Un país de cuento* – por Emilio Sales Almazán

La primera noticia que me llegó del compromiso matrimonial de D. Felipe de Borbón y Dª Letizia Ortiz, me sorprendió por la poca o nula información que había trascendido de la relación, acostumbrados como estábamos de otros presuntos romances habidos con anterioridad.

Pero de repente me di cuenta de lo que se nos venía encima. Y no tardé en comprobarlo.

TVE, la que pagamos de forma directa, y las otras cadenas, que pagamos de forma indirecta, emisoras de radio, prensa, fue un aluvión de noticias machaconas sobre el suceso. Todas y cada una de las fuentes informativas hablaban y no paraban con carácter uniforme. El pueblo español aplaude y aprueba la unión. Ha estallado la felicidad colectiva.

Medios de comunicación hacen encuestas donde todos y todas ensalzan el compromiso. ¡Aleluya!. La novia (que ha sido elegida por el príncipe) tiene todas las perfecciones del mundo, tantas que me temo no sea humana.

Algún “ladrador oficial” da la enhorabuena a sus majestades en nombre del pueblo español. Todas y todos somos unos borreguitos, según el emisario que hemos hablado al unísono.

Pues me parece e ilusiona que no. Hay muchos, que ya piensan en cuanto nos costará la ceremonia, después de que la modesta vivienda de su alteza nos haya salido, según cifras oficiales, por 4,2 millones de euros (calculen en pesetas, yo me mareo). Pero a mí, que nunca me han preguntado en encuesta alguna, aprovecho para dar mi opinión.

Deseo que les vaya bien, como a toda persona que decide unirse a otra en un proyecto de vida común. Pero aspiro a no verlos convertidos en rey y reina. Significaría que nuestra democracia avanzaría hacia su profundización, culminando en un Estado Republicano. Que menor derecho que poder elegir a tu máximo representante, el Jefe del Estado. Todavía sueño con aquello de “España mañana será Republicana”.

Pero el ataque mediático va a ser ostensible. Ya no quedan lugares “blancos” en el mapa mundial, y menos alguna isla para perderse de tal cisco.

Aún así creo que algo positivo sacaremos del asunto. Si TVE sigue con la programación de estos días, amaneciendo y cerrando ediciones con vidas y milagros de los futuros cónyuges, tirando de archivo aprovechando que Dª Letizia ha sido trabajadora de la casa, el ahorro en compra de producciones foráneas va a ser tal que el déficit histórico del Ente Público va sufrir una merma espectacular.
Lo dicho. Fueron felices y comieron perdices.

*O como TVE puede paliar su deuda histórica.

Emilio Sales Almazán. Talavera.
Colaborador, El Inconformista Digital

Incorporación – Redacción. Barcelona. 8 Noviembre 2003