La aventura bélica en Irak tendrá unas fuertes consecuencias económicas y sociales en esta zona del mundo. Deterioro de la situación económica y financiera, aumento de la incertidumbre en los mercados, caída de la inversión y mayor conflictividad social serán las principales consecuencias de este nuevo orden geoestratégico.
Como dice José Antonio Ocampo, secretario de la CEPAL “ la percepción de los líderes es que América latina no ha tenido la prioridad en la agenda de las grandes potencias como Estados Unidos y la Unión Europea”.
Cada vez se tiene más la conciencia del abandono que sufre América latina por parte de los Estados Unidos. Como dice el escritor argentino Tomás Eloy Martínez “ pocas veces las naciones de allá abajo, importaron algo a Estados Unidos. Pero ahora importan menos que nunca”. El Grupo de Río, que aglutina a 18 naciones latinoaméricanas, han sido incapaces de lograr una posición común. Este es uno de sus problemas y la causa de su debilidad.
El panorama actual de Latinoamérica es muy preocupante. Llevan dos años, 2001-2002, con una fuerte regresión económica, teniendo el 2002 un crecimiento negativo de su PIB por habitante del 1,9%. La CEPAL señala en su último informe del 2002 “ la región acumula ya media década de bajo crecimiento en una coyuntura económica internacional adversa”.
Se han producido fuertes transferencias de recursos financieros netos, fundamentalmente a Estados Unidos y la Unión Europea, por una cantidad de 39.000 millones de dólares en el 2002, que equivale al 2,4 % del PIB regional. Los países latinoamericanos cargan con deudas externas que equivalen entre el 30 y el 70% de su PIB y a cuyo servicio dedican buena parte de sus ingresos por exportaciones. Se han deteriorado los intercambios comerciales en todos los países de la región, con excepción de los países productores de petróleo. La inflación está en un 12%, siendo uno de sus principales cánceres económicos con graves repercusiones sociales.
El número de pobres que sobreviven en Latinoamérica con menos de un dólar diario aumentó de 48 a 57 millones, en las dos décadas que se aplicaron las reformas recomendadas por las instituciones internacionales, como el FMI y el BM. Las desigualdades sociales son tremendas. En Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua y Paraguay, el 10% de la población más afortunada, tiene entre el 40 y el 50% de la riqueza nacional. En estos mismos países, el 20% menos afortunado de la población, sobrevive con menos del 4,5% de la riqueza nacional.
Según el BM, sí los países ricos redujeran sus barreras comerciales, y aumentaran su ayuda, los países pobres invertirían más en salud y educación y si el crecimiento económico se mantuviese, el número de personas pobres en Latinoamérica bajaría a los 47 millones de pobres en el 2015.
Los países desarrollados dedican el 0,22% de su PIB a ayuda al desarrollo, mientras que en la década de 1960 destinaban un 0,5%. Qué lejos queda en España el planteamiento del 0,7%, cuando escasamente llegamos al 0,3% y va disminuyendo ese porcentaje con el Partido Popular.
La situación política en Latinoamérica es muy compleja, debido a la inestabilidad de los gobiernos, que se muestran incapaces de hacer frente a una situación tan difícil como la actual. Al mismo tiempo, se está produciendo un cuestionamiento de las políticas neoliberales del llamado consenso de Washington, con el surgimiento de movimientos sociales, que fueron puestos de relieve en el foro de Porto Alegre.
Están apareciendo situaciones políticas esperanzadoras como en Brasil con Lula, o en Ecuador con Lucio Gutiérrez y experiencias diferentes y contradictorias como las que protagonizan Hugo Chavez en Venezuela o la de Evo Morales en Bolivia.
Ha llamado mucho la atención y de forma grata, las posiciones de Chile y de México como miembros del Consejo de Seguridad de la ONU. Sabiendo mantener su coherencia frente a la amenaza, el chantaje y el chalaneo del contubernio de las Azores, que ha servido para dignificar la política latinoaméricana a los ojos del mundo. Siendo como son dos países con fuertes inversiones norteamericanas.
México exporta a Estados Unidos más del 80% de su producción y tiene firmado un acuerdo de Libre Comercio con América del Norte ( NAFTA). Chile, está pendiente de la ratificación de un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos y con unos intercambios comerciales de 6.000 millones de dólares en el 2002, fundamentales para el país andino.
El futuro político de América latina, pasa por la consolidación de alternativas políticas viables como la de Lula en Brasil, que sirvan para profundizar en la democracia como sistema político y para un desarrollo social más coherente que atienda a las graves carencias que tienen amplias capas de la población.
Avanzará en la misma medida que sea consciente de su potencia, que busque su propio modelo político y social. Realizando una política económica más cercana a sus potencialidades y menos a los intereses de las multinacionales. Aspecto importante sería la extensión y consolidación de Mercosur por todo el continente, con una mayor amplitud de objetivos. Debe alejarse de los procesos neoliberales y de la dolarización de su economía.
Un caso especial es Argentina, que ha sido abandonada por los organismos internacionales FMI, BM, recibiendo muy poca ayuda y de forma muy tardía. Las próximas elecciones van a ser muy importantes no sólo para Argentina sino para todo el continente. Las perspectivas son sombrías, pues el sistema político no ha sido renovado y se van a disputar el poder el viejo partido peronista con sus distintos candidatos De entre ellos, destaca el expresidente Carlos Menem, que sorprendentemente tiene posibilidades de ganar. Este sería el peor escenario para la propia Argentina y América latina. Carlos Menem destaca por sus altos niveles de corrupción, por su radicalismo neoliberal, que llevó a la economía argentina a la dolarización que le ha provocado el desastre.
Si España tuviera una política exterior propia y con objetivos claros, podría servir de ayuda a América latina. España debe apoyarla desde distintos puntos de vista. En primer lugar, haciendo de puente con la Unión Europea y que ésta, viera a Latinoamérica como un lugar donde desarrollar un modelo político, social y económico justo. Abriendo la posibilidad de lograr amplios acuerdos económicos que permitan su desarrollo. Favoreciendo al mismo tiempo, el asentamiento de una forma estable de modelos democráticos y desarrollando modelos sociales más justos que los actuales.
Encauzar los procesos inmigratorios con estos países en el que ambas partes salgan beneficiadas. España tiene una importante responsabilidad histórica con estos países. Debemos ayudarles no solamente por medio de ONG, misioneros, etc. Nuestras empresas deben acudir allí, no como empresas especuladoras y depredadoras sino con la vocación de creación de riqueza, en la que ambas partes salgan beneficiadas.
Ya es hora que las numerosas reuniones de los presidentes latinoamericanos con España y Portugal dejen de ser reuniones turísticas y de tertulianos y se aborde de una forma clara una política realista para lograr el desarrollo de ésta zona del mundo y se acaben de una vez con las desigualdades sociales en que viven.
Edmundo Fayanás Escuer.
Profesor de Historia.
Colaborador habitual de El Inconformista Digital.
Incorporación – Redacción. Barcelona. 3 Mayo 2003