Hace unos días se abrió en el foro una interesante discusión sobre la enseñanza de la informática en los colegios e institutos. Si bien no se han producido muchos comentarios de personas distintas (quizá debido a la novedad de los foros) sí que hemos podido asistir a una rica variedad de opiniones.
Como contrapunto a alguna de ellas voy a dar en este artículo mi opinión personal al respecto, enlazándolo en cierto modo con el actual debate sobre la reforma de la enseñanza secundaria.
Actualmente es imprescindible que una persona escolarizada sepa, como mínimo, utilizar un ordenador. No se trata de un capricho electoralista. Hoy por hoy prácticamente todos interaccionamos con algún tipo de aparato informático durante el día. Pensad en cada vez que váis a retirar dinero del cajero automático o cuando hacéis la compra de un ticket de metro en un expendedor automático. Ya a un nivel más avanzado son muchas las profesiones que requieren un conocimiento de informática como mínimo a nivel de usuario. Negar a los escolares unos conocimientos en esta área es como negarles el conocimiento de un idioma extranjero o de las matemáticas.
Una vez claro que en el currículum escolar debe haber un lugar para los conocimientos de informática, la pregunta que se plantea es cómo estos conocimientos deben ser adquiridos. Aquí ya se producen diversidad de opiniones: algunos sostienen que lo mejor es utilizar la informática como una herramienta auxiliar para el aprendizaje de otras materias; otros sostienen la conveniencia de disponer de una asignatura independiente.
Mi parecer se decanta más por una solución mixta, en las que se combine el uso del ordenador como una herramienta auxiliar (para realizar trabajos, por ejemplo) con cursos cortos en los que el aprendizaje de herramientas informáticas sea el objetivo principal del curso. Estos cursos podrían realizarse a razón de uno por año, siendo su duración de un trimestre, y combinándolos con otras materias (al estilo de la EATP que hacíamos en BUP).
Más importante que el ?qué? es el ?cómo?. La enseñanza tiene que motivar a los estudiantes. Casi todos nosotros hemos conocido a lo largo de nuestro periodo escolar asignaturas que sobre el papel parecían muy interesantes pero en la práctica pasaron sin pena ni gloria. Mi recomendación es, como en el resto de materias, intentar ser parsimonioso: más vale enseñar poco y enseñarlo bien que no intentar abarcar mucho y acabar desconcertando a los escolares.
En el foro se planteó también si eran los colegios o institutos el sitio adecuado para introducir el software libre. Creo que no hay inconveniente en que así sea. En primer lugar, software libre no significa siempre software con mayor complejidad de uso. Si bien las herramientas más conocidas (como el sistema GNU/Linux) sí son más complejas de usar, existe software libre que requiere el mismo tiempo de aprendizaje que un software de tipo propietario (pensemos en el tiempo que cuesta aprender a utilizar Openoffice o Abiword y el tiempo que cuesta aprender a utilizar Microsoft Word). En segundo lugar, no hay mejor lugar que una escuela o instituto para explorar los secretos de la informática. Si no es allí donde motivamos a los estudiantes a aprender por su cuenta, ¿dónde lo haremos?
Alguien puede objetar que en una misma clase nos podemos encontrar con el típico estudiante con unos conocimientos de informática mayores incluso que los del profesor y con personas con poca o nula motivación para la interacción con los ordenadores. Mi respuesta es que éste es un problema de organización escolar. No todos los bachilleres tienen que saber programar en ensamblador, sólo se requieren unos mínimos, que pasan por saber utilizar el ordenador para redactar una carta, realizar cálculos o buscar información para realizar un trabajo. No obstante, tan ridículo como obligar a los bachilleres a programar en ensamblador es ?igualar por debajo?, obligando a realizar a estudiantes con conocimientos avanzados a aprender cosas básicas. Insisto en que este problema es un problema esenciamente organizativo. Si hay estudiantes muy motivados para la informática, éstos pueden hacer de ?profesores? al resto de sus compañeros o se pueden diseñar actividades específicas para ellos.
Finalmente no debemos olvidar que hay un largo camino a recorrer también en los estudios superiores. Es aquí donde se puede trabajar en el aprendizaje que requiere mayor complejidad (por ejemplo, programación o funciones avanzadas de usuario). Es aquí también donde puede incidirse en el uso de sistemas operativos de carácter libre. Pero poco se podrá hacer en la Universidad si los estudiantes llegan con unos conocimientos informáticos prácticamente nulos.
Datum. Barcelona. 5 Marzo 2002