Si a estas alturas alguien tiene alguna duda sobre los verdaderos motivos de la invasión de Iraq, o bien es un perfecto ingenuo, o es participe de esta exterminio degradante.
Al criminal emplazo y lo someto
a ser juzgado por la pobre gente.
por los muertos de ayer, por los quemados
por los que ya sin habla y sin secreto
ciegos, desnudos, heridos, mutilados
quieren juzgarte. Bush (*), sin decreto.
(*) Nixon en el original.
Poema: “El”. Pablo Neruda.
Si a estas alturas alguien tiene alguna duda sobre los verdaderos motivos de la invasión de Iraq, o bien es un perfecto ingenuo, o es participe de esta exterminio degradante.
Las mentiras, ya denunciadas por muchas personas (a fuerza de ser tildadas de Pro-Sadam), se han acumulado de manera ostensible. Ni armas de destrucción masiva, ni compra de uranio a Nigeria, ni posibilidades de atacar al “mundo” en 45 minutos, etc…
Simple y llanamente se invade un país para saquear sus yacimientos petrolíferos y de paso hacer negocio con las multinacionales del armamento.
Que Sadam ,¿es o era?, un tirano y un sátrapa, sin duda. Pero fue auspiciado por los mismos que ahora le han atacado.
“La historia nos perdonará” exclama el primer ministro inglés, reconociendo explícitamente su contubernio con el poder estadounidense encabezado por Bush y que ha tenido como comparsa de lujo a nuestro presidente de gobierno.
No seréis perdonados.
El penúltimo acto ha sido la muerte de David Kelly, experto en armas biológicas, consejero del Ministerio de Defensa británico e inspector en Iraq.
Desechada, al parecer, la muerte natural del acusado de confidente de la BBC, se podrían barajar el posible suicidio, u otra hipótesis que sería la de que hubiese sido convenientemente suicidado.
Sea como fuese el hecho es que se desvela la sarta de mentiras que han rodeado a la intervención militar en Iraq.
Un periodista, atrevido el, interrogaba al premier británico con la pregunta “¿tiene usted las manos manchadas de sangre?”. Silencio.
Por acción, omisión, colaboración, participación, por miles de motivos las manos de dirigentes “democráticos” occidentales están manchadas de sangre.
La indescriptible Ministra de Asuntos Exteriores, Doña Ana de Palacio, califica la muerte del científico inglés como “una tragedia enorme”. Y la muerte de miles de civiles iraquíes (niños, mujeres, hombres, ancianos), y la de los reporteros (entre ellos Couso y Anguita Parrado), y la de las decenas de soldados del ejercito invasor (mandados al degolladero por intereses espúreos).
La televisión pública británica está en situación delicada por la utilización de la información suministrada por el difunto David Kelly, pero hay una pregunta que nos debería hacer reflexionar, ¿sería capaz la dirección de la televisión pública española de poner ante la mentira al gobierno de turno en nuestro país?. La independencia informativa no es un hecho habitual en las cadenas públicas, siendo frecuentemente vehículo de propaganda del poder político que tiene las riendas en ese momento.
Emilio Sales Almazán.
Talavera. Castilla La Mancha.
Colaboración.
Incorporación – Redacción. Barcelona 26 Julio 2003.