Javier R.V. es un brigadista que está a punto de partir hacía Iraq.
Así empieza lo que nos quiere trasmitir:
Hoy es jueves 13 de marzo, y dentro de tres días parto para Irak.
Conforme se acerca el momento de emprender el viaje, se mantienen el convencimiento y la determinación que me llevaron a tomar esta decisión, pero también siento como crece el nerviosismo, la intranquilidad y, por qué no decirlo, el miedo.
Pero aún mucho más fuerte que el miedo es la indignación y la rabia que hacen brotar lágrimas de mis ojos cuando escucho los brutalmente cínicos argumentos de los políticos que intentan justificar esta barbarie. Ayer cometí el error de escuchar en Tele 5 los sofismas y falacias de Gustavo de Arístegui, y a duras penas pude reprimir las náuseas que sus declaraciones me provocaron.
Aún cuando todavía no han despegado los primeros misiles, esta guerra ya ha comenzado, y sus primeras víctimas han sido las palabras.
Palabras bellas como “paz”, ”libertad”, ”justicia”, ”derecho”, ”democracia”, han sido hechas prisioneras y torturadas hasta extraer de ellas significados que no tienen, que no pueden contener.
Así, ”respetar la legalidad internacional” es plegarse a la voluntad y a las exigencias del poderoso.
”Trabajar por la paz” es desencadenar un ataque masivo y apocalíptico sobre un pueblo sometido a un embargo cruel y devastador.
”Luchar contra el terrorismo” es llevar a cabo el mayor acto de terrorismo de estado que han visto los últimos tiempos, con miles de toneladas de bombas dispuestas a caer en pueblos y ciudades, arrasando vidas, sueños, futuros y esperanzas.
En boca de estos profesionales de la hipocresía las víctimas son los culpables, los que viven bajo la amenaza de que una lluvia de fuego caiga sobre sus cabezas y el suelo se hunda bajo sus pies son los que “amenazan la seguridad del mundo” y, “buscar un consenso” es chantajear, sobornar, y amenazar hasta torcer voluntades.
El sarcasmo y el cinismo alcanzan sus mayores cotas cuando nos dicen que para acabar con unas armas de destrucción masiva que nadie ha visto ni nadie ha podido demostrar que existan van a utilizar una bomba con un poder destructor desconocido hasta ahora, equivalente al de una bomba nuclear pequeña, cuyo uso también contemplan.
La Madre de Todas las Bombas, la llaman, y a buen seguro será un eficaz instrumento de engendrar odio, odio que a su vez generará una espiral de destrucción imparable.
Con esta nueva arma pretenden inaugurar una nueva era de terror y sometimiento, y en este empeño cuentan con el apoyo y la complicidad de gobiernos esbirros, como el del sr. Aznar.
Henry David Thoreau, uno de los primeros activistas por los derechos humanos en Estados Unidos, escribía en 1847: “Bajo un gobierno que encarcela a cualquiera injustamente, el lugar apropiado para el justo es también la prisión”.
Del mismo modo, podemos decir hoy nosotros:”Bajo un gobierno que nos conduce de forma temeraria e irresponsable hacia una guerra injusta e ilegítima, el único lugar para el hombre y la mujer justos, es estar enfrente, frenando su avance con todos los medios a su alcance: desobediencia civil, huelga de consumo, huelga laboral, haciendo resonar en las calles el grito incesante de NO A LA GUERRA”; y también, por qué no, yendo a Irak, a mostrar de una forma inequívoca que no pueden actuar en nuestro nombre, ni en nombre de nuestra seguridad ,intentando llevar un poco de alivio, esperanza y solidaridad a toda esa gente inocente que está viviendo bajo la amenaza inminente de un holocausto, y demostrando al mismo tiempo la fuerza de nuestras convicciones.
Javier R.V.
Javier R.V., es integrante de la delegación del Komité Internazionalistak del País vasco, dentro de las brigadas contra la guerra organizadas por el CSCA en solidaridad con el Pueblo iraquí.