El imperio (del mal) contraataca en El Salvador

En El Salvador se acercan las presidenciales y es algo que se respira en el ambiente. En el 2004 los salvadoreños deberán elegir presidente para la república, y deberán hacerlo de un modo responsable y concienzudo, sin dejarse llevar por fantasmas del pasado. Fantasmas que parecen renacer a medida que se definen candidatos y se afinan posturas.

Las últimas “perlas” que se han podido escuchar a raíz del tema electoral y de partidos en El Salvador, han venido de parte del Vicepresidente de Ideología de ARENA, Mario Acosta Oertel, en una entrevista concedida a “El Diario de hoy”. Este empresario metido en el juego de la política declaraba cosas como:

“Nunca ha estado tan en riesgo la patria de caer en manos de los comunistas como lo estamos ahora. Ni siquiera en la época de la guerra había el radicalismo que ahora existe”.

“El FMLN es una sucursal del imperio del mal, donde los últimos estertores del comunismo en el mundo se van a querer apoyar como un reflejo de revivirlo”.

No entraré a analizar al Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional. Es un partido político, legal por completo, surgido a raíz de los acuerdos de paz, y por lo tanto con una actuación legitimada. Su ideología, confesada, de izquierdas, y reafirmada con actuaciones claramente opuestas a las políticas privatizadoras del partido de derecha, ARENA.

Lo que realmente me parece increíble y anacrónico es que un señor, sea quien sea, ande hablando de los malvados comunistas, los de antes, los que les crecía rabito y cuernos. Que a estas alturas de la película alguien pueda andar nombrando al “maligno” como si éste se alojara en el seno de un partido político.
Es totalmente aceptable que a un señor el comunismo le parezca algo caduco o fuera de lugar, que estando en un partido de derecha, la izquierda le parezca algo lejano e inexplicable, pero que hable en los términos en que lo hace ya me parece una exageración.

No es raro que alguien que milita en un partido que parece tambalearse se preocupe, y que le incomode la situación actual del país, donde el paro y la delincuencia alcanzan cotas de escalofrío; donde la población ha decidido echarse a la calle y protestar porque teme la privatización del Seguro Social, y sufre las consecuencias de la dolarización de la economía y de una política agraria que pueden empobrecer aún mas a los que ya son pobres de por sí. Pero en absoluto es legítimo que los temores del señor Acosta Oertel pretendan crear recelos en un pueblo que aún no ha olvidado la guerra civil; no es legítimo andar con discursos más propios de ilustres y antiguos dictadores que de demócratas del siglo XXI.

Así que pediría por favor que seamos conscientes del momento histórico en el que estamos, y que no andemos jugando con discursos aterradores y amenazadores. Seamos serios, creo que es lo que los salvadoreños esperan, no que se vengan a abrir antiguas heridas y a crear fantasmas caducos.

Febe. Huelva. 13 Mayo 2003