La aznaridad, de Manuel Vázquez Montalbán – por Teresa Galeote

La Aznaridad, el libro póstumo del prestigios y prolijo escritor Vázquez Montalbán, muestra lo que ha sido el gobierno del Partido Popular presidido por Aznar; hombre sin carisma, aunque de voluntad férrea. Al parecer, esa fortaleza de espíritu está influenciada por sus lecturas y por los versos de Kipling: «Si puedes mantener la cabeza cuando todos a tu alrededor/ pierden la suya y por ello te culpan,/ si puedes confiar en ti cuando todos de ti dudan, (pág 13).

Una crónica audaz, a la vez que profunda, de un periodo de nuestra reciente historia que llevaba camino de convertirse en una edición neofranquista, con nacional-catolicismo incluido, que se estaba implantando sin demasiadas cortapisas.

También repasa la última etapa del PSOE que, enfrascado en sus luchas internas, en los casos de corrupción, en la polémica sucesión de Felipe González Borrell-Almunia, o en las reiteradas coincidencias en política exterior de Solana y Aznar. Factores que contribuyeron a la llegada de Aznar a la Moncloa; un gobierno dispuesto a hacer la segunda transición hacia atrás, cayese quien cayese y costase lo que costase.

Con singular ironía, el texto pone al corriente de los orígenes ideológicos falangista de Aznar, y del espíritu constitucinalista que ahora embarga todo su ser, aunque la rechazó en sus años de fervor falangista. Pone de manifiesto el travestismo político de Aznar sufrido con los nacionalismos periféricos: desde la famosa frase, «Pujol, enano, habla castellano», hasta convertirse en su aliado cuando necesitaba sus votos y llegar a decir que él en la intimidad hablaba catalán; también durante ese periodo trató con mimo al PNV. Travestismo que vuelve a ejecutar cuando ya no los necesita; a partir de la mayoría absoluta del 2000 comienza a demonizarlos hasta el paroxismo. Para dejar claro que en eso del nacionalismo y las banderas no hay quién le gane, estimulado por los enérgicos, «Viva España», lanzados por Trillo cuando la ocasión le era propicia, intentará afianzar un patriotismo centralista a través del banderazo impuesto en la Plaza de Colón de Madrid.

Vázquez Montalbán expone que, «en cierto sentido, la hora de la verdad en relación España-País Vasco-Cataluña está aplazada desde la crisis de 1898, contando con los cuarenta años enmascarados, militarizados y perdidos bajo Franco, (pág119).

El Plan Hidrológico Nacional, rechazado expertos por el gran deterioro ecológico que supondría, o el Decretazo rechazado por los sindicatos y posteriormente modificado, el chapapote, o la conquista de isla Perejil, son muestras claras de esa Aznaridad ya afianzada en el poder desde el año 2000, de ese talante totalitario que en la primera legislatura se disfrazó de centrismo para no asustar demasiado; nada escapa a los sentidos de Montalbán.

Con grandes dosis de crítica, el autor desmonta ese pretendido bienestar aznarista …»España es el país europeo que más drásticamente se lo ha vendido casi todo al capital extranjero y que la debilidad del capitalismo español ha significado una pérdida de soberanía económica tanto en la industria como en la agricultura»,(pág 201).

«La boda Aznar-Agag, celebrada en El escorial, fue el primer síntoma clamoroso de desenfoque del aznarismo, cuando cumplió el efecto final de la segunda transición, así como los Juegos Olímpicos de Barcelona o la Expo de Sevilla actuaron como apoteosis escenográfica de la primera», (pág 219).

El capítulo octavo, Caballeros y caballeras de la mesa redonda da un repaso a los hombres y mujeres del presidente, comenzando por Manuel Fraga: «Desde esa posición de servidor vitalicio del Estado, imponga quien imponga ese Estado», (pág 226). Recordemos que se atrevió a reñir, cariñosamente, al presidente cuando se nombró vertebrador de España; el talante unificador a ultranza no debió gustar demasiado al crecido espíritu galleguista de Fraga, y es que el terruño tira mucho.

Rajoy, aspirante a Presidente de España, hubiese tenido que afrontar temas muy controvertidos, incluido el Plan Hidrológico Nacional, que no gusta casi nadie, con excepción de las comunidades que gobierna el PP, a él dedica varias páginas. Salen a colación ministros como Mayor Oreja, Ministro de Interior con Aznar, que fracasó estrepitosamente como candidato en Euzkadi, su tierra natal. Otros ministros como Cañete, Villalobos, o Alvarez Cascos, son nombrados; sus meteduras de pata se lo pusieron difícil al presidente.

Por Imperio hacia Dios o por Dios hacia el Imperio es el título del capítulo décimo. En él se plasman las relaciones de vasallaje que ha mantenido Aznar con el Imperio de EE.UU.;…»sólo cerebros auténticamente globalizados como el de don José María Aznar comprendían que España debía colaborar en la matanza de iraquíes de un zarpazo, sin esperar al que el bloqueo económico les matase poco a poco», (pág 310). El conflicto Israelí-Palestino forma parte de esa cruzada para mantener dominio en la zona EE.UU. y la permisividad hacia Ariel Sharon para masacrar a cuanto palestino se ponga en su camino. Europa pinta poco, y eso lo sabe Sharon y su gobierno.

Finalmente, la gran impostura; la invasión de Irak, su destrucción y posterior reconstrucción, gran aliciente para la industria armamentística y para las constructoras de todo tipo. Aznar se dejó impresionar por las promesas del emperador Bush, pero el imaginario de la España Imperial Católic a también debió hacer de las suyas en su mente. No olvidemos la boda de su hija en El Escorial; ética y estética del Imperio Español. De nada sirvió el rotundo ¡No! del pueblo. Aznar, influenciado por los versos de Kipling y nuestro pasado glorioso, luchó por el Imperio actual.

En el epílogo, el autor propone que ante el éxito internacional que ha tenido Aznar durante el año2002-2003, la esperanza de su continuidad política podría estar en la Secretaria de la ONU,…»previa ocupación militar de las Naciones Unidas. Tal vez le quede el recurso de encabezar el Eje Atlántico, si Blair se distrae o cae en desgracia y cuando Bush y todo lo que representa vuelva a ganar las elecciones presidenciales de EE.UU.», (pág 336).

Recordemos que Aznar, durante el último año de mandato, ha desobedecido hasta al Papa respecto a la ocupación de Irak, desacato religioso motivado por haberse entregado en cuerpo y alma a la causa de Bush. «Pese a la influencia que la Formación del Espíritu Nacional ha tenido en la textura intelectual del señor presidente, sorprende su incapacidad de entender lo que está pasando en Irak, donde una parte de la población lucha contra los invasores, es decir, protagoniza una guerra de independencia por procedimientos brutales, pero similares a los utilizados por todos los movimientos de resistencia. También los guerrilleros españoles contra las tropas napoleónicas de ocupación», (pág 358).

A Manuel le estalló el corazón de tanto usarlo, sin saber que, posiblemente, Aznar dará clases en una Universidad de EE.UU. y que al pueblo español, como siempre pasa, le tocó la peor parte; puso las víctimas.

Teresa Galeote.
Alcalá de Henares, Madrid.

Colaboración. El Inconformista Digital.-
Incorporación – Redacción. Barcelona, 15 Abril 2004.