Un respiro a la socialdemocracia

Tras los recientes fracasos electorales en Dinamarca, Francia, Portugal y Holanda, la socialdemocracia reafirma su mandato en dos países clave de la Unión Europea.

Si el 15 de Septiembre eran las elecciones suecas las que arrojaban un balance esperanzador al proyecto de izquierdas, una semana después es el canciller Gerhard Schröder el que revalida su mandato al frente de una coalición en la que ha sido vital el porcentaje de votos que han obtenido Los Verdes, gracias al liderazgo de un Fischer cada día más apreciado en el país germano.

La victoria, aunque in extremis, del proyecto socialdemócrata, representa un hecho fundamental ante un panorama internacional que hace tan sólo dos meses (con una entonces previsible victoria de Stoiber) se veía de forma cada vez más unificada en el seno de la Unión Europea. Paradójicamente, Irak y las inundaciones salvaron el puesto al canciller alemán, pues la pasividad del opositor bávaro en ambos temas supondrían a la postre su derrota en las urnas.

Pese a haber enviado tropas a Afganistán hace tan sólo un año, Schröder rechazó repetidamente durante toda la campaña electoral el previsible ataque a Irak, cuando sus homólogos europeos Blair, Berlusconi y Aznar ya habían respaldado por completo la iniciativa del gobierno norteamericano. Hasta tal punto es el sentimiento de rechazo por parte del gobierno alemán hacia la política exterior de Washington que la ministra de Justicia estableció una polémica comparación entre Adolf Hitler y George W. Bush que previsiblemente le costará el cargo.

Además del papel crítico que la coalición aporta en materia internacional, sobre todo en lo que se refiere a Estados Unidos, la Unión Europea mantiene un carácter mínimamente plural, que sin duda beneficiará el debate de cualquier proyecto futuro.

Pero quizá lo más destacable sea el ascenso de una fuerza (Alianza 90/Los Verdes) que rompe así el bipartidismo hacia el que parecían estar evolucionando de forma imparable todos los estados democráticos. Y es que si se puede decir que hay un vencedor en estos comicios, éste es, sin duda, Joschka Fischer, hasta hoy ministro de Asuntos Exteriores de la coalición rojiverde. Con un carisma envidiable por cualquier político, sin renegar jamás de su pasado rebelde, ha salvado a su partido

Existen retos pendientes de los que el gobierno debe ser consciente, sin caer en la fanfarronería que a veces muestra sin reparo Schröder, y afrontar problemas internos con seriedad, pero manteniendo siempre la personalidad crítica de un país que sigue siendo el corazón de Europa.

Eli. Pontevedra. 23 Septiembre 2002