Si algo caracteriza la gestión de Bush es el caos que provoca toda su política. Pero este caos no es una casualidad, pues rinde muy buenos réditos económicos. ¿A quién? En primer lugar, a él mismo con sus suculentos negocios familiares y por cierto bien oscuros, donde la separación de los bienes públicos-privados resultan escandalosos.
Seguimos con Dick Cheneey (vicepresidente) con la super Halliburton, con Rumfelsd, Condolezza Rice y sus intereses petrolíferos. Pero aparte de estos salen beneficiados todo el complejo económico militar y las petroleras.
Salen perjudicadas las clases bajas y medias norteamericanas a niveles auténticamente de escándalo. Podemos calificar a Bush como el Robin Hood al revés, roba a los pobres para dárselo a los ricos. Pierde el sistema democrático y el de las libertades, pero también pierde el propio sistema capitalista, como lo demuestra que muchos ricos norteamericanos se están rebelando contra Bush por el descaro de su política y porque esta pone en cuestión el propio sistema capitalista que tan buenos réditos les han reportado.
Dos aspectos son destacables de su política exterior, su doctrina del unilateralismo y su privatización de la guerra. El 11S es la excusa perfecta que hizo que el Congreso norteamericano aprobara la autorización para declarar la guerra a cualquier nación, organización o individuo por él designado, sin ni siquiera necesitar pruebas que justifiquen el ataque. Esta concesión ilimitada de poder, desafía el derecho internacional, la carta de las Naciones Unidas y la propia Constitución norteamericana. Esto hace de Bush un monarca absoluto que puede disponer la vida o la muerte en cualquier rincón del mundo.
Se está procediendo bajo Bush a la privatización de la guerra. Lo vemos en Irak donde hay unos 20.000 mercenarios llamados “consultores de seguridad” que cuestan a los norteamericanos 5.000 millones de dólares. Son la expresión del capitalismo brutal dedicados a la guerra sucia. Es decir, son la flor y nata de la criminalidad militar del mundo moderno.
Se mueven por Irak en vehículos blindados provistos de todas las armas que el dólar puede comprar. Tienen sus propios equipos de espionaje e interrogación, sus propios helicópteros y aviones. Son “civiles” que no respetan la Convención de Ginebra, ni ninguna ley civilizada y pueden, por tanto, dedicarse a librar su guerra, torturando, quemando, golpeando y asesinando a hombres, mujeres y niños de cualquier nacionalidad, raza o bandera. No hay ley ni autoridad que ponga freno a sus desmanes, todo esto ha sido publicado por el New York Times (el 19 de abril del 2004).
La primera pregunta sobre Bush y su cuadrilla es sobre el 11S, no voy a profundizar en el tema, solo recomendarles los dos artículos por mi publicados, o el libro de Michael Moore, “¿Qué has hecho con mi país, tío?”, o el libro de Thierry Meyssan “La gran impostura”. Si los leen empezarán a entender que está pasando en el mundo y en manos de quién estamos.
El 11S está en el origen de la guerra, más bien masacre, de Afganistán. Dos años y medio después, nos encontramos con un país más inestable, la democracia es algo desconocido, la mujer sigue escondida bajo el burka, la producción de droga se ha extendido a niveles escandalosos y los señores de la guerra siguen como siempre. Los afganos han puesto los muertos, la destrucción de su endeble economía, se ha conseguido convertir el país en un mundo de droga, y se ha favorecido la construcción de gaseoductos y oleoductos para sacar las riquezas petrolíferas de las ex repúblicas soviéticas que es lo que realmente se pretendía.
También bajo el paraguas del 11S se declaró la guerra a Iraq, con una argumentación que se ha demostrado falsa y mentirosa. La situación actual va de mal en peor, porque lo único que se pretendía era el expolio del petróleo y se encuentran con la resistencia de sus pobladores.
El ataque desencadenado en Faluya y en las ciudades chiíes es la asunción de la política de revancha y castigo político. Nos recuerda a las practicas del ejército israelí en su acción contra el campo de refugiados de Yenin. Los cuatro norteamericanos asesinados en Faluya no eran civiles, sino paramilitares contratados por la Blackwater Security Consulting que lleva a cabo operaciones de contrainsurgencia.
La brutal revancha del ejército norteamericano contra los civiles de Faluya es completamente inaceptable desde la ley internacional y el respeto de los derechos humanos. Estas medidas no pueden engendrar más que odio cargado de violencia.
Los norteamericanos han ido viendo como progresivamente ha aumentando la oposición a su ocupación y al gobierno provisional nombrado por ellos. El 30 de junio plantean el fin de la ocupación y la asunción del gobierno por parte de los iraquíes, pero siendo nombrado por ellos. Esto significa que estarán en 14 bases militares con 110.000 soldados, los cuales serán la columna vertebral para su control del Oriente Medio y sus fuentes energéticas.
Para este dominio están construyendo su mayor embajada en todo el mundo con más de 3.000 funcionarios. Han nombrado como embajador al conocidísimo ultraderechista Negroponte, que fue embajador ante la ONU y más conocido por sus métodos en Centroamérica, donde coordinó la lucha contrainsurgente mediante paramilitares contra los movimientos revolucionarios de Nicaragua (sandinistas), El Salvador y Guatemala, países en los que el respeto a la vida y a los derechos humanos brillaron por su ausencia. Si Negroponte va a resolver los problemas de Iraq, ya sabemos lo que sucederá.
Lo mismo sucede con la escandalosa actuación de Bush en el conflicto judeo-palestino. Apoyando los planes el ultraderechista gobierno israelí de quedarse para sí los asentamientos de Cisjordania y negar por completo a los palestinos el derecho de retorno. Debe rechazarse este planteamiento pues va contra los principios que se han desarrollado en todas negociaciones para un acuerdo a lo largo de muchos años y que este se resuelva con un mínimo de equidad y justicia.
Esto hace que la llamada “Hoja de Ruta” para la paz en el Oriente Medio haya saltado por los aires dejando abierto un frente de lucha sin esperanzas de futuro. Al final Bush va haciendo lo que reiteradamente predije en mis artículos, aunque no me hubiera importado equivocarme.
La última novedad en este caos de Bush es exigir que en el Oriente Proximo, Medio y en el Magred, deben instalarse la democracia al modo occidental. Se les ayudará a desarrollarse económicamente y a favorecer el surgimiento de clases medias. Esta zona está compuesta por 23 países y cubre una zona que se extiende desde Mauritania hasta Pakistán, con una población de 600 millones de personas, en su mayoría musulmana, y dos tercios con menos de treinta años. Pero no es una casualidad que esta zona guarde las tres cuartas partes de las reservas mundiales de petróleo y más de la mitad de las de gas.
Como vemos esta concepción surge del pensamiento colonialista que sólo persigue, con el instrumento de la fuerza, someter a las poblaciones autóctonas, excluyendo toda lógica política de negociación con el “enemigo”.
El análisis de todo esto nos lleva al más siniestro futuro si la comunidad internacional no es capaz de reaccionar y poner límite a la actuación irresponsable e irracional del presidente Bush que nos está conduciendo a un caos de muy difícil solución.
Esperemos que el reforzamiento de una Europa fuerte y autónoma haga de contrapeso y sea una esperanza ante la locura que estamos viviendo.
Edmundo Fayanás Escuer. Pamplona.
Equipo de Redactores, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 27 Abril 2004.