La natalidad constituye el mejor indicador del bienestar social en las sociedades desarrolladas. En este aspecto, España presenta unos muy malos indicadores sociales. Así lo refleja el Instituto Nacional de Estadística.
La edad media de la maternidad en el año 2000 fue de 30,7 años, donde la mitad de los nacimientos corresponden a primogénitos. La tasa de natalidad es una de las más bajas del mundo. La mayor tasa de fecundidad está entre los 30-34 años. La fecundidad entre las mujeres de 35-39 años fue el doble que la de las mujeres de 20-24 años.
Los niños nacidos fuera del matrimonio, representan el 19,5% de todos los nacimientos y es el doble que hace diez años. Pero estamos lejos todavía del 27% de los niños extramatrimoniales de la Unión Europea.
El número de matrimonios va en descenso. En el 2001 se celebraron 206.254 bodas, 10.000 menos que en el 2000 y la tendencia es decreciente.
Un dato que resulta llamativo es que el 8% de los nacimientos en España son de madres extranjeras. Esta tendencia cada vez va en aumento. En 1996 representaban el 3,26% de los nacimientos y en el 2001 ya significan el 8%.
España es uno de los países más envejecidos del mundo, esto lleva a que se empieza a notar una mayor mortalidad. En el 2002 se registra un aumento muy sensible del número de fallecimientos, con un incremento del 4%.
Las estimaciones demográficas, confirman a España, país de emigración en los años 1950-1960, como uno de los Estados de acogida más importantes de Europa. El 22,1% de los extranjeros llegados a la Unión Europea en el 2002, se asentaron en España.
El crecimiento de la inmigración ha sido espectacular en los tres últimos años. Este fenómeno deja claro el fracaso absoluto de los controles sobre permanencia de los extranjeros.
El crecimiento global de la población en España no es homogéneo. Dos comunidades pierden población, Asturias y Extremadura. Destaca Asturias, región que padece un descenso sostenido de la población, debido a su escasa natalidad, siendo el más bajo de España, unido a su rápido envejecimiento.
El problema de la demografía en España es muy grave. En ello nos jugamos mucho los españoles, desde nuestro propio desarrollo económico, hasta cosas tan tangibles como nuestras pensiones. ¿Qué sucede con la natalidad española? ¿Por qué los españoles no tienen hijos?
En España, la política de apoyo a la familia supone el 2,1 % frente al 8,5% de la Unión Europea. La tercera parte de los españoles renuncian a tener descendencia porque deben dedicar más del 50% de sus ingresos en el pago de la vivienda que necesitan.
La falta de natalidad española, se debe entre otros aspectos a que somos el país que menos recursos dedica a la protección social por habitante de la Unión Europea. Actualmente se dedica a dicha protección el 20% del PIB; con clara tendencia descendiente, debido a la política neoliberal del gobierno del Partido Popular. Mientras que en la Unión Europea, lo que se dedica es una media de 27,6%.
A uno le sorprende todavía, planes como la ayuda a la familia que planteó el PP hace un año, con un conjunto de propuestas de claro matiz voluntarista y electoral, pero que no iba acompañado de su correspondiente memoria económica que la sustente.
Todavía sorprende más que el PSOE marque un límite de gasto social parecido al del PP, aunque plantee una distribución diferente. En España, hay dos temas importantes que se podrían solucionar en el gasto social. Por un lado, se deben de cambiar los criterios de distribución de esa ayuda social, y por el otro aumentar el gasto social de forma progresiva de tal manera que nos acerquemos a Europa.
Los países de la Unión Europea que más invierten en políticas de igualdad de género, en apoyo de la familia, hacen que las mujeres se encuentren mucho más integradas en el mercado del trabajo y tengan unas mayores posibilidades laborales y son los países que presentan una natalidad más alta.
La tasa de precariedad laboral es el doble en España que en la Unión Europea, siendo las mujeres españolas quienes más la sufren. La Unión Europea ha reprobado al Gobierno de Madrid, entre otros asuntos por la situación laboral femenina, donde se produce una fuerte discriminación salarial, con una tasa de paro que duplica la masculina La encuesta de fecundidad del Instituto Nacional de Estadística, señala como principal motivo de la escasez de natalidad, la insuficiencia de los recursos económicos familiares.
Recientemente se ha aprobado una paga de 100 euros para las españolas que trabajan fuera de casa. Esta es una medida que va bien dirigida, pero que resulta escasa en la cantidad y discriminatoria. Esta paga debería ser para todas las mujeres que tengan hijos de cero a tres años, indistintamente de su situación laboral. Debería ser de mayor cuantía y acompañada de otras medidas como un mayor número de guarderías, mejores precios, etc.
Si queremos mejorar nuestra natalidad, debería mejorar ostensiblemente el apoyo fiscal a los hijos, de forma que se notara en los bolsillos familiares. Junto a una batería amplia de prestaciones en especie. Una gran parte de nuestro futuro, está en la solución del problema de la natalidad española. Sigamos el ejemplo de nuestros socios en la Unión Europea.
España en su conjunto, debe hacer una profunda reflexión económica en la cual se tenga en consideración conceptos tan elementales como redistribución de la renta, gasto público, o déficit público. Dichos conceptos son tratados actualmente desde el Partido Popular desde el integrismo económico y desde su autoritarismo intelectual.
La política del Gobierno de Aznar, no nos lleva a la convergencia real con la Unión Europea en el tema del bienestar social y la calidad de vida. Sino a un tipo de sociedad de renta media, de trabajo barato e inestable y de baja productividad, en la que es imposible satisfacer las más mínimas expectativas vitales de la mayoría de los españoles.
Por eso, cuando hablan de la economía española, desde las fuentes del poder, nos presentan una situación idílica, cada día todo es mejor, esta propaganda política la debemos poner en cuarentena. Las políticas económicas, sociales y políticas que nos están presentando, todas van encaminadas a un continúo recorte de derechos y a buscar excusas que justifiquen el empeoramiento de la situación de amplias capas de la población, en aras de una modernidad. Mientras una minoría se beneficia escandalosamente con amplia ostentación de sus riquezas.
No se puede converger con Europa cuando se es más deficitario en aspectos fundamentales. En aquellos elementos de los que depende la generación de renta en las sociedades modernas, el capital humano (técnico, científico, cultural y artístico). La I+D, las nuevas tecnologías, las infraestructuras de transporte y medioambientales, la vivienda, la sanidad y la protección social.
Edumundo Fayanás Escuer.
Profesor de Historia.
Colaborador habitual de El Inconformista Digital
Incorporación – Redaccion. Pamplona. 24 Enero 2003.