Hace algunas semanas, La Cebolla, una revista satírica estudiantil, publicó un reportaje titulado Bush busca el apoyo de la ONU para su Plan, EE.UU. hace lo que le da la Gana [Bush Seeks U.N. Support For ‘U.S. Does Whatever It Wants’ Plan].
Según La Cebolla, en su discurso ante la ONU, Bush instó a la asamblea internacional que éste diese a los EE.UU una carte blanche para remover a cualquier líder que no le cayera bien, pillar cualquier recurso que se le antojara e imponer cualquier política sobre otros que consideraba conveniente. Bush aseveró que en cuanto la ONU diera su aprobación a la resolución, los EE.UU invadirían simultáneamente a Irak, Cuba y Corea del Norte. Aun más, en vista de que América era La Luz de Libertad para todo el mundo, también se prohibiría cualquiera protesta en contra de los Estados Unidos por individuos o otros estados.[www.theonion.com/onion3836/bush_seeks_un_support.html]
El chiste dentro del chiste es que el supuestamente mítico Plan constituye la verdadera política del gobierno de Bush – o, más precisamente, del cabal formado por el vicepresidente Cheney y el secretario de Defensa Rumsfeld.
En Septiembre de 2000, la fundación New American Century, un think tank (centro de investigaciones y polémicas) conservador, publicó un reporte titulado Rebuilding American Defenses (la Reconstrucción de las Defensas Americanas). Aunque el reporte no anticipó los eventos del 11-9, por lo demás sirve de heliografía para la geopolítica seguida por el gobierno de Bush. [www.newamericancentury.org/rebuilding americasdefenses/]
Basta decir que el reporte esta escrito en ese tono de desapego característico del observador desinteresado; utiliza la debida jerga técnico académica y – con secciones dedicadas a premisos, datos comprobados, análisis y argumentaciones – esta estructurado de forma casi judicial , aspirando a esa aura del ius magisterium… todo lo cual sirve para calificar a este opus de algo serio y distinguirlo de aquellas tonterías que aparecen en La Cebolla.
Pero, en realidad, el reporte no dice nada diferente de lo que reporto La Cebolla, aunque lo diga en muchas más páginas. El preámbulo anuncia que a finales del siglo XX, los Estados Unidos sobresalió como el poder preeminente en el mundo y que es requisito que las fuerzas armadas se mantengan fuertes y listos para promover a los principios e intereses americanos. Como dato comprobado se cita que Este reporte procede del convencimiento que América debe conservar y alargar su liderazgo global por medio de mantener la preeminencia de las fuerzas armadas estadounidenses. El reto para el siglo entrante es conservar y amplificar esta paz americana. En continuación, el reporte insta que para el cumplimiento de estos requisitos [i.e. el de amplificar la paz americana] es esencial que América mantenga su estado de dominio militar y que evite la perdida de una orden de seguridad únicamente hospitalario a la prosperidad y principios americanos.
El reporte continua a postular – cuatro misiones -. Estas misiones no son estrategias ajustadas a circunstancias geopolíticas específicas. Sencillamente, no son más que distintos grados ( variables) de fuerza militar que, según las circunstancias, deban existir al alcance para mantener la hegemonía americana. Las variables incluyen el uso de misiles tácticos y nucleares, guerras continentales convencionales, y guerras de control y vigilancia, las cuales, advierte el reporte, no se deben confundir con despliegues para el mantenimiento de la paz ( peacekeeping). En realidad, las acciones de control y vigilancia son una especie de guerrilla ofensiva diseñada para imponer orden en varias regiones, por ejemplo en la Asia Sur-Oeste [sic, i.e. el Medio Oriente.] La imposición de la paz también incluye medidas rutinarias como los vuelos de vigilancia y bombardeos de Irak. Así como, operaciones policiacas ordinarias en contra el terrorismo y la criminalidad. Ultimamente, éstas misiones incluyen además el monopolio americano sobre el espacio y el uso del ciberespacio como una nueva dimensión en la guerra.
Estados Unidos, urge el reporte, debería tener la capacidad de sostener múltiples guerras convencionales a la misma vez. Por ejemplo, una en Europa, otra en la Asia Oriental, y otro en el Medio Oriente, en la vecina región petrolera. El uso de fuerzas de control y vigilancia debe estar desligado de las auspicias de la ONU porque no conviene fingir la imparcialidad. Además, estados villanos como: Irak, Irán y Corea del Norte, representan una amenaza a los Estados Unidos en tanto que desean desarrollar capacidades defensivas ( deterrent capabilities). La capacidad de cualquiera de estos estados para chapucear una pequeña fuerza balística primitiva complicaría la proyección del poderío americano. Aclara el reporte que U.S. power-projection podría quedar restringido si la tierra patria americana o el territorio de algún aliado nuestro fuese sujeto a un ataque por alguno de estos regímenes maleantes.
La tesis del reporte es tan sencilla como brutal. El summum bonum de todo es la proyección del poder americano. Casi todos los elementos de la política exterior de Bush se encuentran en el reporte, incluso el unilateralismo, el abandono de la renuncia al primer uso de armas nucleares ( por implicación), el supuesto eje del mal, la obsesión con Irak, y hasta la alegación, hecha en Cincinatti, de que Irak constituía una amenaza a América porque podría apuntar misiles contra la tierra patria de los Estados Unidos. Ni tampoco se debe pensar que todo esto es resultado de una coincidencia. El reporte refleja un resurgimiento de la extrema derecha Reaganista hoy día encabezada por Cheney y Rumsfeld. La traza en breve…
Donald Rumsefeld ha sido un halcón entre halcones desde los años setenta cuando, sirviendo en la administración del presidente Ford, se dedicaba a desbaratar los esfuerzos de Kissinger para concluir el tratado Salt II. Rumsfeld también sirvió de mentor para el aquel entonces joven Cheney. El eje Rumsfeld-Cheney tendría una larga historia.
Durante la administración de Bush I, Cheney fue nombrado Secretario de Defensa. Según las Memorias de Powell, Cheney y su entonces subsecretario, Paul Wolfowitz, ( el actual subsecretario de Rumsfeld), aseguraron que la comitiva que dirigía la formulación de la política estrategica del Pentágono fuese llenada de halcones de la antigua administración de Reagan. En esos días, Cheney protagonizaba una línea dura contra la Unión Soviética con el propósito de aumentar la fragmentación de ese imperio aun si esto corriera el riesgo de provocar violencias serias. Cheney también pidió del General Powell, un estudio con respeto al uso de armas nucleares en la Guerra del Golfo. En 1990, Cheney ordenó otro estudio sobre la misión geopolítica de los Estados Unidos a finales de la Guerra Fría. El reporte, cumplido en 1992, aceptaba que la misión de América consistía en asegurar su propio dominio global. Independientemente del coste, no se podía tolerar la existencia de ningún poder rival, sea Alemania, Japón, Rusia o China.
El Tiempo de Moscú opina que el estudio de 1992 no era más que un borrador para el reporte de Septiembre 2000. Con razón. La fundación New American Century – un alegato de organización educativa últimamente financiada por Rockwell Automation, un contratante del Departamento de Defensa – estaba encabezada por William Kristol, redactor Reaganista del Weekly Standard, y ( entre otros) John R. Bolton, un destacado unilateralista ( No existen las Naciones Unidas), ex asesor al senador Jesse Helms, y actualmente (instalado por Cheney) subsecretario de defensa para asuntos internacionales y control de armamentos. También participando en el proyecto que produjo el reporte era Paul Wolfowitz.
Después de la elección ( tal como fue) de Bush II, Wolfowitz y Rumsfeld han asegurado de nuevo que las comitivas civiles en el Pentagano estén llenas con halcones. Uno de los nombrados es Douglas Feith, quien durante la administración de Reagan era un protegido del máximo halcón, Richard Perle quien hoy día es presidente del Defense Policy Board que aconseja al Pentágono. En los años noventa y fuera del gobierno, Firth protagonizaba en contra la ratificación del Convenio Sobre Armamentos Químicos. En 1996, Firth y Perle escribieron un papel para el entonces primer ministro likudista de Israel, Benyamin Netanyahu. El papel aconsejaba descartarse del proceso de Oslo y la re afirmación de la soberanía israelí sobre la Cisjordania y Gaza. Feith también agitaba en la prensa para la re ocupación de los territorios palestinos no obstante del previsible alto precio en sangre.
Sin trazar todas las vinculaciones entre individuos, o entre fundaciones y los varios departamentos de estado, este perfil ilustra de manera general la red Reaganista detrás del reporte. Lo que es evidente es que la geopolítica de Bush II fue elaborada desde hace años por un cabal ultraderechista bien organizado y tenaz. Los eventos de 11-9 no desviaron nada. Al contrario, dieron ocasión para elaborar nuevas medidas policiacas y experimentar con el uso de la guerra confabulada en Afganistán. De todos modos, tres meses después del ataque contra las Torres Gemelas, en su discurso a la Unión en Enero 2002, Bush, de repente pronuncio su memorable y sorprendente condenación al eje de mal. ¿De donde surgió eso? Ahora se sabe que Bush solo retornaba a su guión.
Lo que sorprende no es que un imperio se respalde con la fuerza, sino que el reporte para el Nuevo Siglo Americano no abarque ninguna visión más allá de la imperiosidad. El cabal detrás el reporte, aparentemente, no ve ninguna diferencia entre Augusto y Atila. Pero si nosotros nos acordamos de la paz romana es porque en el último análisis ésta reflejaba un consenso entre los pueblos y difundía la prosperidad e intercambio cultural por el mundo mediterráneo. La pax americana postulada por el reporte no ofrece más que la política del Gran Palo ( Big Stick) ajustada para el siglo XXI. Y esto en el reporte lo dice explícitamente como si fuera cosa de orgullo.
Aparte de los curiosos sentidos psicológicos, el poder como fin en si mismo no tiene sentido, y resulta que nos quedamos buscando un motivo, sea cual sea, detrás de las exigencias de la propuesta de paz bélica. Las vinculaciones entre Cheney y los intereses de las petroleras señalan al petróleo como motivo. Por otra parte, las afiliaciones entre Wolfowitz o Perle y los intereses israelíes implican a éstos como el impulso detrás la política. Los contactos entre Rumsfeld y el complejo industrial y militar apuntan hacia los contratos lucrativos para nuevos armamentos. ¿Tiene que ser uno o el otro? No; y me parece un error buscar a demasiada lógica en la formulación de las políticas. Claro que proyectos políticos se pueden elaborar con una coherencia ideológica y visión abarcadora; pero no es necesario. Es enteramente posible que los dichos tres intereses hayan confluido ( o conspirado) de manera ad hoc ( o como ladrones que se encuentren en el camino) para producir la misma política, simplemente porque el principio que los une no es más que el pillaje de una forma u otra, y lo que saben es que para hacer pillaje se necesita palo, o contadores – pero hablamos de la política internacional.
La política del eje Rumsfeld-Cheney no resta sin la oposición de casi todo el establecimiento de la política exterior tradicional a partir de Robert McNamara ( secretario de Defensa bajo Kennedy y Johnson quien ha criticado vigorosamente al abandono del tratado ABM y la dejadez de la doctrina de no iniciar el uso de armas nucleares) hasta James Baker III ( secretario de Estado bajo Bush I quien se opuso públicamente contra el unilateralismo y la de propuesta invasión a Irak, el que casi tildaba de idiota a Bush II). La oposición no se funda en ningún idealismo transcendente, pero simplemente en la realización fría y pragmática que los Estados Unidos no puede oponerse a todo el mundo; y si no, tendrá a fuerza que tomar en cuenta lo que el mundo opina y desea; y si tiene que hacerlo es mejor que lo obtenga con gracia.
En vista de la oposición doméstica e internacional, sorprende que la política de Rumsfeld y Cheney todavía tienga vida. Pero si la tiene; y bastante. Habrá que ver el grado en que la oposición logra modificarlo.
Bravo. San Francisco, California. EE.UU. 17 Octubre 2002
Para más información:
– Project for The New American Century – http://www.newamericancentury.org/
– The Onion – http://www.theonion.com/