Crónica de los brigadistas: décimo día de la invasión

El Inconformista Digital recoge y contrasta – CSCA – En Shu¹ala, el último escenario conocido de la barbarie militar estadounidense, el impacto provocado ayer por un solo misil causó, al menos, 57 muertes de gente inocente. Shu¹ala es un barrio muy humilde y popular situado al noroeste de Bagdad, a las afueras de la capital, habitado por población mayoritariamente shi¹í con pequeñas casas de ladrillo claro.

El Mercado de Naser, un espacio abierto y populoso, fue atacado en la tarde de ayer por la aviación estadounidense en una hora en que sus callejuelas estaban transitadas por una multitud de hombres, mujeres, jóvenes y niños que hacían compras o paseaban. En sus inmediaciones, en un descampado, niños y adolescentes del barrio jugaban un partido de fútbol cuando se produjo el impacto del misil: 25 de ellos murieron en el acto.

La Brigada del Estado español en Bagdad se ha desplazado esta mañana hasta el lugar para comprobar los daños causados. El impacto del misil estadounidense ha destrozado el lateral derecho del mercado: todo el conjunto de tiendas y puestos ha quedado destruido, al igual que los comercios de la parte central. Techumbres, locales y placas de las tiendas han quedado completamente destrozadas por el impacto que esta vez no ha causado fuego sino una explosión violenta de metralla.

En el Hospital Al Nur, centro público especializado en cirugía y traumatología y el más próximo a Shu¹ala, los brigadistas se han entrevistado con uno de los doctores al cargo, el Dr. Mahmud Shihab, quien les ha informado de que desde ayer por la tarde se han producido solo en su centro 45 ingresos de víctimas afectadas por el ataque al mercado, todas ellas con heridas muy graves y de las que tres ya han fallecido a lo largo de esta noche mientras se les intervenía. El registro de personas que han ingresado cadáver tras el ataque es de 41 si bien el Dr. Shihab tiene constancia de que otros centros hospitalarios han registrado también ingresos de heridos y fallecidos. Su reflexión ante los brigadistas es la siguiente: ³Es una vergüenza que esto se considere una Œguerra limpia¹².

Según los brigadistas, las salas del hospital están atestadas de heridos de todas las edades, mujeres, hombres ancianos, jóvenes y niños.

A un joven de 20 años, Sadam Husein, con el mismo nombre que el presidente, si, mecánico de profesión, le sorprendió el ataque cuando compraba frutas en un puesto del mercado mientras miraba a los niños y jóvenes que jugaban al fútbol en el descampado próximo. Postrado en la cama y acompañado de su tío, describe lo que ocurrió con un semblante impenetrable, sin un gesto de dolor o de reproche, con sus ojos profundamente negros y el rostro bello de la dignidad: esta noche le han amputado el brazo izquierdo a la altura de la clavícula. Dice que el ejército de EEUU atraviesa miles de kilómetros para atacarles en sus ciudades. Se pregunta en voz alta si esta es la libertad de la que hablan. Sostiene que dará su sangre y la vida por su país.

Mientras los teletipos de las agencias de prensa se hacen eco de cómo se gestionará la ³ayuda humanitaria² internacional, el tío de Ahmed lo expresa de forma simple con amarga ironía cuando habla de ³la impudicia de una cifra abrumadora de dinero [dos mil millones de dólares] que se está poniendo en circulación mientras están destruyendo nuestro país y discuten para ver quién lo reconstruye².

Bombas de racimo contra población civil

En el Hospital Yarmuk, situado en el barrio de Qadisiyya que ya han visitado varias veces los brigadistas, se vuelve a constatar que a pesar de las informaciones que reproducen los medios de comunicación acerca de que los ataques van dirigidos contra grandes edificios institucionales, como el Ministerio del Interior -que ha sido ya atacado por cuarta vez desde que se inició la invasión- los impactos de bombas y misiles se dirigen indiscriminadamente contra centros y barrios de población civil.

Ahmad Abu Lah, un joven médico de origen sirio, informa de que cada día se producen entre 10 y 15 ingresos de heridos civiles en ese centro. En relación a la visita de hace una semana, las heridas son mucho más graves y ello es debido a que la aviación estadounidense ha intensificado el uso de bombas de fragmentación o de racimo, cuyo sistema lanza una gran bomba que explota en el aire y suelta pequeñas bombas que se esparcen antes de caer y que al estallar se dispersan en miles de partículas de metralla. Casi todos los heridos lo son por efecto de estas bombas de fragmentación y están afectados por metralla incrustada en diversas partes del cuerpo, desde la cabeza y el cuello hasta el abdomen, la espalda o las piernas y los pies. Desde el 26 de marzo han ingresado cadáver en este hospital 9 víctimas fallecidas en el acto como consecuencia de bombas o misiles, según confirman familias y médicos a los brigadistas.

De los diez heridos con los que han hablado los brigadistas, solo uno de ellos era miliciano. El resto eran niños, adultos, hombres y mujeres, población civil procedente de barrios distintos y distantes de Bagdad en cuyas casas o calles impactaron misiles o bombas.

Se trata en su mayoría de grupos familiares, como el de Omar Ahmed, de cinco años, del barrio de Al Rashid, en el centro sur de Bagdad, herido por bomba de racimo al igual que sus tres hermanas. Su madre falleció el miércoles pasado como consecuencia del ataque. Ahmed tiene lesiones abdominales y rotura de bazo, hígado e intestino.

Ahmad Asad, de 8 años, herido junto a su padre, a quien se le ha amputado un pie, y su madre y su hermana, ambas igualmente heridas por metralla. El pequeño Ahmad tiene heridas en el cuello, en el abdomen y en la pierna derecha.

Salah Ahmed, de 40 años, que vive a 40 Km. al sur de Bagdad, en la pequeña localidad de Al Sufia, ingresó en el Hospital Yarmuk el 24 de marzo. En su pueblo murieron como consecuencia del mismo ataque 4 personas. Su situación es crítica porque tiene afectado el intestino grueso y delgado además del hígado.

Fa¹ad Hasim, de 42 años, ingresó en el Hospital ayer, 28 de marzo, porque le alcanzó el impacto de tres misiles cuando circulaba por la autovía en su coche a las 8:00 de la mañana. Le estalló el parabrisas como consecuencia de la onda expansiva de los misiles y está herido en la pierna y el abdomen.

Sa¹ad, 36 años, ingresado con su hermano de 33 y procedentes ambos de otro barrio de Bagdad, de Nahed al Rashid. Describe como se abren las bombas de racimo cuando estallan en miles de partículas antes de llegar al suelo. Igualmente está herido de metralla en diversas partes de su cuerpo.

Yasin Muhamad, campesino de 75 años que vive en Ahmad, un espacio rural y agrícola a las afueras de Bagdad. Tiene heridas en el pecho. Veinte miembros de su familia están igualmente heridos e ingresados en este o en otros hospitales de la ciudad. El 28 de marzo, el impacto de una bomba a las 21.00 horas de la noche derrumbó su casa y los establos. Todos los animales murieron. Su hija ŒAlia de 53 años, con la cara drenada y vendada, está sentada al lado de una de sus hijas heridas. Todavía no le han dicho que otra hija ha muerto.

Fayyed Sohe, técnico del Aeropuerto de Bagdad, en un correcto inglés, cuenta a los brigadistas que fue alcanzado el día 24 de marzo cuando se produjo el ataque al aeropuerto. Tiene metralla en la caja torácica que todavía no le han podido extraer.

Yisiam Maher, un niño muy tímido y lindo de 7 años tiene heridas en el cuello provocadas por el impacto de un misil en el jardín de su casa.

Nara Amari, 25 años, trabajadora de la Central Eléctrica de Dora, resultó igualmente herida en el tórax junto a su marido y su hija estando en casa, también en el barrio de Naher al Rashid. Su hija afortunadamente ha salido ilesa del ataque.

Yesus Yasin, de 28 años, estudiante de la Universidad de Babel, en Bagdad y miliciano, ingresó el 24 de marzo tras ser alcanzado por la onda expansiva de un misil lanzado desde un helicóptero Apache. Tiene afectadas las cuerdas vocales y no puede hablar.

El ritmo de la ciudad está alterado de día y de noche por el silbido permanente de los cazas y los B-52 estadounidenses que sobrevuelan el cielo de Bagdad de forma impenitente y por el sonido de las explosiones que se escuchan como una constante intermitente pero sostenida en todas partes. A pesar de la presión colectiva a la que los habitantes de Bagdad están siendo sometidos por este mecanismo añadido a los ataques directos de bombas y misiles desde que se inició la invasión el pasado 19 de marzo, la población sigue saliendo a las calles a rehacer sus vidas cada día. En Shu¹ala, tras la brutal matanza y el desastre provocado ayer, la gente del barrio ha vuelto a salir esta mañana de sus casas y caminaba entre las ruinas del mercado sobrecogida. Conmocionados todos por la destrucción y por las muertes que ha causado entre sus vecinos, los rostros de las personas han perdido la frescura y la vivacidad de los días previos pero aún así siguen mostrándose amables, comunicativos y abiertos con los brigadistas. Les dicen que no tienen miedo y que van a luchar, que lo de ayer, les hace aún más fuertes y más determinados para resistir combatiendo contra quienes les invaden y les agreden.

Como una perversa ironía, mientras los brigadistas recorrían las callejuelas hablando con las gentes del lugar, ha cruzado el cielo un avión militar estadounidense dejando su estela amenazante y provocando las vibraciones de los cristales de los edificios próximos. Las bombas asesinas de EEUU siguen estallando en alguna parte de Bagdad provocando destrucción y muerte.

Brigadistas del Estado español contra la Guerra: Mª Teresa Tuñón Álvarez, Mª Rosa Pañarroya Miranda, Ana Mª Rodríguez Alonso, Mino Marino García Villar, José Bielsa Fernández, Imanol Telleria, Javier Barandiaran, Manu Fernández y Carlos Varea González

Bagdad/Madrid, 29 de marzo de 2003(www.nodo50.org/csca)

Incorporación – Redacción. Barcelona. 29 Marzo 2003