Mientras el muro se sigue construyendo en Palestina, la inestabilidad aumenta en los Territorios Ocupados, ayer 15 palestinos muertos fueron el saldo del ataque del ejercito israelí contra un campo de refugiados en Gaza.
Mahmoud Darwish, poeta y escritor palestino, antes de la construcción del muro nos contaba que ya existía este un muro, una clara división, una apuesta por la paz de los vencidos y no por la paz acordada. Este es un artículo que vío su luz ya hace dos años, ayer como hoy la actualidad se parece en Oriente Próximo. El artículo fue publicado en el periódico Alquds Al-Araby y lo traduce Jamal Halawa, compañero de El Inconformista Digital.
Traducción – Guerra entre israelitas y palestinos.
Sitia tu cerco – por Mahmoud Darwish *
Como si fuera guerra por la guerra, sin objetivo alguno salvo reproducirse a sí misma, aún sabiendo todos nosotros, que la espada es incapaz de romper el alma, también ésta vez. Los árabes ofrecieron la paz total a Israel, a cambio de su retirada de la quinta parte de nuestra tierra histórica, Israel respondió a ésta generosa oferta al día siguiente, con una declaración de guerra total, contra el pueblo palestino y la imaginación árabe.
Demostraremos una vez más que somos los más fuertes moralmente, tan solo nos queda, esta demostración. Pero el equilibrio de fuerzas seguirá narrando sus realidades, imponiéndolas sobre la argumentación ideológica y legal hasta que nos demos cuenta de que, quien es incapaz de disuadir, porque su única elección estratégica es la paz, es también incapaz de realizar la misma.
Vemos en la mancha de cada noche un crimen, en cada calle un asesinato y sangre que grita en cada muro. Vemos seres vivos carentes de las condiciones básicas de vida y vemos mártires carentes del descanso, en una tumba. Pero también vemos por encima de todo, la voluntad de un pueblo que no tiene otra elección que la resistencia, y entre latido y latido de cada herido, nos preguntamos: ¿Hasta cuando aplaudiremos al Cristo que sube hacia el Gólgota? ¿Es que de la leyenda del conflicto árabe-israelí, tan solo queda su parte Palestina para añadir a la escena roja-negra toda esa impotencia neutral? Cuanto tememos por el grito de Arafat desde la madera del icono que contiene las bellezas del martirio, que hace que toda una nación, prescinda del trabajo en un viernes infinitamente triste. Porque la lágrima ablanda el alma y limpia el cuerpo de la picadura de la sal. Los televidentes esperaron llorando la retransmisión en directo, para ver al héroe trágico, laurear sus conclusiones y convertir la mitología en el Tribunal de los Elementos y terminar como mártir, mártir, mártir.
No, no necesita el palestino más sentimientos de soledad y exclusividad. No quiere hacer el papel de ofrenda más de lo que ya lo es. El palestino quiere vivir fuera del circuito del préstamo, en el lugar donde nació, quiere librar su espacio geográfico y humano de la presión que ejerce la mitología, del salvajismo de la ocupación y del espejismo de una paz que no le reparó más que destrucción. Pero su derecho a vivir, a vivir una vida normal, en el margen más estrecho de su sueño y más amplio de una pesadilla, cercado por la realidad israelí armada de fábulas racistas y modernidad armamentística, al mismo tiempo. Cercado por el destino norteamericano que sobrelleva al mundo, por encima de los cuernos de un toro enfurecido, que eliminó la “y” copulativa que hay, entre Norteamérica y Israel. Cercado por una subyugación absoluta que hizo perder al régimen político árabe, su literatura de súplicas y su capacidad de contener a la calle, cada vez más enfurecida por todo. Nos preguntamos ¿Cuántas veces se cercará al palestino, hasta que el mundo árabe sienta que él también está cercado, está prisionero, pero sin resistirlo?
La televisión nos enriqueció con sus explicaciones, nuestra sangre se derrama en cada casa y sobre toda conciencia. Quien no convierte su corazón en palestino a partir de ahora, no reconocerá su identidad moral nunca más. No es porque los valores extinguidos que fueron cubiertos por el consumo ideológico y diario de un proceso de paz, carente de justicia y libertad han resucitado, sino porque, la voluntad se ha librado ya de los cálculos sencillos sobre ganancias, perdidas y sobre el pensamiento pesimista, librando al único significado de nuestra humana existencia, la libertad.
El palestino no tiene otra elección: Frente al proyecto de exterminio político que nos propone la ocupación israelí con recursos americanos, eligió el proyecto de resistencia a cualquier precio. Su espalda contra la pared y sus ojos miran hacia la esperanza, la esperanza que arde por la fuerza del alma que no tiene explicación.
Nos preguntamos: ¿Alguno de los que están arriba, ha vuelto a reflexionar? La calle viva superó ya ésta pregunta, pero la pregunta silenciada es: ¿Aún alguien puede creer que en ésta zona del mundo, sobra el pueblo palestino? Y todo porque no hace más que preguntar sobre liberación y libertad, pagando a todos con su sangre el precio de la pregunta, la cual, si que parece que sobra, en este mundo necesitado de estabilidad construida sobre una esclavitud impuesta ó más bien elegida.
La guerra israelí total, sobre tierra palestina y sobre el alma palestina, abrió las puertas de las preguntas de par en par, una de estas principales preguntas es sobre las relaciones árabe-israelíes y árabe-norteamericanas, pero Israel, se apresuró a declarar, que su guerra es una lucha por la existencia y que la guerra de liberación suya, no ha concluido aún. Entonces ¿cuándo concluirá? Eso significa, que la misión de aniquilar al movimiento de liberación palestino, sigue en su agenda, incluso durante el proceso de paz y que la existencia Palestina es, la que está realmente amenazada a ser destruida. Nos sugieren volver al conflicto desde el punto de partida, contemplar de forma satírica, lo que hemos avanzado, logrado y donde cambió nuestra concepción sobre la naturaleza del conflicto.
Declaran la guerra también, sobre el concepto de la paz ¿Qué es lo que amenaza su existencia, para defenderla con esta brutalidad? ¿Acaso es la guerra que los árabes no les declararon? Ó ¿la paz que les ofrecieron? La necesaria mentira, para mantener la coexistencia de la sociedad israelí rodeada de mitologías institucionalizadas y de su necesidad de mutilar, el concepto del conflicto entre una ocupación que está a punto de desaparecer y una resistencia, que está a punto de triunfar. Pero si la ocupación es una condición esencial y fundamental para la existencia de Israel, entonces es una cuestión que tiene difícil solución. Lo que nos concierne, es la defensa de nuestra existencia nacional y humana y unas fronteras, que defiendan a ambas. Aunque tengamos nuestras espaldas contra la pared, no hay escapatoria, no la hay, no la hay.
* Mahmoud Darwish es poeta y escritor palestino, el artículo fue publicado en el mes de Abril de 2002 en el periódico Alquds Al-Araby.
Traducido por Jamal Halawa. Olias del Rey. Toledo.
Equipo de Redactores, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 9 Marzo 2004.