“Sólo vive el que sabe”.
Baltasar Gracián
El pueblo español, harto de mentiras y falsedades, decidió saber y naturalmente, eligió la vida ante la muerte. Esa muerte que de forma cruel y bárbara asestó una puñalada terrorista en Madrid apenas hace una semana.
Las continuas mentiras lanzadas desde el poder omnímodo del Partido Popular, empezando por la catástrofe del Prestige hasta la intervención en una guerra/invasión a todas luces ilegal, inmoral y evitable, han ido mermando la credibilidad de un gobierno que ha hecho de esa manipulación la bandera de su gestión.
No voy a relatar una por una la cantidad de falsedades que se dieron para motivar la intervención de nuestro país en la ocupación de Iraq. Desde la connivencia del régimen de Sadam con el terrorismo de Al-Quaeda, demostrada su falsedad con el paso del tiempo y comprobando como además el millonario Saudí, Osama Bin-Laden era no solo un protegido de los intereses estadounidenses, si no que además era enemigo irreconciliable de Sadam al que consideraba un infiel y culpable de la intervención de soldados norteamericanos en Arabia Saudí y Kuwait. Pasando por las dudas razonables de los atentados del 11-S con situaciones muy oscuras, entre las que destaca la salida de toda la familia de Bin-Laden de Estados Unidos, en las horas posteriores al ataque de Washington y el Pentágono. O las llamadas Armas de Destrucción Masiva, nunca encontradas, y que sirvieron como argumento para la intervención. Una de las más grandes mentiras que se han “cocinado” para subvertir el orden y el derecho internacional. De todo esto ha sido cómplice el gobierno español y el presidente del este a la cabeza.
Y que decir de las informaciones manejadas para satisfacer el empeño de los populares en guardar datos de los atentados de Madrid. ¡Claro que había diferencias entre las causas de quién habían sido los autores! Las consecuencias eran iguales, pero la entrada en escena del terrorismo de corte fundamentalista islámico daba una nueva dimensión a la situación de nuestro país y por consiguiente a la actuación de España en la invasión iraquí. Y la pertinaz manipulación de informaciones hacía que la ciudadanía estallara en un grito de necesidad de saber. Esa era la cuestión. Y un miedo me recorre la mente. Si después del paso del tiempo se han sabido algunas mentiras sobre el 11-S, no todas, ¿podría suceder lo mismo con nuestro 11-M? Hay teorías que alimentan la creencia que todo tiene su valoración económica, la muerte y la vida, que se puede dar el caso que ante filtraciones de algún acto de estas características se valore si el coste económico se puede asumir y si la rentabilidad es mayor si se inhiben.
Ahora se ha cumplido un año de la nefasta decisión de atacar Iraq. La situación no ha mejorado, al contrario. Día a día se producen muertes. La población civil que ha sido asesinada se puede contar por miles, quizás decenas de miles. Iraq es un país devastado. Lo peor es que no parece que se vislumbre solución a corto plazo.
Un responsable ya ha caído políticamente. Los otros es de esperar que sigan el mismo camino. Pero detrás hay otros nombres perfectamente identificables. Tienen nombres de multinacionales.
Emilio Sales Almazán. Talavera.
Colaborador, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 24 Marzo 2004.