España en la futura Europa – por Edmundo Fayanás

A lo largo de la historia, el territorio europeo ha sido el principal espacio de luchas por la hegemonía mundial, llegando a su apogeo en el siglo XX. Nunca ha habido tanta violencia política, económica y racial como en la Primera Guerra Mundial( 1914-1918) y la Segunda Guerra Mundial( 1939-1945).

Nunca fue tan rápida la decadencia del espacio europeo, convertido en una zona de constante confrontación entre distintos sistemas políticos como, el nazismo de Adolfo Hitler, el fascismo de Mussolini, la Rusia comunista de José Stalin, la España del general Franco, el Portugal de Salazar, la Francia del general Pétain o la Inglaterra de Wiston Churchill.

Resultó angustioso para Europa, que tras la Segunda Guerra Mundial se produjera la división en dos zonas antagónicas y su sumisión durante casi cincuenta años a dos grandes potencias, la URSS y los Estados Unidos.

El intento de crear una Europa unida después de la catástrofe de la segunda guerra mundial, fue un grito de esperanza y de ilusión. En este sentido, se consideró el Tratado de Roma, origen de la actual Europa.

Europa es un sueño, que está a mitad de camino, entre los que esperamos que dé un salto adelante en su concreción como camino de independencia frente a los Estados Unidos y los que entienden que todas las grandes cuestiones políticas, económicas y militares deben estar sometidas a la prepotencia de aquellos.

Europa está en un momento crucial, en el que se está definiendo su futuro. Se ha convocado una Convención para que marque las directrices de lo que debe ser el proyecto de la gran Europa del futuro. Varios son los temas de actualidad que se están planteando, en primer lugar la necesidad de que se establezca una Constitución, como marco para todos los europeos. Se va a proceder, el uno de enero del 2004, a la ampliación de la comunidad de quince miembros a veinticinco. Quedando pendientes todavía varios candidatos. En estos momentos de fuerte crisis económica, se esta discutiendo sobre el Plan de Estabilidad Presupuestaria o más conocido como déficit cero, con amplias repercusiones en la cuestión social de nuestro país. Se clama por la existencia de una política exterior y de defensa común en Europa para evitar su subordinación a los Estados Unidos. Así como la constante humillación que dicha política genera contra Europa. Veamos:

La Constitución europea. Esta es una necesidad ampliamente demandada por amplios sectores. Debe dar soluciones a las numerosas carencias que presenta la actual Unión Europea. Desde su burocracia a la poca democracia existente en ella, así como a la escasez de controles con que cuenta. En la democracia actual de cualquier país europeo la distancia entre el poder político y la sociedad es grandisimo, en la Europa comunitaria es sideral.

Si Europa como comunidad de pueblos quiere tener futuro, debe partir de dos principios esenciales. En primer lugar, debe ser una Europa con grandes dosis de democracia, con amplios controles y nulos espacios de opacidad. En segundo lugar debe recoger los valores del estado del bienestar, es decir, debe quedar plasmada la Europa social como un conjunto de derechos de todos los europeos.

En el proyecto de Constitución diseñada en la Convención presidida por el francés Giscard D’Estaing, define a Europa como una Unión de Estados que, conservando su identidad nacional, coordinan estrechamente sus políticas a nivel europeo y gestionan determinadas competencias comunes sobre un modelo federal.

Es claro, que el federalismo es un paso en el buen camino, aunque debe definirse como será tal federalismo. Sin embargo, Aznar no plantea ni una Europa federal, ni una federación de Estados, ni un super estado europeo, sino una Europa en la que los Estados miembros de la Unión Europea mantengan bajo su control las competencias más importantes. Esta concepción suya representa al histórico centralismo español de la derecha más reaccionaria de nuestro país. Demostrando unos niveles de prepotencia llega a decir que Europa no ha sido ni será ni una federación ni un Estado.

Como ya es práctica habitual en él, Aznar decide según su santa voluntad sin consultar a nadie, la posición de España en temas tan fundamentales para todos los españoles. Sr. Aznar ¿ qué es la democracia? ¿Por qué no se abre un debate en España sobre la Europa del futuro?

En este proyecto se plantea la doble ciudadanía de los europeos, la propia y la europea que podría ser empleada indistintamente. Este concepto de ciudadanía es positivo siempre que se contemple como un valor añadido a la nacional.

A nivel institucional, se plantea el mantenimiento del Parlamento europeo. Este debe de tener amplias competencias legislativas, haciéndolas compatibles con las nacionales y regionales. Debería tener capacidad de elección del presidente de la Comisión Europea y participar en la elección de altos cargos del Banco Central Europeo o del Tribunal de Justicia.

La Comisión Europea debe tener amplias competencias, buscando su operatividad ante la nueva ampliación a veinticinco miembros. Su composición tendría que estar en función de las mayorías y minorías y no como hasta ahora.

El Consejo de la Unión, que está formado por los gobiernos de los países miembros, deben tomar las decisiones por mayoría doble ( la de los Estados y de población). Los gobiernos sólo tendrían derecho en materias constitucionales. Los Consejos de Ministros deberían restringirse a cinco campos: exteriores, defensa, asuntos generales, economía y política social y empleo.

Esta nueva Constitución europea, debería recoger el aspecto social y de bienestar, para que Europa sea un proyecto ilusionante para la mayoría y no solo un oscuro proyecto para tecnócratas y elites políticas.

Todo el mundo debe saber, que el gobierno de Aznar encabeza a aquellos países que niegan que en la futura Constitución europea deba estar contemplado el aspecto social. Planteando que la moneda única puede continuar existiendo sin estar enmarcada en un auténtico gobierno de la Unión Europea.

Para el Gobierno del Partido Popular, los objetivos de la Unión Europea tendrían que estar subordinados a la demanda del mercado, a la unión económica y monetaria. La política social comunitaria se reduciría a garantizar solamente una cierta corrección de las injusticias que origina el mercado.

Como vemos, es necesario más Europa. Pero una Europa más social, como única forma de hacer frente al proceso de mundialización, con la finalidad de democratizarlo, socializarlo e impedir que el modelo social europeo sea enterrado por el neoliberalismo triunfante, como la opción que Aznar representa.

Esta Constitución europea debe definirse como una economía social de mercado, con objetivos claros como son el pleno empleo, que éste sea de calidad, la protección social universal, el desarrollo de los servicios de interés general y públicos eficaces y de calidad, la consecución de la igualdad. Todos ellos deben ser principios constitucionales básicos y objetivos de todos los políticos, las instituciones y los miembros de la Unión Europea.

La ampliación europea. Para el uno de enero del 2004, Europa pasará de los actuales quince miembros, hasta los veinticinco. El gran problema es que la Unión Europea no está preparada para ello ( ni a nivel de instituciones, ni de sus políticas vertebradoras como la agrícola o la de los fondos de cohesión). Pero lo mismo sucede con los países candidatos, muchos de los cuales no cumplen los requisitos mínimos para la adhesión.
El gran obstáculo de la ampliación no es absorber los 75 millones de nuevos ciudadanos ,sino las enormes diferencias que existen entre ellos y los de la Unión europea. La renta per cápita de los países candidatos apenas llega al 40% de la de los países comunitarios.

Esto generará una presión inmigratoria hacia el Oeste y provocará una descapitalización humana en los países aspirantes. Provocará al mismo tiempo una deslocalización industrial hacia el Este ( como ejemplo el caso de Seat), con el correspondiente aumento del paro en el Oeste. Todo esto será inevitable si no se produce una mínima homogeneización del conjunto.

Se crearán problemas muy graves, comenzando por las políticas sectoriales, destacando la Política Agraria Común ( PAC) y los fondos de cohesión. Ningún estado miembro quiere renunciar a las ventajas actuales.

Para la PAC, la ampliación supone un aumento del 38% de las superficies cultivables y del 75% de las explotaciones agrícolas. En cuanto a los fondos de cohesión territorial, 51 de las 53 regiones que se agregarán deberían recibir ayudas de la Unión Europea. El mantenimiento del gasto en el 1,27% del PIB comunitario y la no cesión de ningún Estado a sus ventajas actuales condenan a la frustración, las esperanzas de crecimiento y progreso de las economías de los países candidatos, que confían básicamente en la financiación europea.

La experiencia de la unificación alemana, con sus grandes costes financieros y humanos, generando fuertes conflictos y resentimientos sociales, vienen a señalar la extrema dificultad del proceso.

En un contexto en el que el desorden económico – financiero y las disfunciones de la democracia del capital radicalizan el discurso nacionalista de sálvese quien pueda hará más insoportable las consecuencias de la desigualdad.

Los aduladores del mercado creen como un paso imprescindible la creación de un macroespacio económico sin reglas ni barreras para su política neoliberal. De ahí la importancia de la lucha por una Europa social y solidaria. Este es el único camino de vencer al neoliberalismo, tan bien representado por los Aznar, Berlusconi etc.

La actitud de los países aspirantes en la Convención que se esta celebrando, ha sido poco constructiva y poco europeísta. Mostrando su tendencia pro Estados Unidos más que de Europa.

A pesar de todos los inconvenientes y peligros existentes, es un deber histórico de la Unión Europea con estos pueblos del este de Europa, en su día abandonados ante la ferocidad totalitaria. Es una medida necesaria para que Europa crezca en libertad y en bienestar.

La política exterior y defensa europeas. A lo largo de los últimos años hemos asistido a la incapacidad europea de presentar una política exterior común, que fuera autónoma de Estados Unidos. Sin embargo, hay que considerar un paso importante la creación de mister PESC ( Javier Solana en la actualidad), pero insuficiente.

Desde enero del 2003, en el Consejo de Seguridad de la ONU habrá cuatro representantes europeos. Dos con derecho a veto, Inglaterra y Francia y otros dos por dos años, Alemania y España. Sería bueno y necesario que los cuatro actuaran de una forma coordinada y fueran una sola voz.

Europa ha sido constantemente despreciada por Estados Unidos. Parece que no le interesa el surgimiento de otra potencia que sea referencia y modelo en ese mundo feliz que está configurando por su cuenta.

El Pacto de Estabilidad Presupuestaria. Esta política está siendo ampliamente contestada desde todos los ámbitos económicos. Cualquier política económica que se considere como tal, debe partir de la flexibilidad y más cuando las circunstancias económicas actuales lo requieren. Así en un periodo de crisis económica, el Estado debe endeudarse para conseguir que el motor económico siga funcionando y supla las carencias de la iniciativa privada. En épocas de expansión económica, es cuando el Estado debe intentar rebajar sus déficits.

Con la obsesión del déficit cero y la rigidez del Banco Central Europeo, están haciendo que la recuperación de la crisis económica tarde a llegar, e incluso, se está profundizando.

Como podemos comprobar, la postura del gobierno del Partido Popular en todos estos temas es clarísima. Por un lado, hurtando la información y debate de lo que sucede en Europa. Por otro, no haciendo participar a la sociedad española de los cambios tan profundos que se están gestando en ella.

La política de Aznar en Europa, es la más reaccionaria de todo el continente. Busca estructuras donde predomine la tecnocracia y las elites. Donde los niveles democráticos sean escasos y en consecuencia sus controles mínimos. Así, por ejemplo, resulta sorprendente que el PP se niegue a que la Constitución europea sea refrendada por los europeos y en consecuencia por los españoles en referéndum.

Para el PP, la Constitución europea no debe recoger ningún principio de política social, salvo aquellos imprescindibles para la corrección de los desmanes del mercado. Como vemos, la política que representa Aznar es del más puro neoliberalismo, donde solo debe tenerse en cuenta la Europa de los mercaderes.

El papel de España con respecto a Europa, es de auténtico sonrojo. En vez de buscar una política exterior común propia, destaca por su seguidismo más obtuso de la política bélica de George Bush. En este sentido, el mensaje de Bush a Aznar, José María, llámame cuando quieras, expresión más nítida imposible de un liderazgo y de una sumisión total a la política norteamericana. La experiencia demuestra que Estados Unidos siempre hace más caso a los aliados con criterios propios.

Mucho es lo que está sucediendo en Europa, mientras los españoles vivimos en el mundo feliz de la ignorancia, gracias al gobierno, que con su capacidad y paternalismo suple la incapacidad de todos los españoles.

Es necesario que todos tomemos conciencia y exijamos la participación en los debates de Europa. Para que surja una Europa ilusionante es necesario que todos los europeos incluidos los españoles participemos de forma activa y demandemos a nuestros políticos cauces de información y participación.

Edmundo Fayanás Escuer
Profesor de Historia.
Colaborador habitual de El Inconformista Digital

Incorporación – Pamplona. 15 Noviembre 2002