La OPEP se funda en 1960, con sede en Viena. Se plantea como una organización de países que tienen como finalidad principal la supresión de la competencia en el campo del petróleo.
Poniendo el precio del barril de crudo y jugando con la oferta y demanda, en función de sus intereses. Está formada por once países, todos ellos musulmanes, con la excepción de Venezuela.
Su actividad al principio, tiene un carácter esencialmente consultivo, viéndose reforzada por la guerra judeo-árabe de 1973. Como consecuencia de esto, se bloquea el suministro de petróleo a los países que habían ayudado a Israel. A raíz de este hecho, se dobla el precio del barril de petróleo ese mismo año, teniendo unas consecuencias muy importantes en la distribución de la riqueza mundial. Provocando un desastre económico muy importante, acabándose el ciclo derrochador de la energía. Cabe recordar las consecuencias impresionantes, que tuvo en nuestro país, donde el paro y la crisis energética repercute de forma muy intensa en la industria, asistiendo a intensos procesos de reconversión industrial con graves costes sociales y a la multiplicación del desempleo hasta niveles nunca conocidos.
La táctica, que han llevado a cabo, es la defensa de un precio determinado del barril de petróleo, a través de la regulación de la oferta y la demanda. Qué se desploman los precios, disminuyen la cantidad de petróleo en el mercado. Qué suben los precios en exceso, aumentan la oferta de petróleo.
La mayoría de sus once miembros, han desarrollado un gran sector público, pero con poca eficiencia, dentro de unas economías que no han sido diversificadas. Presentan, al mismo tiempo, unos niveles de corrupción elevadisimos, donde muchos de sus ingresos han sido desviados a las esferas del poder, como beneficio propio. Muchos de estos ingresos se han invertido fundamentalmente en Estados Unidos, siendo estos países los grandes financiadores del déficit norteamericano.
Podemos afirmar, que los ingresos de los países de la OPEP están ligados exclusivamente a las rentas petrolíferas. Este es el caso del mayor productor mundial, Arabia Saudí, su presupuesto nacional requiere que el precio de barril ronde los 25 dólares de media anual. Por debajo de esa cifra, la economía de Arabia debe endeudarse para cubrir sus necesidades. Lo mismo sucede con el resto de países.
Pero el papel de la OPEP ha variado, hace 30 años, los once países producían el 80% del petróleo consumido en el mundo, con una producción de 32 millones de barriles diarios. A día de hoy, apenas producen 28 millones de barriles y escasamente significan el 50% del total mundial.
¿Qué ha pasado?
La política de precios altos, que ha desarrollado la OPEP, le ha servido para ir cuadrando sus presupuestos nacionales, pero al mismo tiempo, ha permitido que el sector petrolero de otros países de fuera de la OPEP se haya desarrollado, compitiendo hoy con la organización por el mercado mundial.
La actividad petrolífera de zonas como Noruega, Rusia, muchos países africanos, la zona del mar Caspio, Alaska o en los propios Estados Unidos no se hubiera desarrollado porque su extracción es mucho más costosa que la de los países de la organización. Pero los precios altos, por encima de los 20 dólares el barril, los hace rentables. Podemos decir que la política de precios de la propia OPEP es la que da vida a sus competidores, los cuales están en el origen de su desestabilización. La OPEP está en la cuadratura del círculo. Si baja el precio, hunden sus economías, si los mantienen altos se benefician sus competidores.
Pero su situación empeorará, cuando Irak, miembro de la organización, que está en manos de Estados Unidos, vaya recobrando su producción, provocando un exceso de oferta y reduciendo el precio del crudo a nivel mundial.
Con los precios actuales del petróleo, que rozan los 30 dólares/barril, la continuidad del desarrollo de las zonas petrolíferas de alto coste está garantizada, más teniendo en cuenta que con las nuevas tecnologías se van reduciendo sus costes de producción.
La OPEP tiene todavía hoy capacidad suficiente como para obstaculizar e incluso frenar el desarrollo de las zonas petroleras de alto coste. Esto sería así, si se provoca un fuerte descenso de los precios. Pero no lo tiene fácil de realizar, pues a pesar de los ingentes ingresos que han obtenido desde la crisis de 1973, al mismo tiempo han generado grandes burocracias y enormes gastos.
Por un lado, no quieren dejar que los precios desciendan, lo que origina que cada vez haya más petróleo en el mercado, pero procedente de fuera de la organización, haciéndoles perder cuota de mercado. Por otro lado, se estima que la demanda de crudo crecerá a un ritmo del 1,5% anual, según la Agencia Internacional de la Energía, inferior a las nuevas aportaciones, por lo que ante el constante incremento de la producción, es muy probable que la OPEP acabe enfrentándose a periodos de precios muy bajos.
Los países de la organización deben ajustar sus presupuestos ante los tiempos que vienen, procediendo a un descenso controlado de los precios, hasta unos 14 dólares para recuperar a clientes y seguir dominando el control del petróleo mundial.
De seguir en la situación actual, muchos piensan que la OPEP desaparecerá, pues el motivo de su creación ya no tiene sentido porque ya no puede controlar ni el precio, ni la cantidad de petróleo en el mercado.
A pesar de las criticas y los errores que ha cometido, no sería una buena noticia para la economía mundial su desaparición, pues ha jugado un papel vital en muchos momentos de estos últimos treinta años, como estabilizador del mercado energético.
Deben ir adecuando sus políticas interiores, buscando presupuestos más realistas, desarrollando políticas económicas más eficientes y menos derrochadoras, por ejemplo prescindiendo de la compra de armas. Es decir, deben ir ajustando sus presupuestos a la realidad de un petróleo barato. Al mismo tiempo, deben de ir dejando de financiar los multimillonarios déficits norteamericanos e ir invirtiendo esos millones, en sus propios países. Se calcula que solamente Arabia Saudí financia a los Estados Unidos con más de 800.000 millones de dólares. De ahí, se entiende la suavidad de la administración de Bush con la casa real saudí de los Saud. Lo mismo cabe hablar de otros países como Kuwait, Qatar…
Este cambio de política ocasionará problemas a la economía norteamericana y al propio dólar que puede ir dejando de ser la moneda refugio y perdiendo protagonismo en la economía mundial. Si las compras del petróleo se dejarán de hacer en exclusiva en dólares para utilizar otras monedas (euro, yen), veríamos una crisis monetaria importantísima. Ese fue uno de los errores de Sadam Hussein cuando decidió vender el petróleo iraquí no en dólares. El mismo error que Hugo Chavez que modificó la exclusividad del dólar dando entrada al euro. Uno ha caído, Saddam Hussein, y a Hugo Chávez le están moviendo la silla.
Pronto veremos movimientos intensos en la OPEP y en el mundo del petróleo y estos tendrán consecuencias en el dólar que pueden ser imprevisibles.
Edmundo Fayanás Escuer. Pamplona.
Profesor de Historia.
Equipo de Redactores, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona, 6 Enero 2004.