Viva las mujeres – por Edmundo Fayanás

El último informe sobre la educación en el mundo desarrollado, que ha publicado la OCDE, afirma que las mujeres están por delante de los hombres en todos los niveles del sistema educativo. En el año 2001, había en la Universidad española 781.236 mujeres, casi 110.000 más que hombres.

En los premios nacionales fin de carrera, del año 2002, que entrega el Ministerio de Educación, 123 fueron para mujeres y solamente 60 para hombres.

En las etapas de educación obligatoria, hay también más mujeres que hombres por razones demográficas. Pero de los 50 mejores expedientes del bachillerato del año 2002, 37 eran mujeres y sólo 13 hombres.

Como consecuencia de todo ello, se está produciendo una revolución lenta y silenciosa pero implacable avance del papel de la mujer en el mundo actual. En el año 2002, de los 215.000 graduados en las universidades españolas, el 57,7 % eran mujeres.

Sin embargo, hay una especialidad en la que todavía dominan los hombres. Estas son las carreras técnicas, en una proporción de tres a uno, pero al tiempo, aquí también acabaran dominando, demos diez años y veremos el cambio. Ya dominan en porcentajes de entre el 70/60 % en Humanidades ( 63,5%), Ciencias Sociales y Jurídicas (60,8%), Ciencias de la Salud (71,3%), Ciencias Experimentales (54,1%).

Así que no tardaremos, en que el médico de cabecera, el tutor de nuestro hijo, nuestro abogado, etc, sean mujeres.

Hoy todavía hay mucha gente que piensa que el hombre sigue dominando, pero señores, esta revolución avanza y ese dominio se empieza a cuestionar, lo cual es positivo pues lo deseable es la igualdad entre hombres y mujeres. Los datos actuales de la Universidad española nos dicen, que las mujeres son el 40% de los profesores asociados y un 33% de los titulares. Pero sólo hay un 12% de catedráticas en 2002. En 1990 sólo eran el 7,3%.

De las cincuenta universidades públicas y privadas que hay en España, solo hay cuatro rectoras. Una de ellas, Araceli Macía, rectora de la Universidad Nacional de Educación a Distancia ( UNED), pide paciencia y dice “ a veces queremos que los cambios vayan muy deprisa. Todas esas mujeres que están en el sistema educativo tienen aún que acabar sus carreras y entrar en el mercado laboral”.

Estos resultados que estamos viendo deben de tener una explicación. Mayoritariamente se está de acuerdo en el mayor esfuerzo y persistencia de la mujer, en un uso más adecuado en las estrategias de estudio, una mayor habilidad e interés por la lectura y en el dominio del lenguaje.

En el hombre, se da un mayor interés y habilidad en las matemáticas, una mayor competitividad en la vida y mayor autoconfianza en el aprendizaje.

En los datos, que aporta la OCDE, las mujeres muestran una mayor confianza en el futuro. Veamos. En las mujeres españolas de 15 años, el 71,7 % piensa que a los treinta años tendrá un trabajo cualificado y un buen sueldo, mientras que en los hombres ese porcentaje baja al 61,2%. En la visión pesimista, solo el 0,7% de las mujeres piensa que tendrá un sueldo normal en un trabajo poco cualificado, sin embargo, en los hombres se dispara en esa visión pesimista al 16%.

Estos resultados que se dan en España, están en la media que se dan en otros países como Noruega, Estados Unidos, Alemania o Nueva Zelanda.

El Centro de Investigaciones Sociológicas ( CIS) viene a corroborar estos datos, cuando dice que el 43,5% de las mujeres españolas de 15 años desean llegar a terminar unos estudios universitarios medios o superiores, mientras que, sólo el 33,9% de los hombres tienen ese objetivo.

¿Qué decimos los profesores?

Que estas encuestas responde a la realidad educativa de este país. Es muy normal escuchar en la sala de profesores “ que las chicas son más serias, más constantes, más respetuosas”.

La catedrática de Sociología del UNED, Marisa García Cortázar dice “ que las mujeres se acercan más a lo que cualquier profesor espera de un buen alumno, se adaptan mejor a las obligaciones. Las mujeres no son más listas, sino que están más adaptadas al sistema educativo. El sistema tiene sus normas, sus rutinas, sus horarios y eso les va mejor a la mujeres por temperamento”.

Pero no todo son flores, también hay alguna espina. De vez en cuando también se escucha en la sala de profesores, frases como está “ Esta chica me está amargando, es muy sutil y me hace la vida imposible”. El machismo está profundamente arraigado en muchas mujeres. Cuando preguntas en clase quién ayuda en las tareas domésticas, la respuesta es mayoritaria en las chicas y muy minoritaria en los chicos. Cuando reflexionas sobre la solidaridad familiar y el trabajo doméstico entre todos, es fácil oír opiniones tales como, “ mi madre no me deja hacer las cosas”. Si reflexionamos sobre el papel del hombre en el ámbito familiar y que éste debe de cambiar y colaborar en las labores familiares, oyes respuestas de chicos y a veces de chicas “ es que tú eres maricon”.

Así que, en esta revolución silenciosa pero constante hay avances muy significativos pero también sombras muy profundas que sólo la mujer puede y debe cambiar. Uno de los valores educativos que más trabajamos los docentes es la asunción de la colaboración y la responsabilidad en el marco familiar, pero es claro también nuestra falta de éxito.

Como dice García de Cortázar “ el incremento de mujeres en profesiones masculinas se ha expandido sobre todo en profesiones con pruebas regladas, como el sector público. En una empresa privada, te suelen preguntar si estas casada y si tienes hijos, porque vinculan tu rendimiento a eso”.

Uno que lucha por la igualdad real de sexos y por la búsqueda de un mundo mejor, confío en que este justo ascenso e igualación del hombre y la mujer, sirva para mejorar la situación actual, pero me surge una duda, si la mujer será capaz de independizarse del hombre y no reproducir los roles masculinos. Si consiguiéramos su total independencia y la no imitación estaríamos en el buen camino.

Edmundo Fayanás Escuer
Profesor de Historia.
Equipo de Redactores, El Inconformista Digital.

Incorporación – Redacción. Barcelona. 2 Noviembre 2003.