¿Es legítimo que los mítines del PP se llenen con miembros de los cuerpos de seguridad? ¿no debe el tribunal electoral intervenir en ese despilfarro de dinero público? ¿y dónde queda la libertad de los propios polícías a los que se da orden de asistir como si fueran seguidores de la derecha?
Tal ocurrió ayer en Oviedo, con Aznar, y tal ocurrió anteayer en Siero con la presidenta del Congreso: una invasión de policias dentro y fuera del acto, entorpeciendo la vida normal de la gente (?), rellenando los huecos de los asientos.
En el caso de Siero, incluso, se dió el caso bochornoso de seudoinvestigaciones a las funcionarias y funcionarios de la Casa de Cultura. No quedó hueco sin rebuscar, y la imposición de miedo y temor estaba entre las órdenes dadas: el motivo la existencia de una exposición de fotos de Palestina, porque ya se sabe, las fotos pueden ser peligrosas para el PP. En Oviedo la «toma» de la ciudad de corte policial, responsabilidad única de la paranoia del gobierno, dejó en ridículo a los mitineros gobernantes: las palizas recibidas por los jóvenes que protestaron por la implicación de España en la Guerra, queda para el «recuerdo electoral». Palizas no sólo de la «seguridad» adscrita al PP, sino de las señoras emperejiladas de la derechona, que estiraron sus uñas y puños contra los pacifistas: y cuando uno de ellos vomitaba por los puñetazos recibidos, se le negó asistencia médica durante un buen tiempo: la policía alegó que no estaban allí para curar a ningún pringao.
El resultado sin embargo es que Azar tuvo que entrar por la puerta de atrás. Qué triste para un presidente que no pueda abrazar niñas en la calle. Que tenga que esconderse por sus atroces complicidades con el imperio de la guerra.
Pues eso: ¿actuará o no actuará el tribunal electoral contra este desfilparro?
Ana García Calleja. Oviedo.
Incorporación – Redacción. Barcelona. 14 Mayo 2003.