El terrorismo es una forma de violencia política, que ha acompañado sistemáticamente a la historia, fundamentalmente a partir de la segunda guerra mundial. A partir de entonces, se recurre a la creación de servicios de inteligencia como soporte a la guerra, añadiendo a esta actividad, intervenciones clandestinas e ilegales.
De esta forma, se creó la CIA en los finales de la década de los cuarenta. Con el propósito de servir de plataforma para la realización de acciones paramilitares secretas e ilegales.
En la guerra de Corea de 1950, se pasa del contraterrorismo al terrorismo en la política exterior norteamericana (Corea, Filipinas, Laos, Camboya, Vietnam, América latina, en los propios Estados Unidos y finalmente en Europa).
El punto culminante de ésta actividad, es el llamado plan MONGOOSE. En éste, se plantea acciones criminales contra ciudadanos norteamericanos por los propios Estados Unidos, con el fin de atacar al régimen cubano de Fidel Castro. Esto se hace por el fracaso de la invasión de la Bahía Cochinos, operación concebida y ejecutada por la CIA.
Se realizan cruentos atentados contra Estados Unidos, con la finalidad de convencer a la comunidad internacional del peligro que representa Fidel Castro.
Los españoles, ya en 1898, asistimos al hundimiento del acorazado Maine por los propios norteamericanos, con la muerte de 255 marinos. De este hecho fue acusada España, estando en el origen de la guerra norteamericana contra nuestro país. Si leemos tal declaración de guerra por el Congreso de los Estados Unidos nos recuerda a la que han hecho con Irak.
A la década de los sesenta, pertenece la llamada operación PHOENIX, cuyo objetivo es liquidar la resistencia de la población de Vietnam del Sur, aterrorizando a su población civil. Los datos de esta operación son impresionantes: más de treinta mil personas asesinadas y treinta y cinco mil prisioneros torturados en cinco años.
La intervención norteamericana en la América latina ha sido continua, a través de prácticas terroristas. Estas se han desarrollado por medio de la actuación de la Escuela militar de las Américas en Panamá, donde se formaron más de cincuenta mil oficiales latinoamericanos, entre los que surgieron los mandos de los funestos escuadrones de la muerte.
La CIA hunde, el cuatro de marzo de 1960, el barco francés La Coubre, matando a ciento una persona. En su ataque a Cuba, se multiplican los atentados, superando los ciento ochenta que causaron la muerte de 478 cubanos muertos, entre ellos, el representante en la ONU, Félix García Rodríguez.
En la década de los ochenta, en Nicaragua se instalan en el poder los sandinistas. Las guerrillas guatemalteca y salvadoreña ponen en jaque el poder y los intereses norteamericanos. Estados Unidos reacciona con una ayuda económica masiva a las dictaduras adictas, apoyando a las fuerzas paramilitares que provocaron la muerte de más de doscientos mil guatemaltecos, cincuenta mil nicaragüenses y cerca de ochenta mil salvadoreños.
La Comisión creada en 1996 por la ONU, publica un informe, en el que se declara al Estado Mayor del ejército guatemalteco, responsable del genocidio, al que han contribuido de forma directa o indirecta los servicios de información norteamericanos.
Recordar la caída del régimen democrático de Salvador Allende, con la participación activísima de la CIA, potenciando las huelgas y participando en asesinatos. Qué decir del posterior apoyo político y económico que las distintas administraciones han prestado a la dictadura de Augusto Pinochet.
Aquí en Europa, hay un país emblemático en el terrorismo, Italia. Donde la fuerza del Partido Comunista italiano era muy importante y tenía posibilidades de llegar al poder a través de las urnas. Para impedirlo, se lanza una intensa campaña de desestabilización política y social, recurriendo al terrorismo. Sólo en el año 1969, tiene lugar ciento cuarenta y nueve atentados, con numerosas muertes. Esta campaña continúa en los años siguientes siendo coordinada y dirigida desde la logia masónica P-2, de la que Licio Gelli era el maestro, y que en años posteriores aparecería muerto en extrañas circunstancias. Pero esta campaña, también es dirigida por Randolph Stone, jefe de la CIA en Roma, que es quien además la financia.
En España, también hemos visto como desde el poder del Estado se han realizado y permitido practicas terroristas. Solo cabe recordar las actuaciones de los batallones vasco-españoles, los GAL, etc., que han provocado numerosas muertes. Montejurra, los abogados laboralistas de la calle Atocha en Madrid, las varias decenas de muertos provocadas por los GAL, etc.
El norteamericano Richard Falk viene a justificar las prácticas terroristas por parte del Estado cuando se dan contextos caracterizados por la existencia de un enemigo cuyo propósito no es vencer sino destruir, por la presión de una opinión pública aterrorizada y perpleja, que reclama seguridad a cualquier precio, sin que quede establecida en el marco de la legalidad democrática.
La institucionalización global del terrorismo de Estado y su licencia para matar sin juicio previo, ha supuesto pues, la abolición de las fronteras entre guerra y poder político. La contaminación de la guerra convencional por los modos y los objetivos de las prácticas terroristas, ha originado que el gran perdedor de todo esto, sea el sistema democrático. En la guerra preventiva, los objetivos no son los ejércitos regulares, sino la población civil, incapaz de defenderse. La nueva estrategia bélica es la destrucción total del enemigo y ninguna baja por nuestra parte.
Bush se sirve del terrorismo como del enemigo ideal para que su guerra le permita destruir a todos los que se oponen a la expansión de las industrias norteamericanas de las armas y del petróleo.
Todos aquellos, que hacemos de la paz y los derechos humanos bandera política de actuación, debemos rechazar los terrorismos en cualquiera de sus modalidades. Por eso la actuación de Aznar y el Partido Popular cuando hablan de terrorismo, me produce sonrojo ético y moral. ¿Alguna vez Aznar ha condenado el terrorismo de Estado, por ejemplo los GAL?
Ante el binomio seguridad/libertad, debemos optar por el de la libertad, luchando al mismo tiempo, por una extensión de una mayor justicia social, por entender que ésta es la política que realmente puede y debe vencer al terrorismo.
Edmundo Fayanás Escuer
Profesor de Historia
Equipo de redactores, El Inconformista Digital
Incorporación – Redacción. Pontevedra. 26 Junio 2003