“Recuerdo que hace mas de 20 años ya estabamos así, el pueblo de Riotinto se llenaba de gente, todo el pueblo en la calle, los mineros, si, pero también el resto de trabajadores del pueblo, las mujeres y los chiquillos; todos concentrados para protestar por la decadencia de un sector que nos daba de comer. Allí en la calle nos uníamos todos, dando con los cascos contra el suelo en señal de protesta. Y así seguimos, nunca para mejor.”
No es la primera vez que los mineros salen a la calle a pedir soluciones, todos los años se repiten las manifestaciones, los cortes de carreteras, los ruidos de barrenos en el centro de la ciudad.
En tan solo quince días las protestas se han estado sucediendo, y desde el día 3 una treintena de mineros permanecen encerrados en la catedral de Huelva. Precisamente desde la catedral partió la manifestación del pasado viernes día 21; a primera hora de la mañana alrededor de 300 mineros se concentraban en la plaza de la merced, frente a la catedral, en señal de apoyo a los compañeros encerrados, para después iniciar una manifestación que les conduciría frente a la sede de la Subdelegación del Gobierno.
A partir de ahí lo que todos conocemos, unos contenedores de basura ardiendo, mucha confusión, carga policial y batalla campal en el centro de la ciudad con piedras y disparos de pelotas de goma. Al final la manifestación quedó disuelta por los antidisturbios; con un saldo de dos detenidos y una veintena de personas heridas.
Las versiones difieren. Todo el mundo reconoce que se tiraron piedras contra el edificio de la Subdelegación y que hubo quema de contenedores. Desde la Subdelegación del Gobierno se dice que los incidentes fueron premeditados, y que la manifestación partió desde su principio con un fuerte ingrediente violento, lo que justificó la carga policial. UGT y los mineros aseguran que fueron presionados y provocados por la policía hasta que no pudieron contenerse los ánimos y unos cuantos estallaron, respondiendo con piedras, y que la actuación de la policía fue desmesurada.
La raíz de toda esta tensión está en un acuerdo que firmaron el pasado 11 de septiembre el Gobierno central, la Junta de Andalucía, CCOO y UGT; en este acuerdo se especificaban una serie de medidas para paliar los efectos del declive de la minería metálica que afecta a mas de 1200 trabajadores, de los cuales la mayoría se encuentra en paro y con las prestaciones por desempleo agotadas. En dichas medidas se incluyen actuaciones como planes de prejubilación y recolocaciones; pero de momento estos acuerdos no se han llevado a cabo y la situación se hace cada vez más difícil. La Junta de Andalucía se ha ratificado en los acuerdos y asegura que si no se han llevado a la práctica las medidas ha sido porque el Gobierno central está entorpeciendo su puesta en marcha, mientras que desde el PP andaluz se asegura que las críticas deberían destinarse a la Junta de Andalucía que es quien tiene las competencias en materia de minería. Y como suele decirse: “unos por los otros, la casa sin barrer”.
La situación cuanto menos es tensa. Los mineros se sienten decepcionados y olvidados y no les queda otro remedio que esperar; pero no pretenden quedarse de brazos cruzados, de momento van a mantenerse dentro de la catedral, aseguran que las movilizaciones continuarán, los alcaldes de la Mancomunidad Cuenca Minera de Huelva anuncian un encierro indefinido si dentro de 15 días no se ha ejecutado el acuerdo, y los efectivos policiales de la ciudad se han visto incrementados.
Y así se repite una historia ya conocida por tantos trabajadores de la minería del metal durante años, de nuevo golpeando con los cascos contra el suelo.
Febe. Huelva. 26 Febrero 2003