Normalmente se habla de que la leche es un alimento sumamente indigesto. Tomar leche sola, normalmente fría, suele ser una prueba bastante dura para la gente de estómagos delicados, y en algunos casos se llegan a diarreas y vómitos.
Se suele hablar de que la flora intestinal es la encargada de romper los enlaces de la lactosa, altamente resistente a la digestión; bien, esto es cierto solamente de forma parcial. Es cierto que la flora bacteriana contribuye a disolver los enlaces glucosa-galactosa, y por ello un individuo con flora bacteriana disminuida (por motivos x, como tomar demasiados productos picantes, por ejemplo) tenderá a desarrollar intolerancia a la leche. Pero también el cuerpo humano genera una enzima, la lactasa, cuya producción es más grande en la infancia, y que suele disminuir a medida que se desarrolla el individuo. Así, un individuo adulto que vea reducida su flora bacteriana tiene muchas más posibilidades de desarrollar intolerancia a la leche que un niño cualquiera.
C0ven. Barcelona, 12 Marzo 2002