La Sociedad sigue estando en contra de la guerra

Ayer 15 de Febrero al cumplirse un año de las millonarias movilizaciones en contra de guerra, cientos de miles de personas se movilizaron y concentraron en España en repulsa a la invasión de Iraq.

La política de las calles

Con una organización y un precalentamiento mucho menor, bajo el contexto no de una guerra inminente si no de una ocupación militar –en la que España es participe activamente-, cientos de miles de personas protestaron en las principales ciudades españolas.

En Madrid, una movilización unitaria convocada por más de 38 organizaciones y colectivos bajo el lema “Manifestación unitaria por el fin de la ocupación, la retirada de las tropas españolas, y por la soberanía y autodeterminación para el pueblo iraquí”, movió a 150.000 personas –según sus fuentes- desde Moncloa hasta Plaza de España. La nulidad de incidentes y el tono festivo a la par que combativo de los manifestantes, quiso rememorar las millonarias movilización del pasado año y continuar la protesta contra la guerra, esta vez contra la ocupación de Iraq y por la vuelta de las tropas españolas allí destinadas.

En Barcelona, una concentración en la plaza Catalunya a las 12 horas, reunió a decenas de miles de personas. La “Plataforma Aturem la Guerra”, integrada por decenas de organizaciones sociales, denunció la invasión de Iraq e hizó una llamada a la movilización del día 20 de Marzo “día internacional de movilización contra la guerra y las ocupaciones”. Tanto en Girona, Tarragona, Lleida, como en otras localidades más pequeñas se realizaron concentraciones delante de los ayuntamientos.

En Valencia, la movilización convocada por «la Campaña Valenciana contra la Constitución Europea del Capital y la Guerra» movió por el centro de la ciudad a más de 25.000 personas.

En Sevilla, Las Palmas de Gran Canarias, y muchos otros lugares se han realizado concentraciones para rememorar el 15F y seguir protestando en contra de la guerra.

Si bien como decíamos al principio de estas informaciones, la organización y coordinación han sido mucho menores, hay por lo menos dos factores importantes a tener en cuenta para la menor afluencia de personas a las concentraciones y movilizaciones.

La catarsis del año después

Por un lado, la actual situación en Iraq con la guerra de ocupación-resistencia que existe una vez decapitado el régimen de Saddan Hussein. Es difícil de entender para mucha gente esta situación cuando nuestros gobiernos hablan de ataques terroristas, de reconstrucción de un país y de la búsqueda de la democracia en el país que acaban de colonizar. El simple hecho de mencionar la palabra “terrorismo” provoca un cortocircuito a la ciudadanía capaz de repelerla a salir a las calles.

Por otro lado, la decepción de mucha gente tras comprobar que después de salir a las calles el 15F del pasado año para gritar “no a la guerra” y tratar de impedirla, no logro evitar la guerra, es algo que ha hecho verdaderos estragos. Si bien hay organizaciones políticas que pretenden ser alternativa de gobierno sin contar con otros grupos políticos y que tienen cierta culpa en haber capado el movimiento en contra de la guerra en su momento, la otra parte de la culpa es de los movimientos sociales y de las propias personas. Al igual que la sociedad no se cambia un día tirando un voto a una urna, una guerra tampoco se evita saliendo a la calle un día. Sin quitarle importancia al voto ni a las movilizaciones puntuales, he de constatar que cualquier cambio por pequeño que sea –y evitar una guerra es un cambiazo- requiere un trabajo diario y a veces arduo. La decepción de las personas que salieron a las calles el 15F tras ver que la guerra estaba en marcha es natural para quienes no están acostumbrados a ser participes activamente en cambios sociales. La cruda realidad es que la inmensa mayoría de la sociedad va a la inercia de las dinámicas sociales vigentes, impuestas por la tradición y el poder establecido. De ahí que los pocos movimientos sociales activos tengan mucho que aprender si realmente quieren comunicar a la gente sus ideas, posiblemente ampliar sus miras, y hacerles participes de los cambios.

Dicho todo esto y sabido lo expuesto mas arriba podemos considerar que la afluencia de personas a las movilizaciones y concentraciones han sido todo un éxito.

Iraq es un infierno

La guerra en Iraq no ha terminado. Iraq es un país desmembrado, ocupado por ejércitos extranjeros, en donde se desarrolla una guerra entre invasores y resistentes. Han muerto más personas durante la ocupación militar de Iraq que en la guerra convencional de ejércitos establecidos. Más de 10.000 civiles murieron desde el inicio de la guerra el 20 de Marzo hasta septiembre de 2003. Actualmente, directamente mueren centenares cada semana bajo las balas y explosiones; indirectamente, quizá miles por falta de condiciones mínimas en los hospitales, por falta de agua potable, gas, electricidad y comida. Parece ser que esta es la libertad que EEUU, el Reino Unido y España, prometieron al Pueblo iraquí, la de morir y mal vivir. No hay estructura de Estado en Iraq, no existe la mas mínima organización de sociedad moderna tal como la conocemos en occidente –tal como existía en Iraq antes de la guerra-, pues Iraq no solo se ha quedado sin estado, también ha retrocedido a la sociedad pre-industrial y pre-política organizada. Iraq hoy en día es como en antaño lo eran otros países, un país colonizado, en donde solo funciona una cosa: la extracción de sus recursos naturales. Evidentemente el petróleo ya se esta extrayendo.

En Occidente, en nuestra casa, la sociedad actualmente tiene dos herramientas a usar para cambiar las cosas, una el uso del voto en el sistema político vigente, dos la participación activa en movimientos sociales y en el debate publico.

Francesc Sánchez – Marlowe. Barcelona, 16 Febrero 2004.
Equipo de Redactores, El Inconformista Digital.