Mientras los Estados Unidos continuaban con el asedio y bombardeo de Falluja, la Junta Bush mantuvo en vigor su asalto al estado de derecho. En su, hasta la fecha, más extrema tiránica reclamación, abogados de la administración instaron ante la Corte Suprema que el poder ejecutivo tenía el derecho absoluto e irrevocable de retener incomunicados a ciudadanos americanos indefinidamente.
La semana pasada, la Corte Suprema eschuchó argumentos en el caso de los detenidos en Guantánamo. Esta semana, la corte escuchó argumentos en los casos de dos ciudadanos norteamericanos que han sido detenidos durante dos años en prisiones militares en los Estados Unidos, sin ningún procedimiento, ni administrativo ni legal. El gobierno dice que Yasir Hamdi y José Padilla son “combatientes enemigos” (enemy combatants) y que el poder judicial no tiene ninguna autoridad para investigar sus casos. Hamdi fue detenido por la Alianza Norteña en Afganistán, y luego entregado a las autoridades militares de los EEUU. Padilla, es un ex-delincuente converso al Islám, y fue arrestado en Chicago bajo acusación de poseer una “bomba sucia”. Ambos prisioneros han solicitado un amparo de habeas corpus para obligar al poder ejecutivo a que justifique y compruebe la legalidad de sus detenciones.
En contraste al caso de los presos en Guantánamo, los casos de Hamdi y Padilla no tornan sobre la cuestión de la jurisdicción de la corte para oir el caso. Ni tampoco concierne la vigencia del amparo. La constitución autoriza la suspensión del amparo por el poder legislativo en tiempos de guerra, pero hasta la fecha, el congreso no lo ha hecho. La cuestión ante la Suprema es si, estando vigente el amparo, el poder ejecutivo puede eximirse de éste con el sencillo hecho de calificar a una persona como “combatiente enemigo”, un término sin definición legal.
Los abogados de la administración instaron sin moderación que Bush tenía el “derecho” de calificar a cualquier ciudadano como “combatiente enemigo” y de este modo retenerle incomunicado por tiempo indefinido sin ningún proceso, ni siquiera administrativo, para averiguar la alegaciones en su contra. Dicho simplemente, se trata de los infames lettres de cachet y del hombre enmascarado con hierro*.
El amparo de habeas corpus es uno de varios derechos abarcados en el concepto del “due proces de ley” o en su expresión moderna, “due process of law”. El término abarca mucho más que un concepto de la debida regularidad de procedimientos. Incluye derechos sustantivos (substantive due process), límites sobre el poder soberano y algo conocido como “conceptos fundamentales de decencia y equidad reconocidas entre pueblos civilizados” (fundamental notions of decency and fairness shared by civilized nations).
En su teoría original, el derecho anglo-americano está bastante diferenciado del civilismo romano. La fuente de poder, derecho y soberanía no es el Estado sino el Individuo. El Estado recibe sus poderes del Individuo, que en turno reserva sus derechos “retenidos” en contra del estado. Estos derechos no tienen límite y hasta la fecha no son conocidos por enteridad. Es por eso que la Declaración de Independencia postulaba que “…entre los derechos con que nace el hombre son….” (“among these rights are….”). Es por eso que la Declaración de Derechos termina con una cláusula “reservando” todos aquellos derechos que no se habían mencionado explícitamente. Y de esta manera conceptualiza a cosas que el “due process” representa, “el todo en potencial de la justicia y derecho”, incluso no siendo totalmente conocido hasta la fecha.
Se podría decir que el “due process” es la peregrinación de un pueblo hacia la realización de la justicia perfecta animado por un espíritu de derecho y moderación. Esto no significa que los derechos de Hamdi y Padilla no restan sobre precedentes establecidos, específicos y definidos. Pero sí quiere decir que esos precedentes existen dentro y como parte del desarrollo continuo de la legalidad, sin interrupción desde 1215.
Y con este conocimiento se puede dar cuenta de la exasperación de los abogados de Hamdi y Padilla con las preguntas puestas por los jueces.
Durante la audiencia el presidente del tribunal, Rhenquist, y el juez Scalia mantuvieron un silencio casi indiferente debido a que estos dos abogan por el absolutismo ejecutivo. Los otros jueces (salvo Thomas, el afro-americano que casi nunca habla) se manifestaron preocupados con la posibilidad de que las cortes podrían estar enmarañadas en asuntos militares del campo de batalla arbitrando (bajo habeas corpus) cuales presos eran o no “combatientes enemigos”.
Exasperada, la abogada de Padilla instó:
“The government cannot take citizens in this country off the street and lock them up in jail forever without a trial. That is never the way this country has operated, and it is fundamentally inconsistent with our traditions. And so I would submit that today is not the day for this court to decide whether that’s permissible. The government asks in this case for basically limitless power. And however grave the circumstances of the war terror may be, this nation has faced other grave threats. We’ve had war on our soil before and never before in the nation’s history has this court granted the president blank check to do what ever he wants to American citizens. So the fact that we’re at war does not mean that our constitutional rules do not apply even in war time, especially in wartime.”
El gobierno (poder ejecutivo) no puede capturar a ciudadanos en las calles y secuestrarlos para siempre sin un juicio. Eso nunca había sido la manera en que este país se ha comportado, y es fundamentalmente contradictorio a nuestras tradiciones. Y hoy no es la ocasión en que esta corte deba decidir que eso sea permitido. El poder ejecutivo demanda un poder sin limites, y por tan graves que sean las circunstancias de la guerra contra el terrorismo, esta nación se ha enfrentado a amenazas graves en otras ocasiones. Hemos padecido la guerra civil sobre el suelo mismo de nuestra patria y jamás hemos concedido al ejecutivo un cheque en blanco para hacer lo que le dé la gana con ciudadanos americanos.
Al juez Scalia le preocupaba que al vindicar el derecho de habeas corpus se implicaría la necesidad de buscar a los miembros de la Alianza Norteña en Afganistán, quienes habían capturado a Hamdi, para que éstos pudieran atestiguar ante la corte. “Eso no parece ser muy razonable….”
En ese momento Frank Dunham, abogado de Hamdi, interrumpió a Scalia:
”Your honor, I don’t … my view is that it can never be an unreasonable demand to comply with the habeas corpus and the Fifth Amendment”.
“No, su excelencia. En mi opinión jamás puede faltar razón al insistir en que se cumplan los requisitos del habeas corpus y la Quinta Enmienda” (la cual incorpora la cláusala del due process).
Dunham concluyó su presentación instando:
”Mr. Clement is a worthy advocate, and he can stand up here and make the unreasonable sound reasonable. But when you take his argument at core, it is: «Trust us.» And who’s saying, «trust us»? The executive branch. And why do we have the great writ? We have the great writ because we didn’t trust the executive branch when we founded this government.
That’s why the government saying «trust us» is no excuse for taking away and driving a truck through the right of habeas corpus and the Fifth Amendment that «no man shall be deprived of liberty except upon due process of law.» We have a small problem here. One citizen — we’re not talking about thousands — one citizen caught up in a problem in Afghanistan. Is it better to give him rights, or is it better to start a new dawn of saying there are circumstances where you can’t file a writ of habeas corpus, and there are circumstances where you can’t get due process? I think not.
I would urge the court not to go down that road. I would urge the court to find that citizens can only be detained by law. And here there is no law. If there is any law at all, it is the executive’s own secret definition of whatever «enemy combatant» is. And don’t fool yourselves into thinking that that means somebody coming off a battlefield, because they’ve used it in Chicago, they’ve used it in New York, and they’ve used it in Indiana. Congress has left the habeas corpus statutes on the books. It has left section 1401(a) which says “no executive detention” on the books… But we ignore those laws. These detentions are not lawful. I ask the court to step up to plate and say so.”
“Básicamente, el argumento postulado por el gobierno es ‘Ten confianza en nosotros’. ¿Pero, por qué tenemos el Gran Mandato (el amparo de habeas corpus)?. Lo tenemos porque nunca tuvimos confianza en el ramo ejecutivo cuando establecimos al gobierno actual. Y por esa razón, ‘Confie en nosotros’ no es ninguna respuesta válida cuando lo que el gobierno quiere hacer es aplastar el derecho de habeas corpus con un camión y hacer pedazos la Quinta Enmienda que especifíca que ninguna persona sera privada de su libertad sin due process of law.
El caso de Hamdi es solitario. No hablamos de miles. Hablamos de un ciudadano que se encontraba en Afganistán. ¿Es preferible concederle sus derechos, o lo es abordar una nueva epóca en la que postulamos que hay situaciones que se quedan fuera del ámbito del due process? No lo creo. Insto a la Corte que no camine por esa senda. Insto que la Corte declare que los ciudadanos solamente pueden estar detenidos conforme con la ley. Y en este caso no ha habido ley. Si es que existe una ley, será la definición secreta que la administración utiliza para decidir quién es o no es un “combatiente enemigo”.
Y no se engañen con pensar que hablamos solamente de campos de batalla, porque han declarado a gente de ser “combatiente enemigo” en Chicago, en Nueva York y en Indiana…
El Congreso no ha anulado el derecho de habeas corpus. El Congreso ha dejado vigente la seccion 1401(a) que prohibe detenciones por parte del ejecutivo. Pero ignoramos a esas leyes. Estas detenciones son ilegales. Demando que en la corte se de paso hacia el frente y lo diga.”
* ‘El hombre de la máscara de hierro’. Novela de Alejandro Dumas.
– Audio de los argumentos, sumarios de los casos y entrevistas con expertos legales – http://www.pbs.org/newshour/bb/law/supreme_court
Kieran C Manjarrez – Bravo. Oaxaca, México.
Colaborador, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 5 Mayo 2004.