La ciudad sudafricana será la sede, del 26 de agosto al 4 de septiembre, de la cumbre sobre el Desarrollo Sostenible. Durante esta semana y media dirigentes de más de 180 países tratarán de hacer un diagnóstico del planeta, muchos de ellos quizá aún preocupados por los devastadores efectos que las lluvias torrenciales provocaron en sus países.
Con el cambio climático asumido como un hecho por la comunidad científica, esperamos que ningún presidente ose desafiar esta y otras evidencias. Porque a estas alturas ya deberíamos tener claro que la selva amazónica se reduce desorbitadamente, los polos se deshielan, los vertidos indiscriminados destrozan el hábitat de miles de especies, la seguridad nuclear es más que dudosa y el efecto invernadero no es un invento de la ciencia-ficción.
Pero no nos engañemos, hasta el más mediocre de los agoreros podría adivinar lo que oiremos de ciertos personajes en Johannesburgo. Términos como peligroso, alarmante, preocupante o amenaza serán estratégicamente empleados por quien tenga la repetitiva función de elaborar los mensajes del presidente de EEUU y de algún otro de la Unión Europea. Para George Bush la política medioambiental sigue supeditada al rumbo de la economía. Y aunque ni el más corrupto tribunal de Texas haya podido inculpar a ningún animal en los escándalos de Worldcom y Enron, todos ellos deben asumir las consecuencias.
Nuestro presidente acudirá a esta nueva cita con el talante dialogante y comprometido al que nos tiene acostumbrado. Quizá esta vez tenga suerte y ningún maleducado presidente enturbie sus buenas intenciones, como hizo su amigo bolivariano en aquellos tiempos en los que ostentaba la presidencia de la Unión Europea. Hugo Chávez se atrevió a reclamar hechos y no sólo meras intenciones. Pero hay que caminar sobre seguro, aunque sea despacio, y en ese caso lo importante era que José María Aznar sentía simpatía por Latinoamérica, en el que nos ocupa ahora lo fundamental es que todos estamos (y están) de acuerdo en que deseamos un mundo precioso, casi casi como el del Jardín del Edén. De los peros se ocuparán en posteriores cumbres, quizá en alguna de historiadores en el 2300 en la que se debata las causas de la desaparición del entorno natural.
Medio mundo está espectante por el rumbo que tomen las negociaciones que se desarrollarán en esta cumbre; el otro medio lo está mirando a un cielo del que llueve demasiado unas veces y nada otras, a un río convertido en cauce radioactivo, a una trucha con tres ojos o a una desconcertante y mediocre campaña anti-incendios.
Eli. Pontevedra, Galicia. 17 Julio 2002.