De nuevo ha vuelto a llover en Barcelona y alrededores, también se ve que por las tierras que bordean el mar Cantábrico le pega de lo lindo, el agua inunda calles, casas, y desbarajusta las redes de tendido eléctrico y de teléfonos. Tantas comodidades y tecnologías, de nada sirve, llueve un poco y la naturaleza pone en jaque a la sociedad.
La lluvia ha anegado chalets en poblaciones circundantes a la gran ciudad de Barcelona, su construcción a destajo y en tierras no adecuadas ha hecho que el agua se apodere de sus habitaciones, dejando las camas y las mesas flotando a varios centímetros del suelo, un retrato surrealista y encantador. Las lluvias también inundaron varias estaciones del ferrocarril subterráneo, y dejaron inutilizadas las instalaciones del aeropuerto, las aguas en esta infraestructura se apoderaron de la torre de control. Menudo control sobre las fuerzas de la naturaleza, del todo nulo. Nuestro gobierno que estos días esta de gira por Cataluña, sin que ello en un principio se haya demostrado que tenga nada que ver con las precipitaciones, dentro del plan turístico promocional, visitó las instalaciones del aeropuerto del Prat para inaugurar las obras de la tercera pista de aterrizaje, en vistas del infortunio con las lluvias que citamos un poco mas arriba, salió por televisión el señor ministro de Fomento Alvarez Cazcos y dijo que la torre de control del aeropuerto se haya ubicada en un mal lugar. Vaya, menos mal que ahora están haciendo otra torre de control, supongo que el ubicar mal una torre de control debe ser un descuido, como el tema de los chalets esos que comentaba antes, aunque claro de torres de control no se hacen cada día.
Las fuertes tormentas eléctricas a mi mismo me acojonaron vivo ayer por la noche, un rayo luminoso y un trueno compañero se hicieron notar muy cerca e hicieron saltar el contador de la luz. Uno se siente poca cosa, insignificante ante tal poderío sobre humano, uno se humaniza, y le da por pensar un poco sobre ello: nuestras construcciones e infraestructuras no se hacen adecuadamente. Sin indagar demasiado en las causas de ello, aunque en mente de todos aparece el factor económico, seria de recibo que tanto las construcciones, infraestructuras, sean las que sean, de carácter vial, de suministro, etc, deberían realizarse correctamente, en el lugar correcto, y contemplar las precipitaciones naturales, al menos en un margen considerable. Es algo a pensar y posible, si tenemos en mente las recientes inundaciones que asolaron centro Europa.
En cuanto a lo del carácter social de la lluvia y de las precipitaciones, pues yo lo veo evidente, en nuestra sociedad donde impera y se sostiene que solo hay una vía económica y política factible, el verdadero ente antisitema son las fuerzas de la naturaleza. El ver que no somos nada ante esta colosal fuerza, hace que nos sintamos cerca de nuestros parecidos, que nos ayudemos y hasta seamos mas sociales, cada vez que llueva o nieve de tal forma deberíamos aprender la lección: vivimos en una tierra de la cual no somos los amos, somos simples okupas y deberíamos respetarla, construir nuestras cosas de forma inteligente a resguardo de las precipitaciones, pensar que el medio ambiente y los recursos naturales no son infinitos, en definitiva, ayudándonos si hace falta cada día recordando con ello lo cercanos que nos sentimos cuando el enemigo exterior aparece.
Marlowe. Barcelona. 11 Octubre 2002.