En de la gran mayoría de las declaraciones públicas que realizan nuestros políticos se menciona democracia en cierta parte. Se ha transformado en el paradigma político, ya no tanto como un anhelo o vocación sino como simple y arbitrario divisor.
Democracia es el marco de referencia entre lo que es bueno y malo para un personaje cualquiera en casi todos los campos de la vida. La Democracia es ante todo aquello incuestionable, aún frente a la democracia misma. Los políticos del sistema actúan como si supieran exactamente que es democrático y que no lo es. Legitiman su accionar descalificando al del resto, quieren vender la idea de que democracia es sólo a su manera. Inclusive ahora ellos dicen que la democracia es su mérito y no su deber.
Ahora el principal desvelo de la clase política, empezando por Washington, es la cuestión de la democracia en las naciones. También muchos de ellos, en un acto soberanamente egoísta, presumen haber interferido de manera trascendente en su consolidación. Piensan que las firmas que en algún momento tuvieron que efectuar la crearon de entre la nada. También varias de nuestras instituciones públicas aseguran haber participado en su formación. Banzer* se creía uno de los padres de la democracia; Goni** anda por ahí también. Los partidos políticos que mantienen cierta edad siempre dicen que viabilizaron su llegada. Y hasta los militares viven diciendo que sin ellos no tendríamos democracia, que con sus dictaduras ellos crearon las condiciones necesarias para su implantación. Son precisamente los que más disfrutan de la democracia los que acaparan su área de acción, sus beneficios y hasta su momento constitucional.
Es lo que dicen ellos, francamente yo creo que no. La democracia es, como muchas otras cosas que ellos presumen habernos entregado, una conquista social. Es un mérito colectivo y no es precisamente muy mérito de los poderosos de la época. Como conquista, el reconocimiento a la sociedad de un derecho como tal, la democracia no es de manera ninguna proeza del poder político-militar de ese tiempo. La sociedad abrazó la democracia pese a ellos y no gracias a ellos. La democracia popular fue ganándose a pulso todas sus reivindicaciones, continúa haciéndolo y así seguirá. Las reivindicaciones sociales “democráticas”, empezando por nuestros derechos fundamentales, existen gracias a las luchas de los de abajo. El hecho de que estas democracias ahora tengan algo de democrático es debido a las batallas de las multitudes anónimas, de los marginados de siempre, los dominados. Ellos se ganaron esos reconocimientos, es la democracia que tenemos gran parte mérito suyo.
Al poder no le quedó otra que abrazar a la democracia. Por varios motivos, entre ellos para mantenerse en el poder. Para mantener su orden de las cosas tuvieron que abrazar a la democracia, así le dieron al ciudadano el derecho a que los voten y así legitimarse arriba. Y es que nuestro neoliberal modelo no pudo, y ojo que intentaron, ingresar de manera exitosa en nuestras tierras sin que se le abrieran las puertas democráticamente. Ellos necesitaban a la democracia para poder darle una legitimidad mínima necesaria (claro que las dictaduras limpiaron muy bien el terreno para eso) al neoliberalismo. También a través de la democracia pudieron formar los aparatos represivos, y legalizar algunos ya existentes en dictadura, necesarios para defender el modelo. Y como el plan para implantar al mentado modelo fue un éxito ahora tenemos Democracia (pero) Liberal. Claro que esa idea no fue genialidad nuestra (es decir, latina), eso vino de mucho más arriba. Todos saben en Bolivia quienes idearon e impusieron al 21060*** y la historia recordará los grandes augurios democráticos de las administraciones norteamericanas desde principios de los 80, por algo era. Ellos necesitaban a la democracia para mantenerse, no es que la querían por puro buenos tipos, espero quede eso claro.
Y ahora, después de todo lo ocurrido, ellos como que le ponen una patente de uso a la democracia. La ganaron los de abajo pero la aprovechan los de arriba. Y lo hacen todo el tiempo. Lo “democrático” les sirve como su línea imaginaria entre el político bueno y el malo. Pero este límite suyo de lo que es bueno y es malo qué validez tiene para nosotros. Después de que amparados bajo la democracia nuestros políticos han creado cada ley antidemocrática. Después de que defendiendo a la democracia los militares han eliminado a tanto civil descontento. Porque si nuestro gobierno se manda una de aquellas y promulga una de esas tipo impuestazo****, fija que la gente va salir a la calle aunque antes hayan votado por Goni. Los militares matan y matan pero se la viven repitiendo que defienden a la democracia por sobre todas las cosas, luego de repetirlo matan otra vez. Cuando reducen nuestra participación en democracia al voto y nada más cualquier cosa puede resultarles antidemocrática. Entonces también algunos nos venden la idea de que nuestra participación política es nuestra participación electoral. Y es de esa manera que los dirigentes sociales son potenciales peligros para la democracia, porque atentan contra ella haciendo más que votar. Es de esa manera que califican a prácticas políticas auténticamente democráticas como todo lo contrario. De esa manera la democracia liberal humilla a la democracia comunitaria, desconociéndola.
Y el círculo se tiene que cerrar más ahora que nuestro Estado debe rendirle cuentas al capital internacional y complacer todas sus necesidades. Políticamente dependemos del mercado y el mercado está eliminando varias alternativas “legales” de acción. El mercado que nos está quitando logros viejísimos como las 8 horas de trabajo también está atacando ferozmente a los sindicatos y así a las formas convencionales de protesta en centros de trabajo. Entonces nuestra capacidad de acción política tradicional se vuelve más estrecha que nunca; en reconocimiento al poder del capital financiero internacional se desconocen nuestro más elementales derechos políticos y sociales. Que más, entonces, nos queda aparte de buscar nuevas y efectivas formas de acción política o reinventarnos algunas viejas. En eso estamos ahora, recuperando viejas prácticas políticamente vigentes e innovando en todo lo que se pueda. No importa tanto la legalidad, de todas formas nuestros temporales administradores de crisis van a seguir llamando antidemocráticas a las prácticas que no cuadren en sus límites. Porque no les conviene reconocerlas y también porque a algunas no las entienden; no cuadran en sus cuadrados límites. Hacer democracia realmente participativa le corresponde a la sociedad íntegra, no creo que ellos nos vayan a regalar mucho terreno; para ello hay que crear y ganar los espacios. Lograr esos espacios será aportarle a la democracia. Solamente creer en que son posibles nuevas formas de participación política es aportarle a la democracia. Ni que decir de crearlas.
La deliberación, la participación y la discusión son hechos democráticos por excelencia. Participar en democracia es también asociarse entre personas para buscar la mejora de sus formas de vida. No lo son las masacres ni tampoco la corrupción. Pero se han masacrado a muchas personas por asociarse y velar por mejoras en sus condiciones de vida. Entonces la clase política tradicional se asusta ahora de que la sociedad este peleando por espacios de participación, por discutir directamente los problemas del País, por asambleas directas, etc. Se asusta de que este pedido se vaya generalizando y acusan a sus formas de expresión y reclamo de antidemocráticas, descabelladas y de otras tantas palabritas que ellos tienen para el caso. No hagas caso, lo mismo decían ellos de la idea del voto universal hace un siglo (figúrate!). Francamente creo que no pueden hacer otra cosa que preocuparse por los avances de la sociedad en pos de nuevas reivindicaciones, ahora apuntando a derechos políticos de participación realmente democráticos. Esa lucha por nuevas reivindicaciones que observamos en este tiempo y desde hace tiempo en nuestra sociedad desde distintos sectores es una lucha genuinamente democrática. Desacreditar esas luchas, posponerlas y boicotearlas es realmente atentar contra la democracia. No se roben los méritos, ni los de antes ni los de mañana, porque a la democracia (aunque sea esta) se la van ganado otros.
* Dictador boliviano durante el período 1971-1978 elegido por la vía electoral en 1997.
** Actual Presidente de Bolivia y uno de los principales impulsores del neoliberalismo en Bolivia.
*** Decreto Supremo(1986) emblema del inicio de la época neoliberal en Bolivia.
**** Medida que rebajaba los sueldos drásticamente a los trabajadores bolivianos impuesta por el FMI que ocasionó la Guerra Civil de los días 12 y 13 de Febrero del 2003.
Boris Iván Miranda. La Paz. Bolivia.
Estudiante de Sociología
Colaboración.
Incorporación – Redacción. Barcelona. 2 Julio 2003.