El agua es un elemento vital para la vida humana. En nuestro planeta, el 3% es agua dulce y el 97% es agua salada. El agua es, por lo tanto, un bien escaso. Sin embargo, estamos asistiendo a un aumento continuado de su demanda, tanto para la agricultura, la industria o el uso doméstico.
Muchos de los conflictos que asolan el mundo tienen connotaciones con el agua. Conflictos como el judeo-palestino, el de Turquía con Siria e Irak por la presa de Ataturk, los desastres ecológicos que se dan en el mar Aral o aquí mismo con el irracional trasvase del Ebro.
Todos tenemos la imagen del Oriente Medio, como un gran desierto, con poco agua y una gran ausencia de vegetación. Es la región del mundo con menos agua por habitante. Sin embargo, Irak además del petróleo tiene otro tesoro, que son los cauces del Eufrates y del Tigris. Sus recursos de agua sólo con estos dos ríos suman más de 40.000 millones de metros cúbicos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha establecido en 1.000 metros cúbicos de agua por persona y año la cantidad mínima imprescindible.
De la zona del Oriente Medio, sólo cuatro países estarían por encima de las recomendaciones de la OMS. Turquía con 3.000 m3, Irak con 3.287 m3, Siria con 1.500 m3 y Libano con 1.200m3. Todos los demás no llegan a cubrir ese mínimo. Así, por ejemplo, Israel según la FAO tiene unos 276 m3 anuales por persona y año. Jordania apenas llega a los 150 m3.
El consumo mundial de agua se duplica cada veinte años. De este modo, el agua se está convirtiendo en uno de los principales problemas del mundo y del Oriente Medio más en concreto.
Irak, la media luna fértil, formada por el Eufrates y el Tigris, ha sido a lo largo de la historia a través de más de siete mil años, un imán para el asentamiento de las poblaciones y en la actualidad casi la totalidad de los veinticuatro millones de iraquíes se asientan en sus riberas.
Irak, además del Eufrates y del Tigris, cuenta con otros importantes afluentes como el gran Zab y el pequeño Zab, que le permite alcanzar unos 106.000 millones de m3 de aguas superficiales. Pero este enorme potencial de agua se reduce, por el aumento de la salinidad en la medida que nos acercamos al Golfo Pérsico.
La otra gran potencia de la zona en agua, es Turquía, donde se ha procedido a grandes regulaciones hídricas, destacando sobre todo la construcción de la presa de Ataturk, que permite producir una cantidad ingente de energía hidroeléctrica, necesaria para su desarrollo industrial, pero que ha sido y es un foco de conflicto permanente con sus vecinos, Siria e Irak.
El problema del agua es uno de los factores que inciden en el conflicto judeo-palestino. Israel necesita controlar las fuentes de abastecimiento del río Jordán, que tiene un potencial de 1.300 millones de metros cúbicos y los acuíferos subterráneos de las localidades de Gaza y Cisjordania.
Israel ya explota al máximo sus recursos, con un 67 % de sus aguas provenientes de fuera de sus fronteras de 1948, básicamente de Cisjordania y los altos del Golan.
La guerra de “ los seis días” comenzó cuando Siria quiso desviar el río Hasbaya, afluente del Jordán. En marzo del 2002, el Libano comenzó a modificar el cauce del río Hasbaní, también afluente del Jordán, teniendo que paralizarlo ante la amenaza de intervención israelí.
El gobierno israelí está potenciando fuertemente los procesos de desalación del agua del mar, como el que está desarrollando en Askaleon, con un precio del agua que empieza a ser competitivo. Dicho gobierno ha declarado el periodo del 2002-2005 como años de ahorro de agua.
Además de la desalación, el gobierno israelí junto con empresas privadas, desde 1989 ha estudiado la posibilidad de importar agua de Turquía. Pero la oposición de algunas naciones musulmanas y al temor de sectores de israelíes a la dependencia de un país musulmán, han frenado el proyecto reiteradas ocasiones.
En Irak, a pesar de su potencialidad en agua disponible, la situación es muy preocupante. La capacidad de producción de agua actualmente se encuentra seriamente dañada después de diez años de embargo y de tres guerras en veinte años.
La destrucción de diques y plantas potabilizadoras han frenado el desarrollo de grandes proyectos de canalización e interconexión del Eufrates y del Tigris.
Como vemos, el potencial del agua anual de Irak es de 3.287 m3 por persona y año. Sin embargo, debido a la situación política y económica del país apenas llega a los 500 m3 por persona y año, es decir, la mitad de lo que recomienda la Organización Mundial de la Salud.
Ante la nueva situación de Irak, se empieza a hablar de planes hidrológicos que anteriormente no se habían podido realizar por las profundas diferencias políticas entre los países de la región.
En los años noventa, se planeó el llamado acueducto de la paz. Este pretendía llevar el agua del Eufrates y del Tigris, por un lado hasta los países del Golfo y por otro hacia Israel. Pero no se desarrolló por la situación política iraquí.
La posibilidad de utilizar el agua iraquí por todo Oriente Medio requerirá de grandes inversiones, en primer lugar para reconstruir las infraestructuras afectadas por las guerras y el abandono ocasionado pos doce años de embargo. En segundo lugar, será necesario un gran acuerdo para la exportación de su agua. Además de esto, serán necesarios acuerdos regionales con Siria y Turquía, países por donde pasan el Tigris y el Eufrates. El papel de Siria en la utilización del agua iraquí es fundamental. Su oposición podría abrir un nuevo conflicto regional. De ahí, las fuertes presiones norteamericanas a Siria. Israel, ante la nueva situación, piensa en el agua iraquí como solución a sus graves carencias en agua dulce.
Como dice un ex analista de la CIA sobre Irak “ se nos recuerda constantemente que Irak tenga las segundas mayores reservas de petróleo del mundo. Pero, en un sentido regional y geopolítico, quizás sean más importante las de agua, porque tiene el más extendido sistema de ríos en Oriente Medio”.
Como podemos comprobar, el agua es uno de los grandes problemas de la humanidad, como ha sido reconocido recientemente en el tercer Foro Mundial del agua celebrado en Kyoto (Japón). El gran problema que estamos viviendo, es la transformación del agua que es un bien público, en un bien privado y que se rija por los criterios de mercado. Como vemos el agua es motivo de conflicto en Oriente Medio, China, Africa, California etc. incluyendo a España con el ilógico e irracional trasvase del Ebro.
Edmundo Fayanás Escuer
Profesor de Historia.
Equipo de Redactores, El Inconformista Digital
Incorporación – Redacción. Barcelona. 20 Junio 2003.