Crónica de una protesta ecologista en Santiago

A las cinco de la tarde del pasado martes una furgoneta se detenía delante del Parlamento gallego. Varias personas que hasta ese momento estaban en la parada del autobús abrían la puerta de la furgoneta y sacaban de su interior un enorme barco hecho de papel de periódico.

Al mismo tiempo, un grupo salía de una cafetería y extendía una pancarta, otros vestidos con traje de faena y manchados de chapapote se tumbaban en la carretera y seis mujeres pertenecientes a grupos feministas se encadenaban a la puerta del Parlamento. Varios calderos del fuel-oil derramado por el Prestige se vertieron en la calle, en la entrada del parlamento y en la sede del PP, situada enfrente.

Este era el comienzo de un acto de protesta organizado por gente perteneciente a grupos muy distintos: feministas, ecologistas, políticos… lo que tenían en común era que todos ellos habían trabajado como voluntarios en la costa gallega en las últimas semanas, recogiendo fuel tóxico con mascarillas de papel cuando las había, trabajando con medios insuficientes hasta que era necesario parar por falta de luz…y viendo como la marea se llevaba el fuel recogido durante el día porque no había contenedores en los que echarlo ni camiones que lo transportasen. Protestaban por la falta de medios, por la falta de información y por la falta de ayuda que los había convertido en voluntarios forzosos y en la única oportunidad para la costa gallega.

La protesta transcurrió sin incidentes durante dos horas. El tráfico de la calle permaneció cortado durante este tiempo. Se corearon consignas contra la incompetencia del gobierno gallego, reunido en ese momento en el interior del Parlamento, contra la censura impuesta a los medios de comunicación y se exigieron responsabilidades y ayuda. Sobre todo ayuda.

A lo largo de la tarde mucha gente se detuvo para apoyar a los manifestantes. Dos diputados del BNG salieron del Parlamento y se unieron un rato a la protesta.

La carga policial empezó sobre las siete de la tarde. Un grupo de policías se acercó a los manifestantes que coreaban “esas pistolas non limpian chapapote” y comenzó a golpear con las porras a los que estaban en el suelo con las manos levantadas. Cortaron las cadenas del grupo de mujeres y las golpearon mientras se marchaban: no podían correr porque seguían encadenadas entre ellas. Los manifestantes escaparon calle arriba mientras los policías los perseguían golpeándolos.

El resultado: siete personas en el hospital. Aunque en el momento no se detuvo a nadie, horas mas tarde la policía fue al hospital para identificar a las personas que habían acudido a urgencias.

Las playas siguen negras.

Gaho. Santiago de Compostela. 6 Diciembre 2002.