Ciudad de Dios

Cidade de Deus. 128 min. Brasil 2002.
Dirección : Fernando Meirelles, Katia Lund.
Intérpretes: Alexandre Rodrigues, Douglas Silva, Leonardo Firmino da Hora, Luis Otávio, Phelipe Haagensen.

Ciudad de Dios es el irónico nombre de un representativo barrio de favelas de la ciudad de Río de Janeiro. Este es el escenario central tanto de esta película coral como de la vida de sus dos protagonistas principales, Buscapé y Locke. Si bien se entrelazan constantemente las historias paralelas, pilares argumentales de las dos historias personales y por ende del fondo dramático que representa la barriada.

Meirelles expone una mucho más que recomendable película, construida en dos grandes fases temporales. 1968, los primeros pasos de los protagonistas en su recién construida Cidade de Deus. 1977, la madurez, punto álgido en el desarrollo de sus vidas. Entre medias ¿una novedosa presentación de la eterna lucha entre el bien y el mal? Quizás más bien el desencadenamiento vital de dos posicionamientos individuales antagónicos. Por un lado, Locke, quién trata de hacerse con un nombre dentro de la piramidal estructura de la delincuencia de la barriada, y por otro Buscapé, que renuncia a toda clase de violencia o juego sucio a la hora del subsistir. Y a pesar de que es este último quién nos relata en primera persona, en la película no se hecha en falta una obligada objetividad a la hora de tratar las vidas de los protagonistas, pues hay que decir que la película está basada en los hechos reales que cuenta el protagonista, siendo una adaptación de un libro suyo, en el que describe su infancia y adolescencia en la favela.

Meirelles, quién se forjó como realizador en el mundo publicitario y de los video-clips brasileño, impone un carácter frenético a las más de dos horas de metraje. Pero lo que pudiera ser un mercantilismo popero en cualquier película con jóvenes protagonistas, aquí se convierte en ritmo estructural de la dura vida de los personajes. Mueren jóvenes, pero no por gusto, sino más bien por la dureza del entorno. Así que la película nos acerca muy logradamente a ese mundo marginal que rodea a tantas y tantas megaciudades del planeta, en este caso concreto a Río de Janeiro, sin ninguna clase de paternalismo barato, ni juicio de valor. Se limita a exponer una realidad que muchos medios de comunicación obvian, lo cual ya es todo un esfuerzo.

Una muy buena película, en la que hay que destacar a sus noveles y no profesionales actores, muy, muy jóvenes. Dotados de una pasmante naturalidad, quizás olvidados del peligroso filo existencial por el que caminan, luchan, aman, interaccionan y en definitiva viven.

Von Kayoyen. Heidelberg. 17 Mayo del 2003.