Desde el Subsuelo aparece la realidad desconocida que algunos prefieren ignorar, nosotros os la mostramos y argumentamos, el criterio que os forméis corre de vuestra parte. Le toca el turno a Juan Ramón, espero que os interese. – Marlowe.
En la parcela 42 del cementerio municipal se encuentra enterrada una parte de nuestra historia reciente. Se encuentran sepultados los restos de cientos de personas que fueron ejecutadas por defender con sus vidas un proyecto de sociedad basado en la libertad, la democracia y el estado de derecho recogido en la constitución vigente de esa época y representado por un gobierno legítima y legalmente votado por el pueblo, que tenía estos valores y la justicia social como pilares en donde construir un futuro para España.
Estos hombres y mujeres han permanecido enterrados en el silencio, en muchos casos nada más que con un epígrafe en donde se recoge un nombre, en otros casos, ni siquiera un nombre que lo identifique.
Pero el silencio al que los sometieron no ha conseguido alcanzar el objetivo que buscaban: el olvido. No lo han conseguido ni con el silencio ni con el terror, ni con la ignominiosa leyenda negra que se creó alrededor de ellos.
Ni siquiera consiguieron ultrajar su memoria, ni la de sus familiares, porque quienes lo intentaron le faltaban los valores democráticos, la legitimación del pueblo y la ética suficiente para conseguirlo. Tan sólo a través del uso de la fuerza y del terror consiguieron silenciar las voces de los muertos, pero no que nos olvidáramos de ellos.
Pero ahora no podemos repetir, por segunda vez, la aplicación de la “ley del silencio”. Si lo hiciéramos ahora que disfrutamos de un marco constitucional sí que estaríamos ultrajando su memoria, a sus familiares y a todos los que dieron su vida o su libertad por alcanzar la justicia social. Este segundo silencio sí que conseguiría lo que el franquismo no consiguió: el olvido.
“Los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla”, decía el filósofo. Nosotros no queremos olvidar. Nosotros queremos arrojar luz sobre unos hechos históricos, nosotros queremos que las familias tengan un lugar en donde recordar a los suyos, nosotros queremos que la verdad, sea la que sea, prevalezca sobre las tinieblas del silencio. Nosotros no hablamos de rencor, somos los primeros en aborrecer el rencor que tantas lágrimas han traído a miles de familias. Hablamos de reconciliación con mayúsculas, ya que ésta no puede construirse sobre el olvido de una parte, porque no sería reconciliación, sino imposición.
Permitamos a quien lo desee que recupere los restos de sus seres queridos, y también, a quienes lo deseen, que recuperen la memoria histórica. Es de justicia, es de razón.
Esperamos que la respuesta de los responsables políticos de las Administraciones no sean en clave de confrontación partidista, no sean en clave de confrontación, nosotros lo hacemos en clave de reconciliación, de respeto a las familias, a la historia, a la verdad.
Juan Ramón Crespo Aguilar. Toledo. 29 Noviembre 2002
Colaboración.