Soy ourensano, un gallego del interior. Según las informaciones yo no soy uno de los afectados, sin embargo me gustaría que entendieran que todos somos afectados, que Galicia no se concibe sin el mar, pero Galicia entera, no sólo la costa, porque el mar es el alma de esta tierra.
Así que yo, que soy de la única provincia gallega que no tiene mar, tengo el alma negra. Negra y viscosa, de chapapote como la conciencia de nuestros dirigentes. Y a lo mejor esto no es una carta, sino lágrimas negras que salpican el papel. Pero no se confundan, son lágrimas de rabia y de indignación, una rabia que crece mas cada día al ver como se desarrollan los acontecimientos.
Agradecemos el esfuerzo de los voluntarios que vienen a trabajar codo con codo, eso es solidaridad, pero nos indignan las campañas de beneficencia, los partidos homenaje, los descuentos publicitarios en los supermercados, los programas sensibleros y horteras para recaudar fondos de ayuda y el lenguaje misericordioso que se utiliza en los informativos. En Galicia no queremos limosnas, no somos “los negritos de África atravesando la pertinaz sequía”, no necesitamos ayudas, exigimos indemnizaciones, que no es lo mismo. Repito, no se confundan, no queremos limosna sino soluciones. Queremos que dimitan los responsables de esta desgracia, no las olas ni el temporal, sino aquellos que administran nuestros impuestos y no son capaces de responder cuando tienen que hacerlo, aquellos que tratan de ocultar la realidad manipulando los medios. Que dimitan los que no han estado a la altura de las circunstancias. Exigimos que el Gobierno tome las medidas necesarias para resolver el problema y destine los fondos necesarios para hacerlo, como es su obligación. No queremos caridad sino justicia.
Queremos que se traduzcan los comentarios de nuestra gente, como se traducen, con subtítulos, otros idiomas. El gallego es un idioma tan digno como cualquier otro y no entendemos porque se menosprecia, porque se nos menosprecia.
La situación es más grave de lo que nos cuentan. No es un problema de mariscadores y marineros, es un problema que afecta y daña muy seriamente a nuestra economía, a la de Galicia y a la del resto de este país, ¡perdón!, de España; y es un problema con secuelas importantes a medio y largo plazo. En otros tiempos, curiosamente, muy parecidos a estos, mientras se montaban industrias, empresas, siderurgias en el País Vasco y Cataluña, desde Galicia exportábamos mano de obra, legiones de personas que abandonaron su tierra en busca de fortuna, dejando lo que Rosalía llamaba “viudas de vivos e mortos”, hijos criados por los abuelos, familias rotas por la distancia. Ese sentimiento está empezando a aflorar peligrosamente. Ahora que las familias empezaban a normalizarse y a curar los traumas. Ahora vuelta a empezar. ¡NO! No lo vamos a consentir.
Queremos que se invierta en Galicia para equiparar el nivel de vida al resto del Estado, no el de los caciques que seguro que ya lo tienen más alto, sino el de los trabajadores. Que se invierta en educación, en desarrollo y que se defienda con uñas y dientes en cuantos foros sea necesario.
Queremos y exigimos, en definitiva, que se nos trate con respeto, que nosotros no les hemos faltado al suyo.
Antonio Suárez Estévez. – Ourense.
Cartas de los lectores.
Incorporación – Redacción. Barcelona. 16 Diciembre 2002