La cuestión turcoeuropea

Tras la cumbre de la Unión Europea, UE, celebrada en Copenhague, se pone en marcha el mayor proceso de ampliación en la historia de la UE. Sin embargo, la incorporación de Turquía como país miembro permaneció en un, cuando menos intrigante, Status Quo.

Está previsto que a partir del primero de Mayo del 2004 diez nuevos países entren a formar parte de la UE. Polonia, Hungría, República Checa, Eslovaquia, Eslovenia, Letonia, Lituania, Estonia, Chipre y Malta serán los seleccionados, en su mayor parte procedentes del antiguo bloque comunista, más la Eslovenia de la antigua Yugoslavia del Mariscal Tito, la Malta del antiguo Imperio Británico y Chipre, en la cual concluyeron recientemente sin ningún acuerdo las últimas negociaciones auspiciadas por las Naciones Unidas sobre el conflicto greco-turco que divide la isla. Ninguna solución para el conflicto y nueva espera y examinación para las aspiraciones turcas de incorporación a la UE.

A Turquía se le pide desde la UE un avance en su democratización con vistas al cumplimiento de los criterios políticos de la UE, como por ejemplo, la garantía de los derechos humanos, más que dudosos en Turquía sobre todo en cuanto a la represión del pueblo kurdo se refiere, así como a la ilegalización del más importante de sus brazos políticos, el Partido de los Trabajadores del Kurdistán, PKK. Un mismo pueblo kurdo que es reprimido en Irak y que a falta de reservas petrolíferas en su territorio poco cuenta en los planes de invasión norteamericanos. Sin embargo Amnistía Internacional continua denunciando este año violaciones de los derechos humanos en países miembros de la UE, como puede ser el caso de España.

El conflicto chipriota, como hemos comentado, afecta a las aspiraciones turcas, con una Grecia que hasta hace muy poco siempre se opuso frontalmente a hablar sobre este tema. Por otro lado la cuestión de que Turquía es un país de mayoría musulmana parece levantar ciertas ampollas entre sectores democristianos europeos. Cuando en teoría es esta una Europa regida por gobiernos laicos que defienden la libertad de religión. Una Europa con un gran número de inmigrantes de religión islámica, muchos de ellos asentados desde hace tiempo en el viejo continente.

Una Turquía que desde hace siglos lleva aspirando a entrar en Europa. Ahí me imagino a los emperadores otomanos frotándose los ojos al ver como el pueblo turco se expande más allá de Viena. Ya me gustaría oir las declaraciones al respecto de Don Juan de Austria en prensa y demás medios de comunicación, si levantara la cabeza, claro.

No obstante, dejando para el final, pero no por ello menos importante está la pertenencia de Turquía a la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN. Y aquí es Turquía el único país islámico miembro, con el beneplácito de los Estados Unidos de Norteamérica. ¿Se convertirá Turquía en puerta de acceso de la UE al petróleo y al gas del Oriente Medio, una vía de comunicación con Asia? ¿Cuáles serán los planes del amigo Norteamericano al respecto? ¿Qué tendrá Rusia que decir sobre el tema? ¿Y el pueblo turco, apostará nuevamente por la islamización de su gobierno como tras las últimas elecciones?

De lo que no cabe duda ninguna es de que Turquía siempre ha sido un puente entre Europa y Asia, la cuestión ahora es dilucidar si el puente cae más del lado europeo o del asiático.

Von Kayoyen. Heidelberg. 21 Diciembre 2004