Con tanta expectación no era de extrañar que el séptimo puesto conseguido por Rosa, ayer en el Festival de Eurovisión celebrado en Estonia, tuviera un sabor a derrota.
En mi opinión, el tema que España presentó, Europe’s Living a Celebration, tampoco se merecía más, pero teniendo en cuenta el bajísimo nivel musical que hubo en el certamen, muchos pensarán lo contrario. Tan solo unos pocos presentaron una canción con un poco de gracia. Países como Francia o la Gran Bretaña, ambos quedaron justamente por encima de España, optaron por presentarse con cantantes y temas de calidad.
Un total de veinticuatro países compitieron ayer en Tallin. La canción que ganó este año fue I Wanna cantada por Marie en representación de Letonia. Optaron por una escenificación que gustó mucho y gracias a la cual consiguieron, por vez primera, ganar el festival.
El resultado final fue Letonia 176 puntos, Estonia 111, Reino Unido 111, Francia 104, Chipre 85 y España 81. Dinamarca quedó en último lugar con 7 puntos, salvando el honor al no quedar a cero como otros años ha sucedido.
Espero que nadie olvide que el festival de Eurovisión no es más que un espectáculo televisivo sin ningún interés musical, y en mi caso, de ningún tipo. Poco importa quien gane, de que país sea, o si es justa su victoria. La música no es competición, no es un deporte. Si quieren ver espectáculos musicales auténticos, salgan de casa, acudan a los conciertos.
opopo. Barcelona, 26 mayo 2002