos utilizados para justificar las detenciones era que el detenido conocía datos testimoniales de importancia. El derecho norteamericano permite la detención de “testigos materiales” si existe una probabilidad de que estos huyan. El fiscal general, Ashcroft, utilizó esta ley para detener a musulmanes o árabes arbitraria e indiscriminadamente.
Bajo pretexto de ser “testigo material”, Osama Awadallah, fue detenido e incomunicado en prisiones de máxima seguridad en California, Oklahoma y Manhattan. Según él, los guardias le amenazaron con la muerte y abusaron de él, tanto física como verbalmente. (Washington Post, 1 Mayo 2002)
The Happy War

La Liberación de Irak vista desde los EEUU
En Mayo del 2002, el periodista Dan Rather, del noticiero CBS Evening News, criticó la manera superficial y blanda cómo se reportaba la guerra en Afganistán. También se dió a conocer que el Departamento de Defensa (“El Pentágono”) estaba cooperando en la producción de noticias militares adaptadas a un formato de entretenimiento (militainment) que presentaban la guerra como una especie de película de acción o reality show. (BBC News 16 Mayo 2002)
Gracias a “investigadores” de otra especie, fue revelado que miles de seguidores de Al Qaeda fueron encerrados vivos en contenedores de carga. Animales hambrientos fueron los primeros en realizar el hallazgo. Habían traído a la desértica superficie pruebas de un crímen de guerra, restos humanos yacían semienterrados… mordisqueados… con los tejidos arrancados. El reportaje responsabilizó a los EEUU. (El Universal/Newsweek, 19 de Agosto 2002)
Un mes después, el ex-presidente Jimmy Carter, denunció las políticas de los Estados Unidos, diciendo que “Hemos ignorado o perdonado abusos en naciones que apoyan nuestra campaña contra el terrorismo”. (El País, 12 de Septiembre 2002)
Al mismo tiempo Morton Halperin, un respetado analista norteamericano, condena las detenciones secretas en territorio nacional, divulgando a la vez que, según documentos obtenidos por él, el FBI mantuvo a un estudiante en retención solitaria durante varias semanas y finalmente lo intimidó, hasta tal punto que firmó una confesión falsa, declarando que tenía conocimiento previo de los atentados del 11-9. (New York Times / La Jornada, 24 Septiembre 2002)
Mierda al servicio de la Patria
Mientras Carter condenaba y Halperin divulgaba, Rupert Wingfield Hayes, corresponsal de la BBC, viajó a Afganistán dónde entrevistó a soldados norteamericanos. “¿Qué tal te sientes por estar aquí?” le preguntó a un cabo procedente de Florida. “I’m proud to be serving my country, sir,» dijo, «We have a job to do and I’m glad to be part of it” (Estoy orgulloso de estar sirviendo a mi patria. Tenemos que desempeñar una tarea y me alegra ser parte de ella).
Poco después dos soldados en un Humvee llamaron la atención de Hayes. “Perdone señor, -le preguntaron- en serio, ¿nos es obligatorio repetir estas mierdas?” («Excuse me sir,» they asked. «But do we really have to say this bullshit?»). Los soldados enseñaron a Hayes una carta en lámina con instrucciones de cómo responder a preguntas de periodistas. (BBC News, 28 Septiembre 2002)
El mes siguiente, Jeff Jacoby, un articulista pro-israelí, escribió un artículo en el Boston Globe titulado Saddam’s Shop of Horrors (El taller de los horrores de Saddam), en el cual alegaba que bajo Saddam “muchos miles” de personas han sido “o ejecutadas sin juicio, o asesinadas por tortura, o forzadas a contemplar la tortura de familiares”. El artículo no hizo mención de la rebelión shi’ita, ni del apoyo tácito del enviado Rumsfeld a la supresión de los kurdos. Repitiendo alegaciones previas de Kenneth Pollock (protagonista por la invasión de Irak) y de los corresponsales Robert Kaplan y Jeffrey Goldberg, Jacoby alegaba que los torturadores de Saddam arrancaron las uñas a un contratista norteamericano detenido, y que una mujer, también detenida, tuvo que contemplarlo mientras guardias de la prisión dieron el cuerpo de su hijo como comida a los perros. (Boston Globe, 31 Octubre 2002.)
Al mismo tiempo, alegaciones parecidas aparecieron en un e-zine titulado Plain Talk From The Texas Hill Country. Según Entifad Qanbar, un miembro del exiliado Congreso Nacional Iraquí, la policia de Hussein le arrestó a él y a su hermano. Con sus ojos vendados, ambos fueron conducidos a la prisión dónde vieron a 19 hombres amontonados en una celda, todos desnudos, con “ojos negros” y sus cabezas rapadas. “Nos pegaron. Nos humillaron. Mataron a siete de mis mejores amigos.” dijo Qanbar. (www.plaintalk.org)
A pesar de los esfuerzos de sionistas o de surtidos Bushistas para enfocar la atención sobre los pecados de Hussein (exagerados o no), los pecados norteamericanos continuaban sin ver la luz del día.
Servicio de entrega (no muy) Express
En Noviembre del 2002, un pakistaní liberado, recontó al prestigiado Le Monde la historia de su translado y detención a Guantánamo. Tablighi Jamaat, era un misionero musulmán que trabajaba para una organización religiosa islámica. Durante el rendimiento de Kunduz, él y otros fueron capturados por bandas del general Rashid Dostom, y encarcelados sin agua en contenedores metálicos de carga. Los prisioneros aullaban por agua y se pegaron las cabezas contra los costados. («Ils hurlaient pour de l’eau, ils tapaient leur tête contre les parois et là, juste à côté de moi, ils sont morts»). Cincuenta murieron.
Trasladado en helicóptero a Kandahar fue entregado a militares norteamericanos, quienes le raparon la cabeza y la barba. Amordazado y con sus ojos vendados y oídos tapados, (bandeau sur les yeux, masque sur la bouche, boules dans les oreilles) fue conducido a un avión para el viaje de 22 horas a Guantánamo, durante el cual permaneció amarrado e inmóvil. Una vez llegado “Nos trataron cómo animales. Si éramos hombres, ¿porqué encerrarnos en jaulas?». («Nous étions comme des animaux. Si nous étions des hommes, pourquoi nous mettre dans une cage ?» ). (Le Monde, 9 Noviembre 2002)

Entrega para Guantanamo
Al mismo tiempo, CNN también reportó que los presos “talibanes” fueron conducidos a Cuba, amordazados, ojos vendados y oídos tapados; pero el artículo fue súbitamente “des-archivado” y después no se mencionó más el amordazamiento de los presos. Un més después, el San Francisco Chronicle publicó un largo relato sobre las condiciones de las detenciones efectuadas por el ejército estadounidense y sus servicios de inteligencia en Irak, en donde se reveló que:
«Situados tras alambre de espino, en lo hondo de la zona prohibida dentro de la base norteamericana en Bagram, hay unos cuantos contenedores de metal que son utilizados para mantener presos a miembros de al Qaeda y talibanes… En este centro de interrogación secreto, operado por la CIA, los que rehusan cooperar son forzados a mantenerse de pie durante horas, con una capucha pintada de negro sobre sus cabezas. Especialistas enterados de los métodos utilizados por la CIA informan que los interrogados están sujetos a técnicas de estress y presión (stress and duress), las cuales incluyen imovilización en posiciones penosas, privación de descanso, y “bombardeo” con luces o sonidos fuertes… Los que todavía rehusan a cooperar son entregados (rendered en la jerga oficial) a agencias de intelegencia extranjeras, cuyas prácticas de tortura han sido documentadas por los EEUU mismos y por organizaciones de derechos humanos. Oficiales de la CIA defendieron las prácticas. Dijo uno: “Si no violas los derechos humanos, lo más probable es que no desempeñas debídamente tu trabajo” (“If you don’t violate someone’s human rights some of the time, you probably aren’t doing your job»)

Packaging.
El embultado John Walker Lindh
En inglés rendered significa “entregar”, pero también se usa para señalar basura reciclada. Las plantas en dónde las entrañas, huesos, peluza de animales son convertidas en sustancias utilizables son conocidas como rendering plants. Aunque rendered es el término oficial, entre los entregadores mismos, los “entregados” son conocidos como “embultados”o “empacados”. De tal modo se habla de empacar alguien a tal país.
Los que tienen memoria histórica recordarán que para crear pretexto para la invasión de Polonia, Goebbels fabricó un “incidente fronterizo”, en el cual varios soldados “polacos” habrían sido matados mientras “invadían” el Reich alemán. Para este teatro geopolítico se necesitaban cadávares que podrían estar vestidos con uniformes polacos.
Sin problema. Según comunicaciones intragubernamentales, los “productos enlatados” (canned goods) fueron conseguidos de un campo de concentración.
Privación sensorial
Bagram no era, ni es el único lugar en dónde la legalidad del due process* no tiene aplicación. Otra base secreta utlizada por la CIA es Diego García, arrendada por el Reino Unido a los EEUU.
En algunos casos, la CIA maneja la interrogación utilizando agentes femeninos, porque hacerlo funciona como un terror psicológico y un golpe moral para hombres musulmanes. En otros casos, expertos de la CIA conducen la interrogación de tal manera, que dan la impresión de que se está manejando en un país reconocido por su brutalidad. En casos “duros” el detenido será verdaderamente rendered a un país que practica tortura. Dice un oficial de la CIA: “Nostros no les damos patadas hasta la mierda. Les entregamos a otros para que ellos lo hagan” («We don’t kick the shit out of them. We send them to other countries so they can kick the shit out of them»).
Equipos especiales (take-down teams) compuestos por agentes del FBI y de la CIA, más miembros de las fuerzas especiales, utilizan varios métodos para desorientar e intimidar a los detenidos mientras estén en ruta a los centros de interrogación. Los presos son golpeados y confinados en celdas pequeñísimas, también con los ojos vendados. Están tirados contra las paredes, amarrados en posiciones penosas, privados de descanso y sujetos a ruidos fuertes, todo lo cual se usa para “ablandar” (soften up) al sujeto y quebrar su capacidad de resistencia.
Ambos, oficiales de la administración Bushista y burócratas de los servicios de seguridad, reconocen que “nuestros hombres probablemente les den golpes y patadas (a los detenidos) bajo la estimulación del momento producida por la adrenalina” («our guys may kick them around a little bit in the adrenaline of the immediate aftermath»). Como se dice boys will be boys, es natural excitarse.
Otro oficial instó que personal estadounidense cumpla estríctamente con la obligación de proveer asistencia médica, añadiendo en voz inexpresiva “control de pena en pacientes heridos es algo muy subjectivo” (“Another said U.S. personnel are scrupulous in providing medical care to captives, adding in a deadpan voice, that pain control (in wounded patients) is a very subjective thing»). (San Francisco Chronicle, Diciembre 2002.)
En Febrero del 2003, un grupo de veteranos norteamericanos (no incluyendo a John Kerry) protestaron contra una guerra en Irak. Su comunicado dijo: “Hemos visto muchas guerras, tenemos muchas visiones políticas y todos estamos de acuerdo en que esta guerra está mal”. Tropas que habían participado en la Guerra del Golfo recordaron la llamada “Carretera de la Muerte” hacia Basora, dónde fueron ordenados a matar a los iraquíes que huían, y arrasar sus trincheras con motoniveladores, enterrando a miles de personas vivas. (La Jornada, 4 de Febrero 2003; www.callconscience.net)
Los locos en Guantánamo
En Marzo del 2003, se reportó que tras 20 intentos de suicidio por parte de presos retenidos en Guantánamo, las autoridades militares decidieron instalar una sala psiquiátrica para los que sufrían problemas mentales. La decisión fue tomada después de que uno de los presos intentara matarse golpeando su cabeza contra la pared. “Ha perdido su capacidad de funcionar,” explicó el capitán Albert Shimkus, jefe médico de la base, “no anticipamos que logre mejorar.”
Además del Talibán Vegetal, la sala alojará aproximadamente 70 más que padecen de varios problemas mentales. Algunos están recibiendo tratamiento con drogas. Otros permanecerán con grilletes. Las autoridades militares negaron que los métodos de interrogación utilizados contra los retenidos habieran causado los agravios mentales. “La mayoría de quienes padecen problemas mentales, llegaron aquí ya mentalmente enfermos”, según Shimkus.
No es sorprendete, en vista de que llegaron después de estar encerrados durante casi un mes en contenedores metálicos sin sanidad, luz, aire fresco, agua o alimentación adecuada, mientras estaban amenazados, inmovilizados, golpeados y en algunos casos asesinados. No es sorpredente, en vista de que fueron transportados a Guantánamo vendados, amordazados, amarrados y drogados para que no pudiesen (según Rumsfeld) cortar los cables del avión mordiéndolos con sus colmillos. No es sorpredente de que, Shimkus tenga la cínica razón, llegaron ya enloquecidos.
Los desnudos de Bagdad
En abril, un portavoz del Pentágono, General Stanley McChrystal, excusaba las medidas violentas usadas contra iraquís en base a que, en violación de los protócolos de guerra, combatientes enemigos del viejo régimen de Hussein no estaban uniformados. McChrystal quedó soprendido y silencioso cuando un reportero norteamericano le pidió que comentara sobre el hecho de que fuerzas especiales estadounidenses no fueran de uniforme si no disfrazadas de civiles. (Al Jazeera, 5 Abril 2003)

Por lo menos se vestían de algo. Al mismo tiempo se reportó que tropas americanas forzaron a presumptos ladrones a desfilar desnudos por las calles. (Dagladet, Noruega, 1 Mayo 2003)
Organizaciones de derechos humanos denunciaron que a ninguno de los aproxiamdamente 4.000 detenidos en prisiones militares en Irak le hubiera sido permitido consultar con un abogado o conocer sobre qué acusación estaban detenidos.
Los que habían sido liberados se quejaron de su tratamiento en Camp Cropper y en la prisión de Abu Ghraib, ambas en Bagdad. Los detenidos dijeron qué tácticas fueron utilizadas por los guardias. Incluyeron: privación de descanso, inmovilización en posiciones penosas, luces y sonidos fuertes, y encapuchamiento.
Según Amnistía Internacional, las autoridades estadounidenses insistieron que todos los detenidos están tratados de manera decente y que cualquier reporte de abuso será investigado.
Ese mismo sábado el Pentágono anunció que cuatro policias militares en Camp Bucca, cerca Umm Qasr, en el sur de Irak, habían sido acusados de haber roto los huesos de presos a patadas y golpes. (San Francisco Chronicle, 29 Julio 2003)
Manteniendo el orden con impunidad y cumpliendo con obligaciones internacionales
Frente a una tienda de televisores en Bagdad, dos hombres disputan algo. Unas cajas se caen al suelo. Al oir el ruido un soldado americano en un Humvee, que pasaba en ese momento por allí, se da la vuelta y dispara, matando a uno de los hombres. El Hummvee continua su viaje sin parar. (BBC News, 3 Septiembre 2003.)
Farah Fadhil tenía 18 cuando una granada lanzada por un soldado norteamericano la mató. Farah, una estudiante de inglés, intentaba calmar un disturbio callejero cuando murió. Tropas de la coalición ni siquiera se molestaron en hacer informe del incidente, y esto según The Observer, demostraba el “lado oscuro” de la ocupación americana en el cual soldados se comportaban con impunidad. (The Observer, 7 Septiembre 2003)
En Julio, Amnistía Internacional anunció que estaba investigando varios alegaciones de tortura por parte de las autoridades norteamericanas en Irak. Según las alegaciones, Khraisan al-Aballi y padre, de 80 años, fueron detenidos cuando soldados norteamericanos entraron en su casa disparando sus armas. Khraisan fue transportado a prisión, dónde los americanos le forzaron a quedarse de pie o de rodillas sin dormir, durante una semana entera. Preguntado sobre el asunto, el procónsul Paul Bremer respondió “De hecho estamos cumpliendo con nuestras obligaciones internacionales” (CBS News, 19 Julio 2003; www.progressive.org/oct03/zinn).
Algunos soldados rasos no lo vieron así y manifestaron su desilusión con la supuesta “liberación” que desempeñaban. En Julio también un reportero de ABC News reportó que un sargento se acercó y le apartó hacia un lado. “Tengo mi propia baraja de los Más Buscados”, dijo. “Los ases son Paul Bremer, Donald Rumsfeld, George Bush y Paul Wolfowitz.” (www.progressive.org/oct03/zinn)
Hoyo negro en Siria, laguna silenciosa en EEUU
En Noviembre del 2003, Chris Floyd, comentarista norteamericano, publicó una protesta contra la vergonzosa mancha moral de la política Bushista. En su protesta, Floyd detalló mucho de lo que ya se ha relatado aquí, incluso el caso del ciudadano canadiense Maher Arar.
Arar trabajaba como asesor informático para una empresa Hi-Tech situada en Boston. De regreso al Canadá, tras una visita familiar a Túnez, hizo escala en Nueva York donde fue detenido e interrogado, sin ningún proceso judicial. No se habían especificado los cargos, ni tampoco en que consistían las supuestas “vinculaciones” con grupos terroristas. De hecho no se había especificado de que grupos “terroristas” se trataba. Lo único específico era que Ahar fue “detenido” y enviado a Jordania y de ahí entregado a las autoridades sirias.
La familia de Arar se contaba entre los oponentes del actual régimen Baazista en Siria. Una vez entregado, Arar fue encarcelado en un hoyo subterráneo durante diez meses, donde fue torturado diariamente con privación de descanso, golpes con cables eléctricos, e intimidaciones psicológicas hasta que, quebrado totalmente, firmaba cualquier confesión puesta delante de él.
Pero, escribió Floyd, ni esto, ni Guantánamo, ni las detenciones fuera de ley, ni el stresss and duress, ni los “empacamientos” ( este tipo detenciones) constaban en la mancha moral tanto como el silencio vergonzoso de la prensa internacional (incluso the New York Times, The Economist, Newsweek ) que por sí mismos publicaban reportajes sobre las barbaridades extrajudiciales sin indignación o reclamación moral. (Global Eye-The Inhuman Stain, por Chris Floyd, 14 Noviembre 2003.)
Palizas a los presos y patadas al Quran
En Marzo del 2004, un ciudadano británico fue liberado de Guantánamo tras dos años de retención. Ya en casa, Jamal al-Harith, 37 años, reveló en qué consistía el trato “apropiado” a los presos. Los detenidos habian sido encadenados hasta quince horas con grilletes que cortaban la piel.
Una unidad entre los guardias, conocida cómo el Extreme Reaction Force (“fuerza de reacción extrema”), apaleaba periódicamente a los presos para mantenerlos en un estado de intimidación. A propósito, la Extreme Reaction Force hacia desfilar a sus víctimas frente a los otros presos enjaulados.
Durante largas interrogaciones, los prisioneros estarían atados a un gancho en el techo, con pies y manos amarrados por detrás de sus espaldas (hog-tied). La dieta consistía en arroz, frijoles y agua sucia y negra. Para abusar de los presos psicológicamente, los guardias dieron patadas al Corán o hacían exhibiciones con prostitutas. Dado el puritanismo sexual de los presos, estas exhibiciones consistían en un gran golpe psicológico. Aún peor cuando, según Jamal, uno de los presos tenía su cara “pintada” con sangre menstrual. (www.truthout.org/docs_04/031304 , 31 Marzo 2004.)
Cómo “configurar las condiciones”
Un leopardo no puede cambiar sus lunares, y dados estos antecedentes no puede soprender que “abusos” hayan ocurrido en la prisión de Abu Ghraid. Estos “abusos” van más allá de las fotos publicadas en la prensa internacional hasta el momento. Según un informe interno del ejército norteamericano, obtenido por Seymour Hersch y publicado en el New Yorker, los abusos incluyeron: verter líquido fosfórico sobre los detenidos, quebrar luces fluorescentes sobre ellos, golpearlos con palos y sillas, el uso de perros militares para aterrorizar, y en por lo menos en alguna vez: morderlos, sodomizarlos con focos fluorescentes y en un caso permitiendo que un policia militar cerrara con picos una herida sostenida durante los golpes. Se da a entender, que en esta atención médica fue provista sin anestesia… a fin de cuentas, pain is a subjective thing.
Pero igual de importante es el informe interno (ya conocido como el Taguba Report) que aclara que esta brutalidad se llevó a cabo bajo órdenes. Según el informe, los soldados “fueron dirigidos a alterar procedimientos establecidos para “configurar las condiciones” de los interrogatorios de la Inteligencia Militar.
Segun Hersh, los que daban las órdenes eran oficiales de la inteligencia militar, agentes de la CIA y contratistas privados (army intelligence officers, CIA agents, and private contractors). Fueron ellos quienes explícitamente pidieron que los guardias militares establecieran las condiciones físicas y mentales para los interrogatorios. (“they actively requested MP guards set physical and mental conditions for favorable interrogation of witnesses”). (The New Yorker, 28 Abril 2004; www.progressive.org/webex04/wx050404.html).
¿Testigos? Ni prisioneros de guerra, ni combatientes enemigos, ni delincuentes, pero… ¿testigos? Conclusión: no supimos nada, pero lo habíamos planeado.
Lo anteriormente dicho demuestra empíricamente que la brutalidad ha formado un parte intrínseca de la llamada “Guerra contra el Terrorismo”.
No es posible estar soprendido porque la guerra siempre abarca la brutalidad. A fin de cuentas la guerra consiste en matar a otros seres humanos que han sido despreciados y depersonalizados. La guerra por su mísma natura implica la cultivación de una indiferencia hacia el sufrimiento de otros, y esa indiferencia, esa brutalidad, abre la puerta a actos que inflingen sufrimiento. Los que declaran guerra deberían haberlo pensarlo bien, porque estar “soprendido” y “disgustado” por las consecuencias no puede servir de excusa.
Comenzando con los juristas españoles, Francisco de Vitoria y Francisco Suarez, desarrollándose con las postulaciones de Grotius, y culminando en el siglo pasado con los juicios de Nüremberg, el mundo moderno ha intentado moderar los efectos de la guerra elaborando protecciones para civiles y combatientes enemigos ya derrotados y capturados.
Pero desde la segunda guerra mundial, las guerras han involucrado a civiles en una suma cada vez mayor, hasta que hoy día lo que antes eran guerras para ocupación se han convertido en guerras de ocupación. Este cambio ha resultado en una inevitable confusión del papel policíaco con el papel militar, y también en un confusión entre investigaciones criminales con desempeños de inteligencia. El resultado ha sido un desgarramiento de las distinciones que fundan el derecho internacional sobre la conducta de guerra y ocupación.
Esto lo entendieron muy bien los que elaboraron la política unilateralista y preventiva actual. Esta política se postuló en Septiembre del 2000, antes de la elección de Bush, en un papel titulado Rebuilding America’s Defenses Strategy, Forces and Resources For a New Century publicado por el centro de investigaciones, neo-conservador, The Project for the New American Century.
Según el informe, el papel del ejército en el nuevo orden de seguridad americano (the “American-led security order”), incluiría el establecimiento y agrandecimiento de “zonas de paz democrática” (“to secure and expand zones of democratic peace”). Para lograr ésto, sería necesario que las fuerzas armadas ejercieran funciones de policía para “dar forma al ambiente de seguridad” en zonas críticas (“perform the ‘constabulary’ duties associated with shaping the security environment in critical regions”).
Para desempeñar esta función, las fuerzas armadas tendrían que estar “configuradas” no sólamente para el combate, sino también para “operaciones policíacas” independientes y a largo plazo (made “capable of long-term, independent constabulary operations”).
¿Porqué “independientes”?. Porque no se hablaba de patrullas rutinarias para mantener toques de queda y/o prevenir saqueos, funciones adecuadamente desempeñadas por la policia civil o por soldados peacekeepers que mantengan la paz o una tregua entre combatentes partidarios. En ésto los autores del informe eran explícitamente claros. Ni tampoco se hablaba de que el militar otorgara soporte a la policia civil. Al contrario, se trataba de configurar unidades militares capacitadas para proveer “servicios de soporte a combate” (combat service support) tal cómo “inteligencia militar”, “policia militar” y otras funciones parecidas que requieren personal con habilidades lingüísticas, logísticas, y “otras” capacitaciones (personnel with special language, logistics and other support skills).
No obstante la dificultad de traducir la jerga de un inglés a la vez ambiguo, flexible y abarcador, las implicaciones quedan claras: en el nuevo orden las funciones de inteligencia y policiales serían fundidas con el combate, y desempeñadas por las mismas fuerzas de ocupación. Se debe preguntar entonces: ¿quién sería el nuevo enemigo en este nuevo orden? Por necesidad: quién sea. Es necesario recordar que en este contexto el informe no hablaba de batallas, pero sí de ocupaciones, y en ese contexto no tiene sentido hablar de lo que tradicionalmente se ha entendido por “inteligencia militar”, porque, por ejemplo, ya no es necesario localizar y detectar el tamaño de fuerzas enemigas. En este contexto “inteligencia militar” significa nada más que inteligencia en general, desempeñada por militares para mantener la ocupación y prevenir la resistencia a ella.
Esta forma de inteligencia consiste en una cacería de informaciones poseídas por quién sea y potencialmentes útiles para el mantenimiento de un “ambiente de seguridad”. No importa que un arresto y detención parezcan arbitrarios y sin sentido porque en las nuevas “zonas democráticas” lo que importa es mantener un alto nivel de información, sobre todo tomando en cuenta que lo que vale más en el mundo de la “inteligencia” es la relación entre datos aparentemente inconsequentes. Y en ese contexto, ningún arresto se puede calificar de “arbitrario”, porque cualquier arresto sirve al propósito postulado. A la vez, el informe también borraba la distinción entre “combate” y “ocupación”. “Sujetar” zonas de paz democrática y “ampliarlas” son cosas distintas. El primero implica “ocupación”, el segundo señala “combate”. El nuevo ejército visionado por los autores tendría que realizar las dos tareas, a la vez, en la misma region. En fin, se hablaba de guerras de ocupación sin fin.
Aunque se habla de ello en una jerga antiséptica, lejos de ser aberraciones, los abusos practicados por soldados y/o agentes norteamericanos estaban contemplados de antemano y manifestan la cultura brutal de la nueva American led-security order
Bibliografía y documentación :
1. Annotations dadas en el artículo de Chris Floyd. Maher Arar: This is What They Did to Me. CounterPunch, Nov. 6, 2003
2. Deported Terror Suspect Details Torture in Syria. Washington Post, Nov. 4, 2003
3. U.S. Decries Abuse but Defends Interrogations. Washington Post, Dec. 26, 2002
4. The American Way of Torture. Village Voice, Jan. 31, 2003
5. Ends, Means and Barbarity. The Economist, Jan. 9, 2003
6. Manhunt The New Yorker, Dec. 16, 2002
7. America’s Dirty Torture Secret. The Guardian, Sept. 10, 2003
8. A U.S. License to Kill. Village Voice, Feb. 21, 2003
9. Critics Condemn U.S. Torture by Proxy. Toronto Star, Nov. 8, 2003
10. Do Hamdi and Padilla Need Company? Ashcroft’s Plan for Internment Camps. Findlaw.com, Aug. 21, 2002
11. In Torture We Trust. The Nation, March 13, 2003
12. CIA Takes on Major Military Role. Boston Globe, Jan. 20, 2002
13. Special Ops Get OK to Initiate Its Own Missions. Washington Times, Jan. 8, 2003 (fee required)
14. CIA Weighs ‘Targeted Killing’ Missions. Washington Post, Oct. 27, 2001
15. Bush Has Widened Authority of CIA to Kill Terrorists. New York Times, Dec. 15, 2002
Kieran C Manjarrez – Bravo. Oaxaca, México.
Equipo de Redactores, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 13 Mayo 2004.