Miedo – por Mar Molina

“Esta es la guerra del miedo.(…) Las bombas que caerán en Iraq buscan también caer
en todas las naciones de la tierra. Quieren caer también sobre nuestros corazones
y así universalizar el miedo que llevan dentro.
(…)(…)Esta guerra es contra toda la humanidad, contra todos los hombres y mujeres honestos.
Esta guerra busca que tengamos miedo, que creamos que aquel que tiene el dinero y la fuerza militar, tiene también la razón”.

(Extracto del Comunicado del EZLN difundido durante la manifestación en Roma, Italia, el 15 de febrero de 2003)

En estos días me pregunto, ¿qué es el miedo? Es una cuestión difícil. Tengo que reconocer que nunca me han gustado esas películas de terror psicótico y sangre fácil, no tanto por lo desagradable, como por los miedos infundados que crean y que afean nuestra existencia.

Nacemos con miedo a abandonar el calentito lecho materno y desde nuestra tierna infancia nos educan en los miedos a las sombras con nombre (hombres del saco, animales espantosos y algún que otro asqueroso insecto). Vamos creciendo con miedos inciertos que nos inundan de ansiedad y angustia forjadas con las patrañas con las que nos mantenían clavados sobre un viejo asiento de enea.

Cuando somos razonablemente adultos otros miedos van creciendo desde esas semillas infantiles. El miedo a los no menos inseguros días del futuro (el del trabajo, el del amor, el de la familia, el del triunfo, etc). Aunque no son nada más que pretendidas aspiraciones de consumo personal o sueños, los transformamos en miedos rutinarios y cotidianos y, como siempre, nunca sobra alguien que ayude a potenciarlos.

En estos días, el miedo se asoma sobre la terraza de las pesadillas, como un parásito furioso e intrigante, forcejea desde la boca del estómago hacia el esófago, convirtiéndose en un vómito espeso y tenebroso impregnado de un humor paralizante.

El miedo es esa cosa fría que produce un desagradable calor que lucha por salir a través de los poros como un mar desbordado. Gradualmente se convierte en una sofocante e indigesta quemazón que desasosiega hasta el paroxismo.

El miedo es la taquicardia, la palidez, la subida de la presión sanguínea, el hormigueo y la sudoración de las extremidades, los músculos tensionados, los pulmones fatigados, los esfínteres relajados y ese momento, ese breve segundo, en el que especulamos con la posibilidad de tener un desvanecimiento.

El miedo también se esconde en los huecos de las palabras y en las esquinas de las letras, cuando las palabras conforman etiquetas. Cuando se pervierten las palabras, cuando se las empapela de hipocresía y se pronuncian de forma tendenciosa, el lenguaje se vuelve esquizofrénico.

Los noticiarios son el tablón de anuncios de la psicología del miedo, antes de la batalla, antes de la guerra, antes de la masacre que es tratada en estos boletines como un correctivo bíblico. Las religiones, como buenas fontaneras, también forman parte de la creatividad y el mantenimiento de los miedos, no en vano el miedo es una de sus cañerías. Ese miedo a los castigos de los infiernos y ese mismo miedo a no alcanzar los paraísos prometidos, subyugan la voluntad y el fervor de los fieles.

El mío es un miedo a tiempo parcial, una angustia evitable, aunque no por ello deja de ser sobrecogedora. Un miedo de futuro temporal a plazos, extremo en la medida que se aproxima. Un miedo vital, extraño y humano que me viene desde ese subconsciente infantil trepando por el consciente adulto.

¿Cómo será el miedo a tiempo total de un ciudadano iraquí sobre el que van a desprender la potencia destructiva de la democracia y la libertad?, ¿cómo será el miedo a ser liberados a través de la muerte anunciada de un B2?, ¿cómo será el miedo a vivir en la extrema indigencia de perderlo todo?, ¿cómo será el miedo de ese futuro de sangre y fuego?

El miedo también es ese delgado hilo que hace flaquear la dignidad humana, es tortura, es represión.

El miedo es antidemocrático. El miedo es una dictadura para las voluntades de los seres humanos y, desgraciadamente, hay mucha gente en este planeta interesada en fomentarlo y mantenerlo.

Mar Molina. Toledo. 1 Marzo 2003

(Formará parte de la Brigada por la Paz de Castilla La Mancha
que viajará a Iraq del 9 al 15 de marzo de 2003)