Para morirse de risa – por Emilio Sales Almazán

Hace años leí en un diario una noticia en la que se informaba del fallecimiento de un espectador en un teatro de un ataque de risa. La risa, uno de los remedios mejores para conservar la salud, tomada en exceso puede ser letal.

Así aconteció el pasado día 1° de Mayo, cada año día del trabajador, día no laborable pero en modo alguno festivo, ya que se conmemora, unos trágicos acontecimientos que sucedieron en 1886 en la ciudad de Chicago. Pero últimamente descafeinado, últimamente es el único día que quedaba para recordar al trabajador y trabajadora, esos que venden su fuerza de trabajo. Ahora se desvincula, se hacen artilugios semánticos, que engloban todo. El 1º de Mayo sirve para un roto y para un descosido.

Escuchaba noticias en la radio, mientras compraba la prensa del día, y de esas noticias vino la posterior conversación y debate sobre uno de los temas de referencia radiofónica. El pequeño grupo de compradores de los diarios oíamos con atención la noticia del día. La incorporación de los nuevos países a la Unión Europea. En los sesudos análisis que se tenían uno de ellos llamó la atención y fue el motivo de la ulterior charla. Se refería a la corrupción existente en esos nuevos miembros de la Unión y su trascendencia en la nueva situación, según el analista la corrupción era debida a la poco madura democracia.

O sea, sólo en unas democracias consolidadas es posible la ausencia de corrupción.

Ante tal alud de sabiduría y para calentar el ambiente, no solo el climatológico, decidí hacer de abogado del diablo y demostrar que en España, democracia asentada y cuasi perfecta, la corrupción se ataja por las leyes y no hay corrupto que escape a la acción de la justicia. Para ahondar en mis aseveraciones y dar contenido a mi exposición daba ejemplos de cómo los truhanes caían unos tras otro. No solo los casos de Mario Conde, Luis Roldán o Colón de Carvajal, si no también los procesos abiertos a la cúpula del BBVA o del BSCH, los Ibarra o Botín estaban siendo investigados.

En ese momento una pequeña risa fue tornándose en una carcajada, y ésta en un acceso en toda regla que ríase usted de los ataques de destrucción masiva. Mi amigo Arsenio, ese al que en alguna ocasión me he referido, se ahogaba en una risa convulsa. La cosa no pasó de un simple susto, pero me prometí no gastar más bromas de ese estilo.

Ya más relajado confesé mi cuchufleta, y coincidimos como los aludidos que han sido encarcelados tienen un componente especial. Uno porque quiso jugar a banquero y sin pertenecer a esa casta trató de competir de igual a igual y los “clásicos” no permitieron tal osadía de un advenedizo. Los otros han pasado por la cárcel, como De la Rosa, Gil…, pero salen y entran, proceso tras proceso, y eluden devolver las cantidades sustraídas. Otros pertenecientes a lo que ellos llaman clase política, han sido investigados o se les ha pretendido investigar, son de otra clase, han salido indemnes, Piqué, Corcuera, Zaplana, muchos, demasiados.

¿Cree alguien que se llevará a feliz término las investigaciones y procesos abiertos a la gran patronal bancaria?. Yo no. A los políticos de clase. Tampoco. Que queramos dar lecciones de democracia con todo lo que ha llovido y sigue cayendo es, como mínimo, patético.

Recuerdo cuando se llamaban a estremecimiento las mentes pensantes con “escándalos” de los vestidos de Pilar Miró a su cargo en Televisión Española. La cosa tenía en comparación a lo posteriormente acaecido una simple sisa en la compra diaria. En otros lugares, más al norte europeo, ha habido casos de dimisiones por menos. Aquí no dimite ni Dios (perdón por la imprecación). Aquí todavía hay clases, también entre los chorizos.

Emilio Sales Almazán. Talavera.
Colaborador. El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Heidelberg, 3 Mayo 2004