El papel de la Sociedad Civil

De un tiempo a esta parte, existe la tentación por parte no sólo de determinados políticos, si no también de algunos ciudadanos, de exigir una mayor responsabilidad a la sociedad civil en la resolución de ciertos conflictos.

Curiosamente, cuando se exigen este tipo de iniciativas sociales, tienen mucho que ver con la exigencia de excluir o arrinconar a parte de esa misma masa social. Como si fuera misión de la propia sociedad obviar a una parte de si misma. Curiosa contradicción, sólo entendida en esa poderosa y engañosa dialéctica de mayorías y minorías, o buenos y malos que está tan en boga últimamente.

Yo soy, probablemente, parte de esos ingenuos que creen que la acción comunitaria debe tender hacia el desarrollo y no hacia la regresión, o lo que es lo mismo, a integrar y no a marginar. El desarrollo comunitario siempre ha potenciado no sólo la acción de la propia comunidad, si no también su concientización, o lo que es lo mismo, el descubrimiento de si mismo y de la sociedad y la creación de una conciencia critica, como elementos fomentadores de las transformaciones sociales. Pero en la actualidad, cuando se plantean estas nuevas obligaciones sociales, se hace marcando previamente metas y objetivos, o lo que es lo mismo negando, el derecho a análisis y a la discusión.

?La pedagogía dominante es la pedagogía de las clases dominantes? (Paulo Freire). La educación liberadora es incompatible con una pedagogía que ha sido práctica de dominación.

Aun me resulta más curioso este tipo de propuestas, cuando en determinados momentos hay grupos sociales que apuestan por la acción frente a determinadas propuestas más o menos institucionales. En este campo los ejemplos podrían ser numerosos, pero me voy a ceñir a uno que últimamente ha estado en boca de muchos: el llamado por unos, movimiento antiglobalización y por otros, movimiento en post de otro tipo de globalización. Curiosamente, este movimiento esta integrado por multitud de grupos y colectivos sociales que han reflexionado, discutido y finalmente, decidido trabajar en contra de los dictados realizados por los gobiernos y conjuntos de capital más importantes. Sus acciones, ya las conocemos, así como también la respuesta de los Gobiernos y buena parte de los medios de comunicación. Parece ser que cuando las respuestas son previamente discutidas, suelen no coincidir demasiado con los intereses del poder dominante. Quizás por eso no convenga tanta dialéctica y haya que marcar el camino a seguir, no sea que la sociedad civil se salga de la línea. Y claro, cuando uno se sale del buen camino, ya pertenece al club de los malos, y se convierte cuanto menos en un taliban.

Uno que, definitivamente si que es un ingenuo, no termina de entender como si es tan importante la sociedad civil, no se han puesto mecanismos para potenciar una participación real y activa de ésta en la toma de decisiones. Desde que los grandes partidos decidieron cual iba a ser el rumbo del Estado, Nación… o como quiera llamársele, que no estoy yo como para entrar ahora en este debate; el poder de la sociedad civil ha ido perdiendo peso. Así frente a la importante presencia de ésta en el comienzo de la transición, donde los colectivos sociales, culturales, asociaciones de vecinos…. tuvieron enorme presencia y peso en los acontecimientos que tuvieron lugar en aquella época y que posibilitaron la llegada del sistema democrático, hemos pasado al poder de los partidos, donde la sociedad civil organizada ha ido perdiendo peso, presencia y organización. Claro que cuando no existe organización social, es más fácil teledirigir la acción, ¿no?…

Mecanismos que potencien una mayor presencia de la sociedad civil en la toma de decisiones, y por tanto una mayor democracia, parecen ser tema tabú. Así se obvia hablar de listas abiertas, de convocatoria de referendums en temas importantes, en la participación de los grupos sociales implicados a la hora de las grandes decisiones (un ejemplo bien cercano lo tenemos en la LOU, revalida…), a favor del poder de decisión de los partidos políticos. El ciudadano se limita prácticamente a votar cada cuatro años, como si eso fuese una ?carta blanca? sobre la base de la cual todo es legítimo.

¿Y ahora quieren que la sociedad civil lidere la acción contra ETA, por ejemplo? ¿No resulta bastante hipócrita? Creo que si, al menos tan hipócrita como la intención de ETA de controlar y manejar a su antojo esa misma sociedad civil. Parece que los que tienen el poder, bien sea a través de las urnas o a través de la violencia, y sin pretender en ningún momento equiparar a los unos con los otros, no perciben a la sociedad civil como un elemento de transformación social, quizás porque temen que eso signifique cambiar o alteraran sus propios planteamientos.

A esta petición, tanto de un lado como del otro, la podríamos definir, dentro de la retórica que se suele emplear al hablar de estos temas, como una petición-trampa. ¿En que medida puede la sociedad civil liderar algo, cuando no tiene mecanismos que posibiliten primero, una reflexión seria y profunda sobre el problema, y segundo, pero no menos importante, una capacidad real de decisión? ¿Se puede llamar reflexión a la asimilación de los eslóganes que se lanzan desde los mass-media o desde las pintadas en las paredes? ¿O es que acaso se presupone que las decisiones de la sociedad civil tienen que coincidir con las decisiones previamente tomadas por tal o cual partido político?

Sin entrar a profundizar en este caso en concreto, porque las variables a estudiar y comentar serían muchas, si hay algunos datos, cuanto menos curiosos y ciertamente contradictorios. Así, en una dinámica militar por parte de unos, y policial por parte de otros, se exige a la sociedad que entre en esa dinámica ¿Con qué intención? ¿Con qué papel? ¿Se pretende acaso potenciar eso que tanto se critico y se llamo enfrentamiento civil? Además, ¿qué solución puede aportar una sociedad que no tiene mecanismos para que sus propuestas sean, cuanto menos, escuchadas? ¿O acaso queremos una comparsa que vaya al son de la música que se le toque? ¿Acaso no será que los partidos, y por tanto los políticos, pretender esconder su propia ineficacia detrás del trabajo de los ciudadanos? Y hago referencia a los partidos, porque no creo que ETA tenga legitimidad para solucionar nada… en este campo, mis dudas van a la par que mi ingenuidad…

En síntesis, difícilmente podemos hablar de acción social cuando no se ponen los mecanismos para que ésta se lleve a cabo. Cuando nos encontramos ante situaciones como esta, si es necesario la participación de la sociedad civil, pero desde el principio, y siempre dentro de una acción política y social, nunca militar ni policial. La sociedad es sumar, restando, lo único que conseguimos es que los conflictos persistan.

Byut. Ortuella (Bizkaia). 2 Marzo 2002