Contra las clonaciones mentales – por Rafael Pérez Ortolá

La vida es diversa o NO es. Viviríamos otra cosa.

La vida humana tiene una evolución propia o TAMPOCO es.

De ahí que al hablar de nosotros, los humanos, sea tan interesante plantearnos si debemos ser individuos libres -todos-, si todos deben vivir o no, qué cosas se podrán modificar o deban discurrir por su propia naturaleza. Y así podríamos sacar a colación todo lo referente a las personas.

Un primer mandamiento importante es NO tergiversar. Si se une un material de células cutáneas con un óvulo, ni es fecundación, ni tiene que ver nada con futuros hominículos. Daría lo mismo si uniéramos un espermatozoide con una neurona, o un pirulí con una manzana. De ello deducimos la ausencia de impedimentos para desarrollar una investigación con los avatares de esos grupos de células. Y menos aún si su futuro empleo va dirigido a la curación de enfermedades.

Luego viene otra polémica MADRE. Necesitamos obtener células a partir de las cuales sea posible desarrollar diferentes tejidos humanos. Esos nuevos tejidos se pueden utilizar para suplir los destruidos -infartos, hemorragias, degeneraciones-. Es decir, se buscan células madre, como fuentes de recuperación tisular, serían capaces de derivar en tejidos distintos. Hay suficientes demostraciones para afirmar que pueden obtenerse, investigarse y utilizarse, a partir de células de la sangre umbilical, de la médula ósea y de algún otro tejido. Resulta obvio que tampoco aquí emerge ningún problema ni tabú que constriña la evolución científica.

Son dos conceptos esclarecedores. No hablamos de embriones, implantaciones uterinas, ni propiamente de clonación humana. Si acaso de clonación celular, como la hay de receptores, anticuerpos, etc.

Cuando ya vamos al embrión humano prefabricado, eligiendo sus componentes y decidiendo qué hacer con él, entramos en el propio terreno de la clonación humana. Y aquí necesitamos un encauzamiento científico primero y social después. ¿Qué se desconoce? ¿Qué somos capaces de conseguir? ¿Se debe experimentar?

Uno de sus principales ESCOLLOS nos origina escalofríos, entrar a manipular el desarrollo vital de una persona tiene unas derivaciones notables, clarísimas y amenazadoras. Añado que se convierte en un MITO TENEBROSO. Mas no parece tampoco un riesgo tan necesario vistos los primeros apartados. ¿Qué hace necesario ese riesgo?

Independientemente de los criterios diversos, los procedimientos seguidos pueden abarcar un AMPLIO ESPECTRO, con resultados benefactores o dañinos, de simple progreso científico o de manipulación perversa sin más. Estas amenazas potenciales son las que inducen a buscar una regulación. A mí, y creo que a todos, nos originan dos inquietudes, una legislativa y otra moral-ética.

Su grado de licitud tiene que valorarse a través de formas democráticas, sin ambages. Ante decisiones de tan gran calado no se deben dejar libres las manos a los grupos y menos a los grupúsculos. Debiéramos utilizar la mejor forma de convivencia socio – política, procediendo al estudio, debate y reglamentación. En el estilo político, quizá un referéndum general, o pergeñar la mejor forma en busca de esta decisión. A partir de estas consideraciones está clara la LEGALIDAD y quedar a la espera de nuevos acontecimientos, porque esto no quedará ahí.

En cuanto a la moral o ética de la clonación humana propiamente dicha, esta técnica no la veo necesaria y si amenazante, NO le veo indicación moral, ni ética. Lo resumiría diciendo, si Vd. pretende ensayar, manipular, modificar la evolución vital ¡Manéjese la suya! ¿Intentos? ¿De qué? ¿Dollys humanos avejentados? ¿Pruebas de juventud? ¿Qué fundamentos me cuentan para proceder así?

Los guiñoles no deben pasar de eso, ya hemos visto suficientes ejemplos de perversidades, orientales, occidentales y de muy diversas agrupaciones. Sugiero que debemos exigir siempre MÁS INFORMACIÓN, MÁS INVESTIGACIÓN y MENOS interés por mezclar conceptos. De lo contrario nunca saldremos del galimatías.

Es importante la autopreservación de las personas, de lo que tenemos como tales, o no hemos entendido nada a pesar de las esclavitudes de siempre, con las inquisiciones, con las torturas y totalitarismos, desde Oriente a Occidente. La guerra, el hambre, las enfermedades nos acucian. Eso NO obliga a unas investigaciones temerarias y NO plenamente justificadas.

Antes de pensar en DIOSES más o menos humanos, hemos de vivir y POR ESO, unos serán ateos, otros creerán en un Dios o simplemente en la Nada circundante. De ahí no debe derivarse un ocultismo investigador o una tergiversación de las argumentaciones. ¿Investigar por investigar es el argumento? Estar abierto al futuro no significa admitir cualquier ocurrencia.

Entre todos hemos de encontrar cuales serán las limitaciones razonables. A mi no me parecen defendibles los cotos cerrados en este tipo de cuestiones. Es de aquellas cosas que exigen incrementar el conocimiento, la convivencia y el debate, única forma de conseguir una vida con la magia suficiente para ILUSIONARNOS.

Rafael Pérez Ortolá. Vitoria.
Equipo de Redactores, El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barcelona, 18 Febrero 2004.