Según el informe de International Energy del Departamento de Energía de Estados Unidos, elaborado en el 2001, señala que para satisfacer las necesidades energéticas norteamericanas son imprescindibles cuatro zonas del mundo como prioritarias: Oriente Medio, el mar Caspio, Africa subsahariana y en América latina, Colombia, Venezuela y México.
Si hacemos un repaso de los acontecimientos de los tres últimos años, observaremos como la Administración republicana norteamericana sigue al pie de la letra estos informes. Veamos.
El actual conflicto de Irak con guerra incluida, viene a cubrir el apartado del Oriente Medio, zona de especial importancia por su producción actual y sobretodo por su nivel de reservas petrolíferas, donde se plantea toda una reorganización geoestratégica con la finalidad de controlar las fuentes energéticas de la zona.
El conflicto de Afganistán, nuevamente debe enmarcarse en el dominio del petróleo del mar Caspio, cuya mayor dificultad es su comercialización. Recientemente se ha firmado un acuerdo entre las repúblicas del Caspio con Afganistán y Pakistán, junto a compañías norteamericanas, para la construcción de oleoductos que permitan sacar el petróleo de la zona hasta el océano Indico y favorecer su exportación.
El reciente conflicto de Venezuela cabe enmarcarlo también en esta dinámica de dominio del petróleo. Donde está claro que la figura de Hugo Chavez no es grata a la administración republicana norteamericana. La CIA ha hecho grandes esfuerzos por desestabilizar al país apoyando a los sectores involucionistas y golpistas. Si sería bueno saber la actuación del Gobierno de Aznar y del Partido Popular en esta crisis venezolana, donde también se apoyo a los sectores golpistas. La intervención norteamericana también es clara en Colombia.
El área subsahariana, también se está moviendo. El gran problema de esta zona geográfica es el conflicto del Sahara occidental, que ha provocado un enfrentamiento histórico entra Argelia y Marruecos. Impidiendo el desarrollo económico de la zona y siendo un foco de inestabilidad política y social, con la aparición de fuertes núcleos del islamismo radical.
Las Naciones Unidas han encargado al exsecretario de Estado norteamericano con la administración republicana de Bush (padre), James Baker, la búsqueda de un plan que solucione este problema, ante la continua obstrucción y boicoteó que hace Marruecos para el cumplimiento del referéndum para la autodeterminación, que decretó las propias Naciones Unidas.
El plan, que Baker va a presentar próximamente, es una reedición del denominado Acuerdo Marco, o tercera vía, que prevé un amplio autogobierno del territorio. Siempre bajo soberanía marroquí, con la celebración de elecciones autonómicas en el plazo de un año y un referéndum de autodeterminación en cuatro o cinco años.
El Frente Polisario es la única parte del conflicto que ha rechazado abiertamente el plan de paz de Baker por entender, que no aporta ninguna novedad, y consagra la soberanía de Marruecos sobre su territorio.
En Marruecos, los mitos del pasado se están resquebrajando y son cada vez más numerosas las voces autorizadas de la sociedad civil que exigen un diálogo entre todas las partes enfrentadas para solucionar la crisis saharauí.
El rey Mohamed VI ha dejado claro que las denominadas provincias del sur forman parte de la integridad territorial de Marruecos y por lo tanto, son intocables y rechazando cualquier proceso de autodeterminación que se plantee.
Es más, ya actúa sobre ellas, sin ningún miramiento. En su camino de buscar el apoyo de las grandes potencias, el gobierno de Mohamed VI otorgó en octubre del 2001, permisos para la prospección de petróleo a la compañía francesa Total Fina Elf para la zona sur del Sahara y para la norte a la compañía norteamericana Kerr Mcgee.
Como vemos la posición marroquí es clara y cuenta con el respaldo de Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia. Pero el otro gran protagonista del conflicto del Sahara occidental es Argelia.
Argelia ha sido el gran protector del Frente Polisario. En la zona del Tindouf se ha levantado ya hace veinticinco años campamentos en pleno desierto argelino, que supone un drama para las 165.000 personas que viven en ellos.
Pero la situación en Argelia está cambiando. El poder de Argel lo ha señalado a través del general Khaled Nezzar, exministro de la Guerra y uno de los hombres fuertes del régimen que en entrevistas al semanario marroquí “ La Gazette du Maroc” y al diario argelino “ La Nouvelles République” considera que Argelia no necesita un nuevo Estado en sus fronteras y señala que hay que encontrar una fórmula que integre a los saharauís.
Todo indica que los dirigentes marroquíes y argelinos se muestran dispuestos a acercar posiciones para resolver el conflicto del Sahara. No tanto por voluntad propia como debido a las presiones que ejercen sobre ellos, por motivos distintos y enfrentados Estados Unidos y Francia.
Estados Unidos ha estrechado sus relaciones políticas y económicas con Argelia, ya que tiene enormes intereses en el sector de los hidrocarburos, donde las empresas norteamericanas tienen inversiones por valor de más de 3.000 millones de dólares. El sector de hidrocarburos argelino, con ingentes reservas petrolíferas, resultan atractivas para las crecientes necesidades energéticas de Estados Unidos. Si Argelia lleva a cabo las reformas económicas liberalizadoras y pone a Sonatrach (empresa nacional de petróleo y gas) en el camino de la privatización que Estados Unidos le exige, la presencia norteamericana podría convertirse pronto en una realidad.
Estados Unidos busca un acercamiento entre Marruecos y Argelia porque de esto depende la salvaguardia de sus intereses y la estabilidad de la zona. Por todo ello, veremos como rápidamente se soluciona el conflicto del Sahara, con un perdedor claro, el Frente Polisario. La reapertura de la frontera argelino-marroquí, cerrada desde hace años. Al relanzamiento de la UMA (Unión del Magreb Árabe) proyecto paralizado durante años por el conflicto del Sahara y que permitirá un fuerte desarrollo económico, con importantes inversiones de la Unión Europea, Estados Unidos, el FMI, el BM, etc.
El presidente francés Jacques Chirac en una carta reciente al presidente argelino Buteflika, le expresa el deseo de que la cuestión del Sahara y la integración magrebí conozca rápidamente nuevos avances, mientras que junto a la ONU y la Unión Europea presionen al Frente Polisario para que libere a los presos marroquíes.
¿Cuál es la política del Gobierno de Aznar y del Partido Popular ante esta nueva situación? ¿Seguirá el PP y Aznar defendiendo también los intereses norteamericanos en el Sahara? Sería bueno que la conociéramos. Es clara nuestra responsabilidad con el pueblo saharauí. Deberíamos lograr un consenso de todas las fuerzas políticas españolas en este tema, ante la nueva situación que se está dando. No tenemos que olvidar el deber histórico y moral de España con el Sahara occidental y con sus gentes.
Como vemos el petróleo está nuevamente en todos estos cambios políticos y geoestratégicos en el mundo.
Edmundo Fayanás Escuer.
Profesor de Historia.
Colabarador habitual de El Inconformista Digital
Incorporación – Redacción. Barcelona, 15 Abril 2003.