Las imágenes llenan de estupor, son la realidad de la invasión de un pueblo por el ejercito más poderoso del planeta, que hasta hace poco era seguido de manera fiel por otros países de la esfera democrática en una aventura para controlar el territorio iraquí y sus grandes yacimientos petrolíferos. En nombre de una supuesta democracia y convertidos en los nuevos adalides de la justicia interplanetaria, arrasan, asesinan, violan y, como no, en esta espiral de podredumbre torturan a unos seres que son considerados inferiores, casi alimañas. ¿No sé pero la historia me suena? Alguien blandió hace más de medio siglo la supremacía de la raza aria.
En el mismo lugar donde cuentan el tirano Sadam torturaba (no directamente él, se supone que serían sus esbirros), ahora los esbirros de Bush practican igual deporte. ¿Hay alguna diferencia entre los dos personajes? Creo que en el fondo no. El primero fue buen aliado de Tío Sam, mataba y torturaba, gaseaba y eliminaba a quien le molestaba con el beneplácito del poder económico estadounidense. Llegó un momento donde no cumplió con lo que papá mandaba y se acabó la “amistad”. El segundo tiene un oscuro pasado y un presente peor. Se compró convenientemente unas elecciones presidenciales para demostrara a su padre biológico que el vástago era competente y que los negocios de la familia iban a ser defendidos.
Algunos se han preguntado cómo se puede ser tan “incauto” para grabar las imágenes de las torturas. Esas fotografías que han dado la vuelta al mundo a través de los medios de comunicación. Muy sencillo. Los perros y perras falderas que aparecen son parte de esa sociedad norteamericana que juega a matar. Lo hacen en su propio territorio, no lo iban a realizar ante unos seres inferiores y dignos de darles el matarile. Seguro que no solo han realizado fotos, habrán grabado sus películas para que en las tardes familiares de sus mediocres vidas pasarlas a todos los amigos y demostrara cuan valientes eran ante esos pobres iraquíes. Sólo si se demuestra ante sus ojos podrán demostrar que son ciertas sus hazañas. Hace unos años la bellísima actriz Sharon Stone, esa que nos deslumbro en “Instinto Básico”, comentaba cuanta cantidad de hombres la hacían proposiciones para acostarse con ella, y comentaba que lo que les importaba era que si lo conseguían se enteraran sus amigos. Aquí radica la grandeza de esta gentuza, el presumir ante sus amigotes. ¡Que valentía!
Pero hay una segunda parte. Estos soldaditos y soldaditas estaban amparadas y protegidas por sus mandos. Algunos participarían, ellos se veían intocables porque eran parte del sistema de represión. ¡Angelitos! Cuando estalla los que caerán serán los desgraciados a los que les han pillado in fraganti, los jerarcas tendrán, a lo sumo, un rapapolvo y a lo mejor un cambio de destino militar o político, mantendrán el status y sus remuneraciones, tendrán una jubilación dorada. Los que quedaran desamparados serán los de siempre. La soldado Lynndie England, esa que pasea de una cuerda atada al pescuezo a un detenido desnudo, esa que con un cigarrillo en al boca señala los genitales del preso iraquí haciendo un gesto de aprobación con los dedos, mientras el desnudo hombre se masturba, esa que es destinada a Carolina del Sur puesto que se halla embarazada, esa es la imagen del desprecio y la altivez que ha demostrado el poder estadounidense hacia el resto de los pueblos del mundo.
Nuestro ex presidente, Sr. Aznar, puso como ejemplo de una nueva Europa al presidente George W. Bush. Se sintió tan bien cuando el líder mundial le pasó la mano por el hombro que su mente no vio más. No creo que fuera lego en historia, nos contó la que le interesó y la que interesa al poder. Sabe bien que los gobiernos estadounidenses nunca han velado por los intereses del pueblo español en particular, ni de ningún pueblo en general. Desde la Guerra de Cuba, pasando por el apoyo a la sublevación militar de Franco, hasta la posterior dictadura del generalísimo, más general de los generales, sólo han pretendido el apoyar los gobiernos que defendieran los intereses económicos y estratégicos de los gobiernos de Estados Unidos.
El presidente Bush comentó que las imágenes le ponían enfermo del estómago y lamentó la humillación de los presos y sus familias. Mentira. En primer lugar no tiene estómago y si lo tuviera no sabría donde se aloja en su cuerpo. En segundo lugar para lamentar tendría que tener eso que se llama “corazón”, y le pasa igual que con el estómago. Al menos los japoneses tienen el orgullo de hacerse el haraquiri.
Emilio Sales Almazán. Talavera.
Colaborador, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 8 Mayo 2004.