El legado de teoría económica que nos dejaron Margaret Tatcher y Ronald Reagan sigue con plena vigencia actualmente. Esta teoría parte del principio de que la globalización económica y que la desregulación de los mercados de capitales y del comercio, obliga a los países a reducir sus cargas fiscales y como no, fundamentalmente el de los capitales.
Al mismo tiempo, se debe reducir el gasto público a fin de mantener la competitividad de la economía.
Los Estados se sienten obligados, por esta reducción del gasto público, a privatizar los servicios públicos y en consecuencia a disminuir el estado del bienestar. Disminuyendo los servicios de sanidad, educación y los servicios de ayuda a la familia.
Como gran TOTEM, verdad de verdades, aquellos países que no siguen estas políticas públicas pierden la competitividad de sus economías. ¿Verdad que este discurso les suena? Es el discurso del PP y de los partidos de la derecha y por desgracia de algunos de la izquierda.
Esta política ha sido promovida activamente por organismos internacionales, tales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM). Responde a lo que se ha definido como “el consenso de Washington”. Su práctica ya es conocida tras los desastres particularmente en Latinoamérica, (Argentina, Perú, etc.)
Nos encontramos también con la Comisión Europea liderando hoy, la campaña de austeridad del gasto público en la Unión Europea. Marcando como gran objetivo el alcanzar el déficit público cero. Ya en la actualidad hay una gran contestación a esta política del déficit cero por parte de amplios sectores económicos, sociales y de países como Francia, Alemania, Portugal etc. Sin embargo, nuestro Cid Campeador se enfada y pone como ejemplo a España ante Europa. Hace falta osadía e imprudencia para poner a nuestro país como ejemplo de nada. Por poner podía ponerla como ejemplo de política social y de bienestar.
La gran mayoría de las encuestas realizadas tanto en Europa, Estados Unidos y España muestran que la mayoría de la ciudadanía prefiere más un buen servicio público que una bajada de impuestos. Hay ejemplos emblemáticos: la privatización de la sanidad británica ha generado tal deterioro, que ha obligado a la intervención del gobierno laborista. La privatización de la Seguridad Social en Argentina, es una de las causas de su crisis financiera actual. La privatización de los ferrocarriles británicos Railtrack, que ya ha provocado decenas de muertos y un malísimo servicio público, teniendo que volver al sector público.
Como modelo de país del bienestar social y que contradice esta política económica de la derecha esta Suecia. Es uno de los países más competitivos de la Unión Europea. En su último informe de la OCDE sobre “competitividad y Nueva Economía” (2001), Suecia es, después de Estados Unidos, el país con mayor innovación tecnológica (medida por patentes por PIB) y mayor gasto público en I + D, como porcentaje del PIB. Su tasa de desempleo es del 4,95%, inferior a la de los Estados Unidos (5,9%). Con un promedio salarial mayor que la de este último país. Su productividad es semejante a la de la Gran Bretaña y superior a la de Japón, Canadá, Nueva Zelanda y Australia.
El que los impuestos y el gasto público suban o bajen no tiene que ver con la globalización económica o con la integración monetaria de la Unión Europea, sino con el color político del partido gobernante y de los intereses que representa.
No es cierto que los Estados estén perdiendo poder. Argumento que utilizan con gran frecuencia los partidos de la derecha, para justificar políticas impopulares y que se presentan como resultado de la globalización o de la integración europea.
Los políticos del Partido Popular alardean de ser los máximos impulsores del déficit cero, dando una muestra de su fundamentalismo neoliberal. Ese logro ha conllevado y conlleva a situaciones que producen auténtico sonrojo. El gran perjudicado del déficit cero ha sido y es el bienestar social. Se puede decir sin faltar a la verdad, que el estado del bienestar en España, está poco desarrollado y puedo afirmar que en los últimos años este ha sufrido un fuerte retroceso.
El franquismo representó un bajo nivel de cobertura social. Durante la democracia, el gasto público y social fue aumentando considerablemente. Sobre todo en los años ochenta y principios de los noventa. Reduciéndose el déficit social que teníamos con el promedio de la Unión Europea.
Es a partir de 1994 y sobre todo desde 1996, donde el gasto público y social en relación al PIB fue descendiendo. Justificándose tales reducciones por la necesidad de bajar el déficit público hasta alcanzar el mítico déficit cero, del que el gobierno del PP se siente tan orgulloso.
¿Cuando España alcanzará la cuota de bienestar social de Europa?, ese si es un objetivo. Señores del Partido Popular, la economía debe estar al servicio del hombre y no el hombre al servicio de los cuadros macroeconómicos. Veamos algunos ejemplos del deterioro del bienestar social en España.
La vivienda es una muestra evidente de bienestar social. En los últimos cinco años del gobierno del PP, han subido las viviendas más del 50%, para alegría de constructores, inmobiliarias y especuladores. ¿Cuánto ha subido la inflación? ¿Cuánto han subido los salarios? El desfase es evidente. En cuanto a la aportación del Estado a la vivienda, actualmente representa el 0,5% del PIB y en estos años de gobierno del PP muestran un claro retroceso. Esa Europa tan poco cumplidora invierte en vivienda el 2% del PIB. Sigamos su ejemplo.
En educación, haciendo un poco de historia, a la muerte del dictador, el gasto público en educación era del 1,7% del PIB, el más bajo de Europa. Con la democracia, el gasto educativo fue aumentando hasta llegar al 3,4% del PIB en 1994, mientras que en Europa se llegaba al 4,2% del PIB. Sin embargo, bajo el gobierno del PP este porcentaje está disminuyendo, siendo en el 2001, un 3,2% del PIB, es decir más bajo que en 1994 y representando solo el 71% del gasto europeo.
Más sangrante sería todavía si analizáramos el desglose de este gasto. Con un apoyo descarado a favor de la enseñanza privada en detrimento de la enseñanza pública, buen ejemplo de ello es Navarra.
Se produce un gran déficit del gasto universitario, todo ello contrastando con el discurso oficial que da gran énfasis en alcanzar la sociedad del conocimiento, base del desarrollo económico. Está claro que una cosa es lo que se dice y otra muy distinta lo que se hace.
En el caso del empleo, según la OCDE, España es el país con la tasa de precariedad más alta de Europa. Además es el país con un porcentaje mayor de trabajadores con contratos fijos que consideran sus condiciones de trabajo insatisfactorias, el 52% en España frente al 37% de la Unión Europea.
Otros datos también son reveladores de este problema. El stock de capital público en relación a la población es del 67,5% del promedio europeo. El del capital humano es del 71% del europeo. El capital tecnológico es del 40,8% del europeo. El gasto de I + D respecto al PIB se sitúa en el 57% de la media europea.
Todas estas carencias están relacionadas con el escaso desarrollo del Estado del bienestar. Con un gasto público y social excesivamente bajo, debiendo aumentarse considerablemente para alcanzar el gasto social de la Unión Europea. Con el objetivo de que la deseada convergencia con Europa no sólo sea monetaria sino social.
Esta preocupante situación del bienestar en España debe convertirse en el eje del debate político del país. Esto sí que es lo que interesa a la gente.
Edmundo Fayanás Escuer
Profesor de Historia
Colaborador habitual de El Inconformista Digital
Incorporación – Pamplona. 17 Diciembre 2002.