Puyazos. El régimen de Obiang y el email de pago – por Pedro Prieto

Periodista Digital. 10 de marzo de 2004
UNA EMPRESA BRITÁNICA DICE QUE LOS DETENIDOS SON MINEROS
El régimen de Obiang anuncia que ha desmantelado un golpe de estado

Aznar envía una fragata y le pillan embarcando militares armados hasta los dientes y dice que iba allí en visita de cortesía. Ahora aparecen simplemente unos 15 angelitos, que el gobierno británico dice que son mineros, que encienden su corazón con pico y candela. La semana pasada trincaron en Zimbabwe a unos 64 mineros más, de los que se dice estos son avanzadilla.

Tres conclusiones de pensador lateral: una, que si un país se puede tumbar con 64 Rambos, es que no es un país, es otra cosa. Y Obiang, un pelele en manos de grandes desaprensivos. Para saber quienes son, ver la prensa y la televisión y quien le da abrazos. O quien cubrirá las elecciones del mes que viene, como si hubiesen sido tales. Dos: que de este barullo estaba enterado hasta el apuntador y desde luego el CNI, antiguo CESID, aunque todos están callados como si fuesen muertos. Y tres, que posiblemente los 64 angelitos fuesen realmente mineros, porque el golfo de Guinea enterito está oliendo últimamente a petróleo que te pasas. Y que se sepa, hasta ahora son ingenieros de minas y geólogos los que primero desembarcan para exprimir las entrañas de la tierra.

Quid custodet custodes? (¿Quien custodia a los custodios?)
Periodista Digital. 10 de marzo de 2004
“Proveedores como Yahoo y Goodmail también estudian cobrar cada envío mediante un sello virtual”
“Microsoft promueve el e-mail de pago para frenar el correo basura”

Se va viendo venir. Primero meten la viruta y luego te cobran por quitarla.

En muchos otros campos ya sucede algo similar. Uno compra un antivirus. La empresa le mete el miedo en el cuerpo de que se crean cada mes unos 200 nuevos tipos de virus y que hay que actualizarse. Eso se consigue suscribiéndose a la empresa vendedora. Para ello, hay que dar todos los datos del comprador y especialmente la dirección del correo electrónico, claro y hasta se pide una contraseña. El usuario, cansado de tantas contraseñas, suelta la que primero tiene a mano, que es la habitual. Hasta ahí, todo más o menos bien. Uno recibe alguna viruta de vez en cuando y la depura. Pero un mes antes de que la validez expire, la empresa empieza a meter el miedo en el cuerpo de que hay que renovar, que esto se acaba. Y mira tu por donde, si no renuevas con esa empresa, ves que comienzan a llegarte más mensajes que nunca con virus adjuntos. ¿Será casualidad? La estafa se universaliza y se multiplica hasta el infinito, sin que nadie pueda actuar.

Otro caso común de estafa, son los spams o mensajes que se meten en los ordenadores y que ofrecen gratuitamente descargas de software de programas diversos, juegos, videos, canciones, etc. Uno va al sitio y le dicen que haga alguna maniobra con el ratón o que teclee algo. El programa se activa, provoca un corte de la conexión con Internet y ha metido un programita que automáticamente marca un número 80X XXXX (servicio de valor añadido), sin que prácticamente uno se de cuenta. Esto sucede de forma mucho más fácil con los usuarios que tienen MODEM telefónico que con los que tienen ADSL, que no pueden marcar de esta forma (a estos se les suele pedir que se identifiquen por móvil y metan algunos datos a otros números, también de valor añadido). Con ello, los estafados, vuelven a ser los sectores más pobres, los que utilizan el módem telefónico. El programa baja gratis, claro, si es que baja; pero mientras, la cuenta del teléfono está corriendo a un euro por minuto. Si uno se baja una canción, puede salir más cara finalmente que invitar a toda la pandilla a ver en directo al ya caro progresista de salón de Miami, Alejandro Sanz.

Multitud de empresas delictivas utilizan telefónicamente uno de los dos métodos más habituales de estafa telefónica, que consiste en lo siguiente:

1. Una persona llama y dice que es de Telefónica y que hay una campaña especial, por la que todas las llamadas locales serán gratis durante un tiempo. Claro que hay que marcar un número: el 80X XXXX. Cuando uno llama se le solicita amablemente el número local (o se le pide que lo marque) y a partir de ahí, uno cree que está llamando gratis y le están metiendo algo así como un euro por minuto.

2. A veces al descolgar para atender una llamada, sale un mensaje grabado que dice “Este es el centro de mensajes cortos. Tiene usted x mensajes. Para escucharlos, llame al 80X XXXX. Y ya estamos en lo mismo.

Uno llama a Telefónica y confirman, claro, que es una estafa. Telefónica tiene que tener una dirección y sobre todo, una cuenta bancaria, asociada al número 80X XXXX del ladrón en cuestión. En el primer caso, dicen que actuarán en consecuencia y que gracias por avisarles. En el segundo, no se sabe.

Si uno va a una comisaría, porque a uno no se le queda el cuerpo bien, después de la sospechosa asepsia de Telefónica, a interponer una denuncia o una queja por intento de estafa, le dicen que no hay delito y que no pueden atender; que sólo pueden atender cuando ya se ha producido la estafa, que es cuando el delincuente se ha largado con unos cuantos millones (de la cuenta en la que Telefónica se los ha ingresado, quedándose Telefónica con una parte no desdeñable de los ingresos obtenidos por este tipo de llamadas, denominadas “de valor añadido” (¡hace falta valor para llamar así a esta flagrante estafa!), que generalmente consiguen engañar a los más pobres y peor informados. El negocio prospera, ante la impotencia y la humillación de miles de personas desvalidas. Uno se sorprende de que el juez no pueda entrar a pedir el bloqueo de la cuenta del delincuente, o aún mejor, a dar aviso al banco para que comunique a la policía el momento exacto en que el tipo retira de la cuenta el dineral defraudado. La policía dice que Telefónica actúa en el primer caso, pero sólo porque hay “suplantación de identidad”, no porque les conste el delito. Parece que el delito sólo existe, según el comisario que me atendió, cuando el delincuente retira finalmente el dinero de la cuenta. En fin, maravillas del mundo moderno.

Pedro Prieto. Madrid.
Equipo de Redactores, El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barcelona, 11 Marzo 2004.