En estos momentos, donde la crisis económica se empieza a notar en todo su fulgor, con un crecimiento del PIB raquítico, los gobiernos se plantean cambios muy significativos en sus sistemas económicos, procediendo a liberalizaciones masivas, según ellos para ser más competitivos. Esto, está provocando un fuerte malestar social en Alemania, Francia, con huelgas, manifestaciones, etc.
Todos estos gobiernos marcan una política económica de corte neoliberal, con grandes recortes del sistema social, es decir, beneficiando a las clases sociales poderosas y perjudicando a las clases más bajas, con lo cual nos encaminamos a una sociedad injusta socialmente. Nos están cambiando el modelo social europeo, sin que nos ofrezcan una alternativa socialmente aceptable.
El nivel de protección social europeo actual no tiene rival en el mundo. Europa gasta alrededor del 10% de su PIB, mientras que el resto de países industrializados como Australia, Canadá, Japón y Estados Unidos, ninguno de ellos llega al 5% de su PIB en gasto social. Haciendo que estas sociedades sean fuertemente injustas, como lo es la norteamericana.
Desde la Comisión Europea se defiende el Pacto de Estabilidad Presupuestaria, pero éste fue acordado cuando Europa crecía el triple que ahora. Con esta política, se obliga a los gobiernos a optar por lo más fácil, que es el recorte de las prestaciones sociales por considerarlas generosas a las clases bajas Mientras que al mismo tiempo bajan los impuestos a los ricos, fomentan la inversión en capitales y aumentan injustamente los impuestos indirectos.
Como dice la catedrática de Derecho Constitucional, Teresa Freixes: “ Hay un retroceso evidente de la Europa Social, porque se está imponiendo la dinámica intergubernamental. Eso se percibe incluso en la confección del Tratado Constitucional europeo”.
Las medidas, que están proponiendo los gobiernos europeos, pasan por un incremento de las cotizaciones de diversos colectivos, entiéndase, autónomos, agrarios, etc. Alargamiento efectivo de la vida laboral con la necesidad de más años cotizados y con un retraso significativo de la edad de jubilación. Una nueva fórmula de cálculo para el cobro de la pensión extendiéndolo a todo el periodo cotizado, significando una disminución muy importante en su cuantía, lo que nos lleva a empeorar las condiciones de jubilación. Incentivan los regímenes profesionales privados y los fondos de pensiones como grandes salvadores de nuestro futuro. Estos neoliberales que denostan lo público y alaban lo privado, lo único que nos ofrecen es caer en manos de entidades privadas de ahorro.
La argumentación para tomar estas medidas pasan por la precaria situación económica y por entender que el sistema social actual es generoso por un lado y por otro, analizan la futura situación demográfica, que viene marcada por la mayor esperanza de vida de nuestros ancianos y con la llegada masiva a la jubilación, sobre el 2015, de los llamados “ baby boom “ de los años 1960-70.
El Banco Mundial predice en su último informe que en el año 2050 el número de jubilados será exactamente el doble que el actual. Una presión demográfica que será especialmente elevada en Italia y España, donde por cada 100 personas en edad de trabajar habrá casi 60 personas con más de 65 años.
El Banco Mundial es el sancta santorum del neoliberalismo. Su solución pasa por tener peores pensiones públicas para poder cobrar, incentivándonos a buscar soluciones en el sector privado.
La realidad es que los sectores privados no garantizan con sus planes de pensiones nada, pues hoy están casi todos en bancarrota. En los tres últimos años, la media de PERDIDA del dinero invertido ha sido sobre un 20%. El sector privado tiene unos riesgos altísimos y no nos aseguran nada cara al futuro. Si el Estado invirtiera en lo público, lo que dedica a apoyar fiscalmente dichos planes de jubilación, daríamos un paso importante en la sostenibilidad del sistema público.
Cuando nos hablan de demografía, creo que hay que ser realistas y tener en cuenta todos los factores que le inciden. Para España se preveía para el año 2010 una población que rondaría los treinta y nueve millones de habitantes, cuando en realidad seremos cuarenta y tres. ¿Por qué este error? Porque no se tienen en cuenta otros fenómenos poblacionales como la emigración, que las tasas de natalidad pueden crecer, y otros fenómenos natalistas.
Es cierto, que la esperanza de vida de los españoles es alta y aun seguirá aumentando, en consecuencia, aumentará el número de jubilados.
Para hacer frente a este aumento de jubilados que se nos avecina, cabe preguntarnos: ¿Sólo el recorte de pensiones es la solución? ¿Hay otras posibilidades? A mi modo de entender, hay otros tipos de políticas que no pasan por el recorte social. Para ello, hay que partir del principio de que la economía debe estar al servicio del hombre y no como creen los neoliberales que el hombre debe estar al servicio de la economía. Pero conozcamos la realidad social española actual.
El 55% de los hogares españoles, es decir, siete millones y medio de hogares del total tiene dificultades económicas para acabar el mes. Casi cinco millones y medio de nuestros ocho millones de pensionistas, es decir, el 71% del total cobran una pensión inferior a los 600 euros y de ellos, cuatro millones largos, cobran por debajo de los 450 euros.
Conviene saber que más de medio millón de hogares españoles tienen a todos sus miembros en paro. Entre los que disponen de empleo, hay un millón y medio de trabajadores con un salario entre los 450-600 euros mensuales. Según la Unión Europea, el 19 % de la población española, es decir, 7,6 millones de personas, viven por debajo de lo que en Europa se considera el umbral de la pobreza.
Como podemos comprobar, la situación no es especialmente satisfactoria. En nuestro mundo laboral, cerca de cinco millones de trabajadores rotan sin cesar sobre empleos temporales. Es un empleo barato, con fraudes laborales y renuncias obligadas a derechos y condiciones laborales justas y con pocas aportaciones a la caja de la Seguridad Social. La población activa femenina es la mitad de la europea, con una desigualdades increíbles, por ejemplo, los salarios son inferiores entre el 20-25% respecto a los hombres.
La economía española sumergida según la Unión Europea representa un 23 % del PIB. Esta economía no aporta nada fiscalmente, ni a la caja de la Seguridad Social. La masa de inmigración, crece sin cesar, calculándose que en mayo del 2003, hay más de dos millones y medio de inmigrantes, muchos de ellos trabajando en la economía sumergida.
Según los datos del Eurostat, el gasto social en España es del 20,1%, mientras en la Unión Europea es del 30%, es decir, hay un diferencial de diez puntos. Cuando llegó el Partido Popular al poder, en el año 1996, el gasto social en España era del 22,1 % y su diferencial con Europa era solo de 7,6%. Como vemos, el gasto social con el Partido Popular ha disminuido ostensiblemente, alejándonos de la convergencia con los europeos. Por eso, hay que diferenciar la propaganda oficial de la realidad.
¿Qué nos plantean ahora con las pensiones?
Trabajar más tiempo para cobrar menos. Ya hemos visto antes, lo que nos proponen, alargar el periodo de jubilación y que las pensiones sean más bajas. Es decir, dedicar menos dinero en gasto social.
¿Hay alternativas distintas a las que nos proponen?
Evidentemente sí. La alternativa pasa por aumentar el número de contribuyentes a la Seguridad Social, para que la proporción cotizantes/jubilados sea viable y eso pasa por un conjunto de medidas de carácter laboral. Pasa por la salida a la luz de la economía sumergida existente ( el 23% del PIB), con lo cual aumentaría en la misma proporción los ingresos fiscales, los de la Caja de la Seguridad Social y el número de cotizantes. Mejorar las condiciones laborales de cinco millones de trabajadores que sólo hacen que rotar buscando su estabilidad y una mayor aportación a la Seguridad Social. Aumentar la tasa de empleo femenino a los niveles europeos, siendo imprescindible para ello realizar toda una serie de normas, y desarrollando las condiciones objetivas para el ingreso femenino en el mundo del trabajo. Esta entrada en el campo laboral de la mujer haría que la base de cotizantes aumentara entre un 10-15%. Hay que regularizar el mundo de la inmigración, que ésta se produzca de una forma coherente para no distorsionar las relaciones laborales, aportando toda su potencialidad económica.
Solamente con el desarrollo de estas medidas, el número de cotizantes en la Seguridad Social aumentaría entre el 40-45%, con lo cual su consolidación sería un hecho.
Evidentemente se deberían añadir otras medidas complementarias, como alargar la jubilación de determinados colectivos, fuerzas del orden público, fuerzas armadas, etc.
A ello habría que añadirle, estímulos reales a la competitividad de nuestro sistema económico, con fuertes inversiones en I+D, en educación, etc. A pesar de la propaganda gubernamental, nuestros índices de competitividad económica en los últimos años ha descendido ostensiblemente.
Lo que está en juego no es el déficit presupuestario del Estado, sino el modelo de sociedad. Tanto Aznar como el Partido Popular aplican la frase de Margaret Thatcher “ la sociedad es un fantasma, sólo existe, la familia, el mercado y el Estado”.
Nos están planteando dejar una sociedad solidaria y aceptablemente justa, sin construir otra sociedad que sirva al hombre, sino que sirva al mercado
La economía no puede ser ajena a las consecuencias sociales porque el éxito económico es un instrumento, siendo un medio de atender y resolver la organización social y sus problemas.
Edmundo Fayanás Escuer
Profesor de Historia
Equipo de redactores, El Inconformista Digital
Incorporación – Redacción. Pamplona. 20 Junio 2003