Uno se despierta por la mañana tempranito, con las legañas todavía pegadas a las sábanas, lentamente logra avanzar hacia la cocina, dónde espera un café revitalizante y supermineralizante. Engulle algo comestible rápidamente y se despide de su amada/o con un beso cariñoso.
Escanea con la mirada (parte de las legañas siguen ahí) a los viajeros del tranvía y por fin se dispone a trabajar. Arroja por la ventana la radio para escapar de las penalidades mundiales, y trata de concentrarse en realizar algo productivo por el bien de la humanidad. Sin embargo, las penurias están ahí, rodeándole a uno. Las crisis económicas, los grandes yupis bursátiles echando a patadas a los trabajadores a la calle. El famoso de turno diciendo gilipolleces a través del primer altavoz mediático al que se aferra. Con más pena que gloria se resiste el día, se vuelve más tarde o temprano al hogar, y el dedo jugetón de la casualidad pulsa zapeando inocentemente el canal de las noticias.
Aquí se pregunta uno qué puñetas hará ese soplagaitas aterrizando con las luces del aeropuerto apagadas en Bagdad. Abriendo en canal un pavo delante de la tropa a la que se le había dicho que iban a cenar con el administrador civil para Irak, Paul Bremer, y el jefe de las fuerzas aliadas, general Ricardo Sánchez. Se les engaña como a chinos (con todos mis respetos a la patria de los taikonautas) y encima aplauden y vitorean. Poco pan y pésimo circo.
Endevé, Sole, y esto no lo digo yo, que lo decía uno que sería capaz de gobernar cien veces más humanamente que George Bush. Decididamente lo de este tipo es surrealista. Mira que presentarse en Bagdad, así a las buenas de Dios, sin comunicárselo ni siquiera a sus padres, ¡ni si quiera lo sabía su esposa!. Ningún beso cariñoso para ella, desde luego. Otro George (Orwell) quizás traicionara a decenas de comunistas en Gran Bretaña, pero cuando menos lo hizo por amor.
Romualdo Terólez. ( en algún lugar de la Vieja Europa).
Colaborador, El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción, Barcelona. 27 Noviembre 2003.