Brasil es diecisiete veces el tamaño de España y tiene una población de 170 millones de habitantes. Es una nación con recursos naturales inmensos y que ha sido capaz de desarrollar una potente industria aeronáutica, militar, farmacéutica e informática de primer nivel mundial.
La economía brasileña llegó a ser la octava del mundo, aunque actualmente ocupa el decimoprimer lugar. Es la gran potencia de Iberoamérica y en consecuencia su referencia.
Brasil no es un país pobre, pero sí un país con muchos pobres. Su renta per cápita es de 3600 dólares anuales. Tiene probablemente la peor distribución de renta en el mundo. El 34% de su población ( 53 millones) viven por debajo de la línea de pobreza. De estos, el 14,5%, es decir, ( 23 millones) son considerados indigentes. Su tasa de mortalidad infantil, esta en el 30 por mil, considerada muy alta. Las viviendas que disponen de alcantarillado, solamente alcanzan el 45% del total.
Desde la convocatoria de las elecciones presidenciales y cuando las encuestas señalaron como posible vencedor de las mismas al candidato del Partido de los Trabajadores, Lula da Silva, Brasil ha sufrido un ataque económico brutal
La paridad dólar/real era en enero de 2,30 dólar. Actualmente pasa ya de 4 reales por dólar. Como se puede comprobar el ataque especulativo y anti Lula ha sido espectacular. Esta situación está teniendo unas consecuencias económicas desastrosas para Brasil. Hace que su deuda externa aumente exponencialmente, lo que provocará dificultades para su pago. En diciembre tiene que hacer frente al pago de 16.700 millones de dólares.
Los empresarios se quejan muchas veces de las injerencias y arbitrariedades que desde los gobiernos y la política se hace en el mundo económico. Sin embargo, no dicen nada, como en el caso actual, donde los electores brasileños han sido presionados de forma espuria, para que eligieran en función de las preferencias de los sectores económicos. Estos defensores del neoliberalismo nos vendrán a hablar de democracia, derechos, igualdad, etc. Veamos algunas intervenciones que han tenido en Brasil.
Ante el acuerdo entre el gobierno brasileño y el FMI, al día siguiente del mismo la agencia MOODY’S, rebajó la calificación de los bonos, notas y depósitos bancarios en moneda extranjera, hasta los niveles de Honduras o Nicaragua.
El famoso especulador George Soros, que tanto dinero ha sacado de países con crisis de confianza, declaró habrá default en Brasil si vence Lula.
Los principales bancos de negocios, J P Morgan ( la del caso Banesto), Merril Lynch y otros han perturbado a los inversionistas con análisis catastrofistas en contra de Lula. Atizando el temor a una depreciación del real. Provocando un aumento del riesgo/país y augurando un perverso futuro en el caso de que la izquierda de Lula venza en Brasil. Esta situación provoca, no ya la necesaria llegada de los capitales extranjeros, sino la huida de los que ya están. Se han detectado importantes retiradas de capital extranjero en la Bolsa de Sao Paulo.
Todo esto origina que los tipos de interés que rigen en el sistema bancario sean muy elevados y con tendencia al alza, pasando del 18 % al 21% la última semana. Esto provoca que las empresas brasileñas no inviertan, por salir muy caros estos prestamos y acaba ocasionando que la tasa de desempleo aumente de forma considerable. Actualmente el paro ronda el 10%.
La economía brasileña necesitaría desarrollarse con un crecimiento mínimo del 5% en los próximos cuatro años para cumplir las promesas de crear nuevos puestos de trabajo. Sin embargo, está previsto un crecimiento del 1% para el 2002 y en los últimos siete años la tasa de crecimiento ha sido del 2,4%.
Los acuerdos alcanzados por el Gobierno con el FMI suponen un auténtico corsé que provocará un crecimiento de su economía muy lento. La primera gran cuestión de Lula es renegociar este acuerdo con el FMI, con la finalidad de buscar nuevas bases que permitan un mayor desarrollo. Teniendo en cuenta que Brasil necesita una financiación exterior anual de unos 35.000 millones de dólares.
Brasil ha mostrado su independencia frente a los Estados Unidos con casos sonados. Así se enfrentó en la Organización Mundial del Comercio ( OMC) debido a las patentes farmacéuticas de las medicinas contra el Sida. No ha prestado apoyo a Estados Unidos en el llamado Plan Colombia, por considerarlo una amenaza a los intereses específicos del país.
Respecto al acuerdo ALCA ( Área de libre comercio de las Américas) propuestos por Bill Clinton en 1994, Brasil mostró su oposición a las mismas. Dicha oposición, se basa, como dice su presidente Henrique Cardoso en contra de lo prometido, Estados Unidos adoptó una serie de medidas proteccionistas que cerraron más el mercado norteamericano a los productos latinoamericanos: aumento de los aranceles de importación a 510 productos considerados sensibles, ampliación de subsidios a la producción agrícola y sanciones contra la importación de madera canadiense.
Dos frases de Lula son significativas de su pensamiento. Sobre el ALCA Voy a hacer lo mismo que ellos hacen para el pueblo estadounidense. Voy a discutir, defender los intereses del pueblo brasileño y después vamos a discutir los interese de los otros. Sobre el presidente norteamericano George Bush, Lula dice de cada diez palabras que pronuncia, nueve son para provocar una guerra.
Es deseable el máximo éxito a Lula por la opción de progreso y justicia que representa su programa de gobierno. Pero varios son los problemas que le acechan.
A nivel personal, quisiera que llevase a cabo en la medida de sus posibilidades sus ideas de progreso. Pero que una vez llegado al poder no haga como muchos otros, que levantando banderas y programas de la izquierda más tradicional, nada más tomar posesión de la presidencia diga Hay que liberarse de los viejos dilemas ideológicos para acabar haciendo políticas de derecha. Con el desencanto consiguiente del electorado.
Brasil debe ser el espejo y la referencia de futuro para los demás pueblos de Latinoamérica. Ese es el papel histórico que Lula debe asumir.
Es evidente que tendrá que hacer concesiones al mundo del capital, mediante pactos, al estilo de los de la Moncloa en España en la década de los ochenta. Pero nunca debe de dejar como objetivo político la lucha por lo social. Su principal aportación sería la desaparición o disminución de las vergonzosas situaciones sociales que se dan en su país.
Como dice el escritor alemán Gunter Grass al hablar de Willy Brandt era un político pragmático, pero no perdía sin embargo nunca de vista las metas utópicas Esperamos de Lula eso mismo.
Lula suerte. Brasil y los brasileños lo merecen. No los defraudes ni nos defraudes a aquellos que luchamos por el progreso, la solidaridad y la justicia social en el mundo.
Edmundo Fayanás Escuer.
Profesor de Historia.
Colaborador habitual de El Inconformista Digital
Incorporación. – Pamplona. 14 Noviembre 2002.