Camino a la Perdición

Road to Perdition. EE.UU. 2002.
Dirección: Sam Mendes
Interpretes: Tom Hanks, Paul Newman, Jude Law, Jennifer Jason Leigh, Stanley Tucci, Daniel Craig, Tyler Hoechlin, Liam Aiken, Ciarán Hinds, Dylan Baker, David Darlow.

Camino a la perdición es una joya del cine clásico-contemporáneo, una obra que estéticamente es inmejorable y derrocha talento técnico por los cuatro costados.

Sam Mendes, quien ya hiciera American Beauty, esta demostrando ser, con solo dos largometrajes, uno de los grandes de Hollywood y de la industria del cine mundial.

Este film consolida a Mendes y su equipo como artífices de un cine intelectual, estético y de muy buena factura, en este caso tiene los oscarizados Tom Hanks y Paul Newman, este último con cerca de ochenta años, hace de jefe de una mafia irlandesa en los Estados Unidos de América a principios de los años treinta, Hanks hará de gangster a sus ordenes.

El drama comienza cuando uno de los hijos de Mike Sullivan (Tom Hanks) es testigo presencial de un encargo de asesinato perpretado por su padre y Connor, el hijo del Señor Rooney, el cual esta un poco desequilibrado, digamos que de gatillo facil…

Connor y su padre, el padrino de esta historia, intentarán asesinar a Sullivan contratando incluso a un asesino a sueldo algo peculiar.

Mike no quiere su mismo destino para sus hijos y los intenta siempre alejar de su vida profesional, la historia esta contada en flashback por este hijo que presenció esos asesinatos, con voz ruda en off, una dureza también de espíritu por un niño que se le torció la infancia por una inocente curiosidad, tratar de espiar al padre en uno de sus encargos.

Cuenta con una preciosa banda sonora compuesta por Thomas Newman, una maravilla de dirección artística y fotografía, una delicia de película cuidada al detalle. Mendes sorprende con esta obra tan distinta a su Belleza Americana (1999), este autor teatral de prestigio en sus representaciones londinenses no para de hacer producciones de máxima calidad y sin escatimar en gastos, en esta ocasión nos presenta una obra clásica, de gangsters en la América de después de la depresión, donde las familias traficaban con alcohol y la vida tenia un bajo precio.

Inevitable comparación con El Padrino (Francis Ford Coppola, 1972), por su coincidencia de personajes, lugar y fecha, aunque esta producción no alcance la altura de la gran obra maestra escrita por Mario Puzzo. Tiene todos los ingredientes necesarios para ser una gran película, que de hecho lo es, pero el desarrollo de los personajes no es rico, se queda un poco en la superficie y no se ahonda con acierto en su perfil personal.

Seguramente estará nominada a numerosos oscars, y probablemente dirección artística y fotografía tengan su merecido premio en esta cinta en la que todo está impecable, hasta el sonido es impresionante, si tienen la oportunidad de verla en un cine, mejor si es moderno, notará que los casquillos de las balas estarán cayendo prácticamente a su lado. Recomiendo que vaya al cine, se siente cómodo y disfrute de ella.

Vibrissae. Sevilla. 13 Septiembre 2002.