Kriptopolis, la comunidad virtual que desde hace años aporta a la red grandes conocimientos sobre seguridad informática, Internet y programación, cierra sus contenidos en abierto, y se replantea a si misma. Kriptopolis, el proyecto que desde hace meses ha luchado por la libertad en Internet en contra de LSSI española, puede ser la primera víctima de la censura gubernamental en nuestra red.
Por José Manuel Gómez, editor
La mala noticia es que este web desaparecerá el 1 de Octubre. La buena, que Kriptópolis reaparecerá antes del 12-O bajo un nuevo formato. Si quiere conocer todos los detalles, continúe leyendo…
Como muchos de ustedes recordarán, hace ahora justo un año, Kriptópolis decidió abandonar su formato habitual (revista web) para reconvertirse a una comunidad virtual. Muy lejos de meras posturas estéticas tan al uso, se trataba de ceder el uso efectivo de la palabra a sus ciudadanos.
A lo largo de estos meses, miles de personas han apostado por la iniciativa, obteniendo su ‘ciudadanía’ y deambulando en plena libertad por sus calles y plazas. Durante estos doce meses, las noticias de Kriptópolis han sido remitidas y comentadas por sus propios lectores. Ellos han expresado libremente sus opiniones en decenas de encuestas, han aportado sus enlaces favoritos y han remitido a este web los ficheros y documentos que querían compartir con la comunidad. Durante este año, casi 6.000.000 de páginas vistas, más de 15.000 usuarios registrados, 3.000 comentarios a las 800 noticias publicadas, más de 200 enlaces y más de 100 documentos y ficheros para descargar, son cifras que hablan por sí mismas sobre la acogida de la idea.
No obstante, en este último año la situación de las libertades ha empeorado sensiblemente. En base a un suceso trágico (cuya etiología última quizás tarde años en aclararse), parece haberse emprendido una cruzada de ámbito mundial que, en base a amenazas (algunas reales, la mayor parte tan sólo supuestas o quizás incluso inventadas), está suponiendo un retroceso en los derechos civiles que difícilmente hubiéramos aceptado hace sólo un par de años. Los legisladores de lo que veníamos denominando hasta ahora «mundo libre» han sabido aprovechar el tirón, y andan últimamente muy ocupados tratando de llevar a la letra de la ley el nuevo orden mundial. Como consecuencia, el siempre delicado equilibrio entre libertad y seguridad se está desplazando peligrosamente a favor de una determinada concepción de la segunda.
Por supuesto Internet no escapa a la nueva dialéctica. Así, en nuestro ámbito más cercano, tanto los burócratas europeos como nuestros propios dirigentes nacionales, parecen haber decidido dar rienda suelta a su tradicional desconfianza en la Red como medio libre. Entre unos y otros, están dando forma a una «tenaza» legislativa que amenaza con convertir el uso de Internet en una actividad de alto riesgo.
En España, el nuevo estado de cosas tiene fecha de arranque: 12 de Octubre (entrada en vigor de la Ley de Servicios de la Sociedad de la Información, LSSI). A partir de ese mismo día, cualquier ciudadano que se conecte a Internet deberá resignarse a que todas sus actividades en la Red puedan ser cuidadosamente registradas, y almacenadas durante un año a disposición de quien convenga (o quizás no). Al menos dos derechos constitucionales (la presunción de inocencia y el secreto de las comunicaciones) se encuentran aquí en peligro. La situación de los editores digitales es aún peor, porque deberán lidiar con un tercer derecho en riesgo: la libertad de expresión. Los negocios on-line, por su parte, tendrán que afrontar nuevas trabas que les harán pensar -en buena lógica- que puede resultar más sencillo, seguro y barato sacar sus negocios de la Red. Aunque ninguno de los responsables políticos directos de esa ley continúa ya en sus cargos, el ministerio del ramo, por su parte, ha venido excusando todos estos peligros en base a la instauración de una supuesta nueva situación de «seguridad y confianza» en la Red. Una vez más, el tiempo dará la razón a quien la tenga pero, a estas alturas, sólo la interposición de un recurso ante el Tribunal Constitucional puede detener tan peligroso experimento. Me consta que hay algunos movimientos en esa dirección pero el tiempo apremia y, mientras no se concreten, habrá que seguir dudando de que todas las instancias políticas o institucionales no contemplen las medidas controladoras del gobierno como algo que, en última instancia, pudiera resultarles de utilidad algún día.
En mayo de 2001 ya les anuncié que la aprobación de la LSSI supondría, en mi opinión, una «sentencia de muerte» para Kriptópolis y toda la Internet libre española. Como usted sabe perfectamente, desde Kriptópolis hemos hecho cuanto ha estado en nuestra mano (y siempre desde el más escrupuloso respeto a la legalidad) para intentar detener esta tropelía. De hecho, la lucha contra la LSSI ha sido casi nuestro tema monográfico durante 16 meses. Por supuesto, en un contexto general tan desfavorable y dada la tremenda desproporción de fuerzas en la que nos hemos movido, todos intuíamos que la batalla estaba perdida de antemano. Aún así, alguien tenía que librarla y Kriptópolis no ha rehuido la lucha. Por eso hoy, a punto de agotarse los últimos cartuchos, mis colaboradores y yo mismo no podemos presentarles más que la satisfacción del deber cumplido, a la vez que nos ratificamos en todas y cada una de nuestras posiciones de entonces. Llevo siete años diciéndoles que la batalla definitiva por el derecho a la criptografía, la privacidad, la seguridad y la libertad por Internet habría de librarse en el ámbito legislativo; que de nada nos sirven las herramientas disponibles si se nos prohíbe utilizarlas; que la técnica no puede ser nunca neutral y que desde Kriptópolis lucharíamos por acercarla a los ciudadanos; que, pese a los temores de algunos, Kriptópolis no aspira a representar a nadie ni, por tanto, a competir por supuestas representatividades con ninguna de las asociaciones ya existentes; que Kriptópolis no dispone de más medios ni recursos que la fuerza e irreductibilidad de sus argumentos, su compromiso con los mismos y el eventual apoyo que éstos puedan recibir por parte de sus lectores.
La pregunta ahora es: ¿cómo puede afectar la nueva situación legal que se inicia el 12-O a Kriptópolis? Dado que este web ha liderado durante año y medio la oposición a esa ley, y a pesar de que continúa sin desempeñar actividad económica alguna, mis asesores legales no cesan de aconsejarme que adopte las máximas precauciones. En la práctica, y dada la ambigüedad de la ley, las medidas preventivas a adoptar son tantas que la decisión más confortable sería cerrar. No obstante, a nadie se le escapa que tirar la toalla precisamente ahora representaría una claudicación; ceder a la presión y arrojar por la borda todo lo construido en estos siete años. En todo caso, el inminente 12-O y lo que representa, me obligan a adoptar una decisión urgente, por muy provisional que ésta pueda resultar.
Por tanto, y de no variar sustancialmente la situación en los escasos días que restan para la entrada en vigor de la LSSI, el día 1 de Octubre procederé a CERRAR EL WEB ACTUAL, con la consiguiente desaparición de toda su estructura y contenidos, así como de la condición de ciudadanía de sus actuales usuarios. Para el día 12-O intentaré poner on-line un NUEVO WEB de Kriptópolis, que servirá a partir de entonces de punto de encuentro con nuestros lectores. La idea es regresar a nuestro formato original de revista digital, donde se publicarán -como antes- contenidos preferentemente inéditos, elaborados para Kriptópolis por un equipo de colaboradores altruistas, algunos de los cuales ustedes ya conocen (como Manuel Lucena, David Casacuberta, Carlos Sánchez Almeida…), y otros nuevos, seleccionados entre aquellos lectores que se han caracterizado por la calidad de sus aportaciones durante la etapa que ahora finalizamos. Por supuesto, y como siempre ha sido norma en esta casa, la posibilidad de colaborar seguirá permanentemente abierta a todo el que comparta nuestras inquietudes y pueda aportar a la revista contenidos originales y de calidad.
En definitiva, espero seguir contando con su apoyo, confianza y, si es posible, también con su colaboración, para esta nueva etapa de Kriptópolis.
José Manuel Gómez
kp2002@kriptopolis.com
Editor
KRIPTOPOLIS